¿Y las Estrategias para Controlar el Enojo?

¿Y las Estrategias para Controlar el Enojo?

La semana pasada vimos como un padre acudió a la oración cuando le fracasaron todas sus estrategias para disciplinar a su hijo. Y fue lo único que le funcionó después de intentar el cinto, gritos, amenazas, y cosas similares. Pero puede ser que para algunos padres la oración venga demasiado tarde para evitar un golpe o golpes que causen graves heridas físicas y emocionales a los niños. Pero para que no falten las estrategias, ofrecemos algunas.
Haga una película en su mente. Sí. Usted es el productor. Haga diferentes tomas. En la primera, después de propinar los gritos y los golpes, vea como viene la policía por usted. Vea como sacan las esposas, lo amarran y lo meten en la patrulla. Mire como le toman las huellas en la comisaría. Mire el flash de la cámara cuando le toman la foto para ficharlo. Póngase la ropa naranja que le dan. Escuche el golpe de la puerta de hierros cuando lo encierran en la celda. Mire el caballero (o la dama) que tendrá de compañía en su celda. Ahora vaya al tribunal. Escuche la sentencia del juez. “10 años de cárcel por maltrato infantil”. Vuelva a la celda. Escuche el golpe de los hierros. Cuando no esté enojado, repase esa película en su mente, vez tras vez.
Haga otra película en su mente. Otra vez usted es el productor. En esta toma usted se entera que su hija le echó una mentira. Usted se enoja mucho y comienza a reclamarle. Su hija le grita, y se encierra en el baño gritando. Usted guarda silencio. No le grita. No le toca la puerta del baño. Tampoco le grita que salga. Usted pone una silla al lado de la puerta. Se espera hasta que abra la puerta. Cuando abre la puerta, usted entra le da un abrazo, le dice que le quiere contar un secreto. La lleva de la mano a su habitación. Allí le cuenta las mentiras que usted misma le contó a su mamá, y todo lo que sufrió por eso. Tiene oración con ella. Le da gracias a Dios por su hija. Le regala uno de sus perfumes y le dice que la quiere mucho.
Si usted siente que no puede controlarse con #1, o #2, sálgase de la casa.
Haga otra película en su mente. Trate de ver el enojo que usted tiene dentro de usted. Dese cuenta de todo lo que sería capaz de hacer su enojo. Sea honrado con usted mismo. Entonces imagínese a su niña de 70 años. Pregúntese: ¿Qué recuerdo va a tener mi hija después de todos los golpes que yo le di? Pregúntese: ¿Qué hará que esa niña me recuerde mejor: el castigo que le quiere dar, o abrazarla y perdonarla? Pregúntese: Si usted estuviera en el lugar de esa niña, ¿qué quisiera más: el castigo o el perdón? ¿Los gritos o la oración? ¿El golpe o el abrazo?

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