¿Triste o deprimido?

Melissa G. Limón

Quizá, todos, en algún momento de nuestras vidas nos sentimos invadidos por la tristeza, la melancolía o el pesimismo. Esto es normal, ya que obedecemos a estados de ánimo propios de todo ser humano. Pero, ¿qué pasa cuando esa tristeza continúa por largo tiempo y no tiene intenciones de marcharse?

La tristeza muchas veces es confundida con depresión, ya que enmarca un estado de ánimo caído, desganado, pero caracterizado por no ser permanente. Los motivos por los cuales se puede estar triste son miles. Cada persona es diferente, por lo que marca sus tiempos de forma única ante la recuperación de algo que ya no está y que sin duda, valoraba.

Para la psicóloga social Paulina Gómez Marín, académica de la Universidad Tecnológica de México, la tristeza es sana, ya que es una emoción básica del ser humano, forma parte de un desahogo que nos permite seguir adelante

Sin embargo, no se puede decir lo mismo de la depresión. Según el Comité para la Prevención y Tratamiento de las Depresiones, es un síndrome que determina la pérdida de impulsos, provocados por un estado de ánimo negativo que requiere atención profesional, pues si no se trata debidamente, puede desencadenar en un hecho irreversible: la muerte.

La expresión “esta deprimido”, cuando alguien está triste, ayuda a confundir ambos conceptos, pero la depresión no es algo que deba tomarse a la ligera, pues es una enfermedad que afecta en lo emocional, mental y físico, por lo que requiere atención, comprensión y ayuda, ya que el afectado se siente en el más completo desamparo debido a su inestabilidad emocional.

“La depresión puede caer en cualquier persona, no importa género, edad, nivel cultural, económico o social. Puede estar motivada por algún acontecimiento en particular o una suma de factores que estancan en el ánimo” menciona la psicóloga, quien brinda algunas de las principales señales de dicha enfermedad:

Ánimo caído.

Agotamiento físico.

Exceso de sueño o falta del mismo.

Modificaciones de la alimentación (poco o mucho apetito).

Culpabilidad.

Poca capacidad de concentración.

Desesperanza.

Pesimismo.

Sensación de fracaso.

Baja autoestima.

Pérdida de interés en actividades que antes disfrutaba.

Aislamiento social.

La lista de síntomas puede ser larga, pero aquí se enumeran las más comunes, ya que al ser una enfermedad de enfoque psicológico no puede generalizarse, debido a que las personas que la padecen, pertenecen a diferentes sectores de la población y sus necesidades son muy diferentes unos de otros; además, la depresión varía de leve, moderada o grave.

La depresión es tratable, por ello es importante dar el primer paso: reconocer la enfermedad, después acudir a un centro de salud para que le apliquen a la persona un test de depresión, estos cuestionarios suelen ser gratuitos. Posteriormente, someterse a un tratamiento y acudir a grupos de apoyo.

Ahora, sabes la diferencia entre tristeza y depresión. Si conoces a alguien que la padezca, bríndale tu apoyo, ya que el amor y la solidaridad que le demuestren las personas cercanas, pueden ayudarla a sentirse mejor.

“Somos buenos,

seamos mejores”.

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bojorge@mexicounido.org.mx

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