La jaqueca no da tregua afecta aún los fines de semana

La relación entre el dolor de cabeza y el estilo de vida aún no está clara. Para algunos expertos las personas activas, que duermen más horas de lo habitual durante los días no laborables, tienden a sufrir ese desorden. En cambio otros creen que la gente es menos propensa a sufrir ataques migrañosos los domingos y festivos.

Desesperación

El 95 por ciento de la población sufre algún episodio de cefaleas a lo largo de su vida, y muchos pacientes con dolor de cabeza aseguran que viven su enfermedad desde la desesperación e incomprensión de su entorno social y familiar.

Tanto los médicos como los pacientes están de acuerdo en que disfrutar del tiempo libre con la familia no siempre es posible cuando el dolor de cabeza afecta a alguno de sus miembros.

Pero sobre lo que no hay un consenso unánime es respecto de si el problema de las cefaleas se agrava o no durante los fines de semana o en el período vacacional.

“Los cambios de horario, el descenso de los niveles de estrés y el aumento del número de horas de sueño en los días de descanso, entre otros factores, propician la aparición de cefaleas”, señala el doctor José Miguel Láinez, uno de los principales expertos mundiales en estos trastornos, y actual presidente de la Federación Europea de Cefaleas.

Este trastorno, asociado a los días de tiempo libre y ocio, surge como respuesta a un cambio en el ritmo de vida de las personas activas. Lejos de los días de trabajo, el afectado disfruta de un ambiente más relajado en el que, con frecuencia, se suceden más salidas nocturnas y un mayor consumo de alcohol.

Por ello, los expertos recomiendan hacer vida normal los fines de semana a fin de evitar provocar o agravar el dolor de cabeza. Existen hasta 150 desencadenantes posibles que nos provocan estos terribles y desesperantes dolores de cabeza: ciertos olores, cambios de presión atmosférica, la ingesta de chocolate o de cítricos, etc.

Muchos pacientes viven esta situación desde la desesperación e impotencia. “Nuestro premio a una larga semana de duro e intenso trabajo, plagado de madrugones y estrés, es amanecer el sábado con un intenso dolor de cabeza”, subrayan desde las asociaciones de pacientes de cefaleas.

Además, los afectados sufren la incomprensión de su entorno familiar y social. En ocasiones, la falta de información y el desconocimiento sobre lo incapacitante de esta patología, lleva a la pareja a pensar erróneamente que el afectado prefiere pasar el tiempo libre solo o que, entre ambos, las cosas no va bien.

Como siempre:

mejor prevenir

¿Hay solución al problema? Para el doctor Láinez, “en estos episodios de fines de semana hay que actuar como en cualquier tipo de crisis. Lo primero es intentar averiguar cuál es el mecanismo desencadenante y, lo segundo, poner un tratamiento preventivo. Muchas veces se pueden resolver poniendo un tratamiento preventivo efectivo la noche anterior”.

Además de seguir tratamientos preventivos, el paciente puede contribuir a evitar estas situaciones de fin de semana manteniendo unas constantes en su ritmo de vida, con medidas tan básicas como mantener el despertador el sábado y el domingo a la misma hora que el resto de la semana, lo cual ayuda a corregir el desorden en el patrón de sueño.

Pero no todos coinciden en que el más frecuente de todos los dolores que afectan al ser humano, aumente su virulencia los fines de semana.

Según un estudio realizado por investigadores noruegos en 84 mujeres con migraña, durante un año, somos menos propensos a sufrir ataques migrañosos los domingos y los festivos que otros días.

En tanto que algunas personas padecen las llamadas “migrañas de fin de semana”, otras dicen que tienen menos ataques de dolor de cabeza los días que no trabajan, según la investigación del equipo dirigido por el doctor Karl B. Alstadhaug, del Hospital Universitario de Noruega del Norte.

La expresión “cefalea de fin de semana” proviene de que algunas personas tienden a sufrir ataques migrañosos sobre todo los días que no van al trabajo o al colegio, pero los nuevos resultados contradicen la idea de se trata de una condición habitual, e incluso sugieren que los días libres protegen de este trastorno.

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