Ya es Hora de que la Iglesia Aborde “Ese” Tema

Hay un nuevo libro, El Amor Hace Espacio – y Otras Cosas que Aprendí Cuando Mi Hija Se Declaró Gay, por Staci Frenes, una cantante y oradora cristiana. Detalla el rito de iniciación único de una familia cristiana fuertemente evangélica lidiando con la revelación de su hija adolescente, Abby, con respecto a su atracción por el mismo sexo.
¿Qué haría su familia cristiana en tal situación? ¿Qué hay de tu iglesia? Como dicen, es complicado. Como creyentes, el proceso en el que se envuelve la familia de esta madre involucra — y se refleja — en todos nosotros. Si bien podemos felicitarlos por buscar respuestas dentro de su fe, como aquellos que defienden los estándares bíblicos para la sexualidad, no podemos estar de acuerdo con su decisión de que la atracción por el mismo sexo de su hija no es pecado y tiene la aprobación de Dios.
En medio de un examen de conciencia, la autora escribe que encontró pretenciosas las oraciones de amigos cristianos, por sinceras que sean. Ella escribe: “Me di cuenta de la base falsa y las suposiciones subyacentes en las que se basaban esas oraciones aparentemente bien intencionadas: que Abby estaba rota o tenía fallas y necesitaba una reparación … No quería que se filtrara en mis conversaciones sobre o con mi hija.” (Pág. 101).
Entonces, ¿cómo debemos responder cuando nuestros intentos de orar son rechazados? ¿Debe ser la aceptación total para mantener la relación o el rechazo total lo que interrumpe toda comunicación? Hay una tercera opción.
Durante décadas, ha habido un creciente movimiento nacional de aquellos que han abandonado la homosexualidad y el transgénero a través del poder de Jesucristo. Es conocido como el “ExGay” o el Movimiento “Once-Gay.”
Hay poco que indique que tal idea se consideró seriamente, aunque ciertamente puede haber sido presentada y simplemente no informada. Sin embargo, ¿qué ayuda puede brindar el creyente promedio para explicar esta ruta? Gran parte de la Iglesia, desde el púlpito hasta la banca, ha ignorado por completo el tema de la homosexualidad, lo encuentra incómodo, difícil de tratar y simplemente no quiere “ir allí.” Sin embargo, revelaciones como estas llegan con un gran sacrificio personal y merecen una seria consideración: todo el libro está dedicado a la lucha espiritual, emocional y relacional de esta familia.
Podemos seguir intentando volver a meter al genio en la botella, o podemos admitir que los cristianos necesitamos más comprensión, tanto de lo que dice la Biblia como de por qué lo dice. ¿Están los límites en torno al tema del pecado, incluido el pecado sexual, establecidos en las Escrituras para condenar, o son para llevar al arrepentimiento y la curación? La Biblia dice que no debemos ser definidos por nuestros tipos de pecado, sino por nuestra identidad en Cristo como Su cuerpo, llamado y santificado por Él, y creado a Su imagen. Con este fin, Dios ofrece una transformación real y verdadera que procede de adentro hacia afuera; no es simplemente superficial. Si el cambio es posible, ¿no es esa la mejor manera y, dadas A2
las tendencias actuales, no debería ser parte del discipulado de adultos?
La ignorancia puede ser una bendición, pero solo sirve para fomentar las tendencias culturales en lugar de frenarlas. Nuestras escuelas públicas, medios masivos y sociales se ven afectados, al igual que la legislación y las leyes que salen de Sacramento a una velocidad aparentemente vertiginosa. Las niñas y los niños ahora enfrentan el adoctrinamiento, K-12, a través de la educación de sexualidad integral exigida en las escuelas públicas estatales; “gay” y “trans” se han convertido en las nuevas palabras “geniales;” agregue a eso una prohibición estatal de consejería para jóvenes que desean ayuda con deseos sexuales no deseados.
Los cristianos que enfrentan estos problemas en sus propias familias continuarán enfrentando caminos solitarios dentro de la Iglesia a menos que cambiemos eso. Una iglesia no es solo un edificio; es un lugar de sanación y esperanza. Podemos permanecer fieles a nuestro estándar bíblico de que la homosexualidad es pecado y, al mismo tiempo, no abandonar a aquellos que se encuentran en conflicto. Podemos, y debemos, aprender de los ministerios que ya están hablando de este tema:
Sí, el libro de esta autora está completo; pero el libro de la vida de su familia no lo está aún. Debido a que la homosexualidad es pecado, como todos los pecados, la sangre de Jesús lo cubre. Y, gracias a la misericordia de Dios, la gente cambia. Hay muchos que pueden dar fe de ello, que dicen que están “encontrando la salida de la homosexualidad” con éxito.
Ministerios que ofrecen ayuda:
Restored Hope Network: Una coalición de ministerios que sirven a aquellos que desean superar los problemas sexuales y relacionales pecaminosos en sus vidas y aquellos afectados por la homosexualidad. Restored Hope trabaja junto con el cuerpo de Cristo, la Iglesia y para conectar a aquellos que buscan ayuda con los ministerios miembros locales y otros recursos que están disponibles, además de apoyar, equipar y conectar los ministerios miembros locales. (https://www.restoredhopenetwork.org/)
Changed Movement: Todos los que hemos cuestionado nuestra sexualidad o género recordamos nuestra profunda búsqueda de comprensión y resolución. Esto es cierto para aquellos en la comunidad LGBTQ + como es cierto para todos los que estamos representados aquí, pero nuestras convicciones nos llevaron en diferentes direcciones. Algunos creen que han encontrado la paz al identificarse como LGBTQ +, pero otros de nosotros hemos encontrado satisfacción en una elección diferente. (https://changedmovement.com/)
Libros:
Irreversible Damage: The Transgender Craze Seducing Our Daughters, Abigail Shrier, Regnery Publishing, 2020.
When Homosexuality Hits Home: What to Do When a Loved One Says, I’m Gay, Joe Dallas, Harvest House Publishers, 2015
Reclaim, Restore, Rebuild: Hope for Families Impacted by Sexual Brokenness, Carol L. Wagstaff, M.A., Redemption Press, 2018.
Escritura (RV1960):
26 Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne. Ezequiel 36:26
1 Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. 2 Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte. Romanos 8:1,2
17 De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas. 18 Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación; 19 que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación. 20 Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios. 21 Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él. 2 Corintios 5:17-21
9  ¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones, 10 ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios. 11 Y esto erais algunos; mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios. 1 Corintios 6:9-11

 

 

There is a new book, Love Makes Room – and Other Things I Learned When My Daughter Came Out by Staci Frenes, a Christian singer and speaker. It details the unique rite-of-passage of a strongly Evangelical Christian family dealing with the revelation by their teenage daughter, Abby, regarding her same-sex attraction.
What would your Christian family do in such a situation? How about your church? As they say, it’s complicated. As believers, the process in which this mother’s household engages involves— and reflects—on us all. While we can salute them for seeking answers within their faith, as those upholding biblical standards for sexuality, we cannot agree with their decision that their daughter’s same-sex attraction is not sin and has the approval of God.
In the midst of soul-searching, the author writes she found the prayers of Christian friends, however sincere, to be pretentious. She writes, “I became aware of the false ground and underlying assumptions those seemingly well-intentioned prayers were based on—that Abby was broken or flawed and needed fixing…I didn’t want it to seep into my conversations about or with my daughter.” (Pg 101).
How, then, should we respond when our attempts to pray are rejected? Must it be either full acceptance in order to keep the relationship, or full rejection that cuts off all communication? There is a third option.
For decades, there has been a growing national movement of those who have forsaken homosexuality and transgenderism through the power of Jesus Christ. It is known as the “ExGay,” or the “Once-Gay” Movement.
There is little to indicate such an idea was seriously considered, although it certainly may have been presented and just not reported. However, what help can the average believer provide in explaining this route? Much of the Church—from pulpit to pew—has altogether ignored the issue of A2
homosexuality, finding it uncomfortable, difficult to deal with, and just not wanting “to go there.” Yet, revelations such as these come at great personal sacrifice and merit serious consideration—the entire book is taken up with this family’s spiritual, emotional and relational wrestle.
We can continue to try to stuff the genie back into the bottle, or we can admit that for Christians, we need more understanding—both of what the Bible says, and why it says it. Are boundaries around the topic of sin, including sexual sin, set in Scripture to condemn, or are they to lead to repentance and healing? The Bible says we are not to be defined by our sintypes, but by our identity in Christ as His body, called and sanctified by Him, and created in His image. To this end, God offers real, true transformation that proceeds from the inside-out; it is not simply superficial. If change is possible, isn’t that the better way, and should it not, given current trends, be part of adult discipleship?
Ignorance may be bliss, but it only serves to foster cultural trends rather than putting the brakes on them. Our public schools, mass and social media are all affected, as is legislation and laws pouring out of Sacramento at seemingly breakneck speed. Girls and boys now face indoctrination, K-12, through comprehensive sexuality education mandated in state public schools; “gay” and “trans” have become the new “cool” words; add to that a statewide prohibition of counseling for youth wanting help with unwanted sexual desires.
Christians dealing with these issues in their own families will continue to face lonely paths within the Church unless we turn that around. A church is not just a building; it is a place of healing and hope. We can remain faithful to our biblical standard that homosexuality is sin, and, at the same time, not desert those who find themselves conflicted. We can—and must — learn from those ministries already speaking to this issue:
Yes, this author’s book is completed; but her family’s book of life is not. Because homosexuality is sin, as with all sins, the blood of Jesus covers it. And, through the mercy of God, people change. There are many who can attest to that, who say they are successfully “finding their way out of gay.”
Ministries that offer help:
Restored Hope Network: A coalition of ministries serving those who desire to overcome sinful relational and sexual issues in their lives and those impacted by homosexuality. Restored Hope works alongside the body of Christ, the Church, and to connect those seeking help with local member ministries and other resources that are available, as well as support, equip and connect the local member ministries. (https://www.restoredhopenetwork.org/)
Changed Movement: All of us who have questioned our sexuality or gender remember our deep search for understanding and resolution. This is true for those in the LGBTQ+ community as it is true of all of us represented here, but our convictions led us in different directions. Some believe they have found peace in identifying as LGBTQ+, but others of us have found fulfillment in a different choice. (https://changedmovement.com/)
Books:
Irreversible Damage: The Transgender Craze Seducing Our Daughters, Abigail Shrier, Regnery Publishing, 2020.
When Homosexuality Hits Home: What to Do When a Loved One Says, I’m Gay, Joe Dallas, Harvest House Publishers, 2015
Reclaim, Restore, Rebuild: Hope for Families Impacted by Sexual Brokenness, Carol L. Wagstaff, M.A., Redemption Press, 2018.
Scriptures (NKJV):
I will give you a new heart and put a new spirit within you; I will take the heart of stone out of your flesh and give you a heart of flesh. Ezekiel 36:26
1 There is therefore now no condemnation to those who are in Christ Jesus, who do not walk according to the flesh, but according to the Spirit. 2 For the law of the Spirit of life in Christ Jesus has made me free from the law of sin and death. Romans 8:1,2
17 Therefore, if anyone is in Christ, he is a new creation; old things have passed away; behold, all things have become new. 18 Now all things are of God, who has reconciled us to Himself through Jesus Christ, and has given us the ministry of reconciliation, 19 that is, that God was in Christ reconciling the world to Himself, not imputing their trespasses to them, and has committed to us the word of reconciliation.
20 Now then, we are ambassadors for Christ, as though God were pleading through us: we implore you on Christ’s behalf, be reconciled to God. 21 For He made Him who knew no sin to be sin for us, that we might become the righteousness of God in Him. 2 Corinthians 5:17-21
9 Do you not know that the unrighteous will not inherit the kingdom of God? Do not be deceived. Neither fornicators, nor idolaters, nor adulterers, nor homosexuals, nor sodomites, 10 nor thieves, nor covetous, nor drunkards, nor revilers, nor extortioners will inherit the kingdom of God.
11 And such were some of you. But you were washed, but you were sanctified, but you were justified in the name of the Lord Jesus and by the Spirit of our God. 1 Corinthians 6:9-11.