“Un Nido para el Huevito”

“Un Nido para el Huevito”

Pláticas entre Padres...

Una mañana salí al patio a tomar un poco de aire. Todo parecía hermoso, pero el griterío de unas aves en un árbol llamó mi atención. Pensé que era un asunto de aves que no podía entender. Luego, bajé la vista. En una esquina del patio estaba la gata lamiéndose una pata. Y ahí, casi a mis pies estaba un huevito blanco encima del zacate verde y recién cortado. Me incliné a observar el blanquillo. Era pequeño, parecía de una paloma. A un lado del cascarón tenía un pequeño hueco, marca de un picotazo. Usando mi mejor instinto de detective pude recrear la escena. Un cuervo se había robado el huevito de un nido de palomas. El cuervo había bajado al zacate pensando que ahí estaría a salvo. Logró darle un picotazo al huevito. Pero no había visto a la gata. Al ver al cuervo, la gata se le lanzó encima. Al escapar el cuervo dejó el huevito en el zacate. La hierba estaba mojada, y por eso la gata no se llevó su premio. Levanté el huevito y pude ver que adentro estaba el contenido del embrión, todavía fresco. Lo llevé adentro y lo enseñé a mi hijo. Él dio un gemido lastimero, pero enseguida reaccionó. “Lo llevaré a la escuela. Ayer una niña trajo un nidito que se cayó de un árbol. Al menos el huevito tendrá un nidito, y no estará solito.” Por la tarde le pregunté cómo le había ido con el huevito. “¡Ay papi! La maestra fue muy buena. Nos llevó fuera del aula a buscar pajitas para añadir al nido. Ahí quedó el huevito abrigado en un nidito más grande. Ahí no le darán otro picotazo.”
En cierta ocasión Jesús dijo, “¿Cuánto cuestan dos gorriones: una monedita? Sin embargo, ni un solo gorrión puede caer a tierra sin que el Padre lo sepa.” Eso incluye un embrión de palomita. Pero la intención de nuestro Padre no es sólo darnos un lugar en su nido, sino que el pollito tenga vida, y vida en abundancia. Él no se especializa en embriones muertos, sino en dar vida a los muertos. Sólo una mente divina e infinita se lo pudo ingeniar. Su Hijo, se convertiría en embrión humano. Después de nacer, su vida estaría llena de amor para amar hasta el embrión más muerto, picoteado, y rechazado. Todo esto lo haría mientras Él mismo era picoteado y herido hasta la muerte por el diablo, el cuervo más horroroso y asesino. Pero Él es el Dador de vida, y la muerte no lo pudo retener dentro de su oscuro y duro cascarón. Al tercer día salió de allí victorioso, para dar vida hasta el embrión más muerto, machucado, podrido, y oloroso. ¿Será que ese eres tú? El muerto no puede hacer nada para vivir. Pero la palabra de Jesucristo penetra tus oídos muertos y te dice, “¡Yo soy tu resurrección y tu vida! ¡El que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá!”
Comentarios:
platicaspadres@gmail.com

Share