Enfrentando la discapacidad

Georgina Montelongo

“La discapacidad, ya sea de nacimiento o provocada por algún accidente, es una situación difícil de superar; tanto para el paciente, como para los familiares. Cuando esto sucede los padres cruzan por un duelo, por lo que hay una etapa de negación e ira, que poco a poco, y a través del amor, trabajo y esfuerzo se puede superar, para lograr una mejor calidad de vida para todos”, comenta María de Lourdes Hernández Saldaña, médico rehabilitador pediátrico del Centro de Rehabilitación Infantil Teletón de Ciudad Nezahualcóyotl, Estado de México.

Para ello, es importante recurrir lo más pronto posible a instancias hospitalarias en donde los padres también puedan recibir la intervención de profesionales especializados en situaciones de crisis, quienes los ayudarán a salir adelante, pues les hacen sentir que no están solos. Además, en estos centros se les infunde la confianza necesaria, para que sepan que se está haciendo todo lo humanamente posible para la rehabilitación de sus hijos, y su futura integración a la sociedad.

“La fortaleza que se adquiera a través de dicho apoyo, se ve reflejada en el proceso de rehabilitación de los niños. Mientras más pronto los padres aceptan esta situación, es más fácil enfrentarlo”, afirma la especialista.

La doctora María de Lourdes Hernández, menciona un punto a tomar en cuenta: “Cuando llega la discapacidad, en la mayoría de las ocasiones, los proyectos familiares o individuales se detienen; y la pareja puede correr el peligro de empezar a sufrir una serie de desencuentros, provocados por la misma impotencia y tensión que se respira en casa”.

En este sentido, “la comunicación que se establezca entre los padres del paciente en estas condiciones, es muy importante para evitar fracturas que sólo arrojan más dolor y confusión. Sobre todo si hay más hijos que también están requiriendo continuamente de amor y cuidados”, sugiere la especialista.

Otras recomendaciones son descansar y comer lo mejor posible; pues la responsabilidad a cuestas, implica un enorme desgaste. El sistema nervioso casi siempre está en tensión, y las enfermedades pueden llegar en cualquier momento, como una respuesta, o una señal de alarma del organismo.

El dolor no sirve solamente para sumirnos en el abatimiento y la desesperación; sino también para descubrir nuestras fortalezas, y darle un nuevo sentido a nuestra capacidad de amar.

Enriquecer la parte espiritual, constituye otro de los apoyos importantes en este tipo de situaciones, porque ayuda a superar las diversas crisis que se van presentando a lo largo del camino. Independientemente de las creencias de cada quien, el poder de la fe es una fuente de consuelo y esperanza en las horas críticas.

“A favor de la paz, por un México Unido”.

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