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Colesterol a raya

Hay infinidad de alimentos que, combinados con un estilo de vida sano, contribuyen a mejorar nuestra calidad de vida y a mantener el colesterol a raya

La mala alimentación, la falta de ejercicio, el tabaco, el café y el alcohol son algunos de los desencadenantes de la hipercolesterolemia o, en otras palabras, niveles altos de colesterol en la sangre. También es el origen de algunas  enfermedades cardiovasculares, que causan cada año en el mundo 17 millones de muertes. 

Existen algunas teorías que señalan que todo lo bueno engorda y que las dietas sanas sólo pueden ser seguidas por los ascetas. Pero la realidad es muy distinta, ya que hay infinidad de alimentos que, combinados con un estilo de vida sano, contribuyen a mejorar nuestra calidad de vida y a mantener el colesterol a raya.

¿QUÉ ES LA HIPERCOLESTEROLEMIA?

El estilo de vida, la alimentación y hasta factores hereditarios pueden hacer aumentar el nivel de colesterol, que es un tipo de grasa producida por el hígado y necesario para regular una serie de funciones del organismo.

Cuando el nivel de colesterol que circula por la sangre supera los 200 miligramos por decilitro, el diagnóstico es hipercolesterolemia.

La acumulación de colesterol que transportan las lipoproteínas a través de las arterias dificulta el paso de la sangre y aumenta los riesgos para la salud, con enfermedades tales como la arteriosclerosis o las dolencias cardiacas.

El tratamiento para reducir los niveles de colesterol en la sangre puede incluir la utilización de medicamentos. Las sustancias más utilizadas son las resinas, el ácido nicotínico, las estatinas, los derivados del ácido líbrico, el probucol y, en ocasiones, la terapia hormonal.

Sin embargo, los especialistas insisten que la mejor prevención y la mejor cura contra la  hipercolesterolemia es un estilo de vida saludable, que contribuye además a aumentar nuestro buen humor y energía, y a mejorar nuestro aspecto físico.

¿EN QUÉ CONSISTE

UNA DIETA DESACONSEJABLE?

En términos generales una dieta desaconsejable es aquella que incluye en la alimentación diaria más de un 30 por ciento de grasas.

En una alimentación equilibrada ese 30 por ciento de grasas permitidas está formado por un diez por ciento de por grasas saturadas, otro diez por ciento de grasas poliinsaturadas y el restante diez por ciento de grasas monoinsaturadas.

Estas grasas se encuentran principalmente en las carnes rojas, las vísceras y sus derivados, como embutidos y patés,  en la yema de huevo y  mariscos tales como gambas y langostinos, que contienen asimismo elevados niveles de grasas.

En el apartado de alimentos cuya ingesta debe ser moderada se incluyen los lácteos enteros, los quesos demasiado grasos, la mantequilla y margarina, la bollería y los helados cremosos.

También las galletitas y aperitivos, los dulces, chocolates y caramelos y en general la denominada “comida basura”, junto al café y el alcohol.

En todo caso, siempre hay que recordar que la ingesta de colesterol debe ser inferior a 300 miligramos diarios.

ENTONCES, ¿QUÉ PUEDO

COMER?

La lista de alimentos desaconsejables es, en realidad, más corta de la que a simple vista parece. Y además, los alimentos antes citados puede ser consumido por la mayoría de personas, aunque siempre en pequeñas cantidades.

La lista más larga de alimentos es la que SI es aconsejable consumir. Baste pensar en la inmensa variedad disponible de frutas, hortalizas y verduras, que tienen además el aliciente añadido de variar con las estaciones.

Las legumbres, arroz integral y pan y pastas integrales son excelentes para completar nuestros almuerzos.

Frente a las carnes rojas, tenemos las blancas de aves. También como fuente de proteínas están los pescados, en especial los azules, que como las sardinas, la caballa, el atún y el salmón, son ricos en omega 3.

Efectivamente si la cara es el espejo del alma, una alimentación sana es también el espejo de nuestra personalidad y además puede convertirse en nuestro mejor seguro de salud.

Un poco de ejercicio, una vida sexual sana, una ingesta de calorías adecuada a nuestras características físicas y nuestra actividad física, una alimentación rica en vitaminas y antioxidantes, y una actitud positiva ante la vida, son una inmejorable ayuda para alcanzar, o al menos acercarse, a la meta de toda persona… la felicidad.

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