Venezuela y “la masa”

La evolución de Nicolás Maduro en Venezuela me hacen reflexionar sobre cuál es el talento necesario para liderar las masas, o más precisamente como y porque las masas pueden seguir las ordenes del dictador, sin cuestionarlas.
En la política latinoamericana conocemos dictadores que llegaron al poder por la fuerza, Stroessner, Castro, Pinochet, Videla y otros, pero el caso de Venezuela es distinto, ya que Hugo Chávez y Nicolás Maduro llegaron al poder por el voto popular, aunque recordemos que también Adolf Hitler llego al poder en elecciones libres.
Muchos psicólogos determinan que el miedo es la base principal del manejo de masas de muchos dictadores, amenazando a sus seguidores con un futuro desconocido o nefasto sin su presencia, otros hablan de clientelismo político, donde los seguidores reciben dadivas o promesas de dinero o bienestar que llega a pocos o nunca llega.
Personalmente creo que hay algo mas en esta relación personalista con las masas, algo que roza la hipnosis, la obediencia ciega, el domino y la sumisión.
El patriotismo o “patrioterismo” es la base de la mayoría de las dictaduras, donde “todo” es por la Patria, donde se coloca la “voz” del pueblo por delante, como si el pueblo fuera un ente único.
Seguir una idea o un ideal no es igual que seguir a una persona, la Revolución Francesa y Independencia de los Estados Unidos se basaron en ideales de democracia, igualdad y libertad, en cambio las Revoluciones en Rusa, China y Cuba fueron personalistas, donde Stalin, Mao y Castro eran quienes se adueñaron de la vida y la muerte de las personas. Por esa razón los dictadores y demagogos actuales sienten que ellos son más importantes que los ideales.

La Masa
La masa que sigue a un dictador se comportan igual en un encuentro deportivo o un concierto de rock, la masa es guiada casi con exclusividad por el inconsciente, porque es impulsiva, voluble y excitable, carece de moralidad, puesto que al reunirse todos los individuos desaparecen todas las inhibiciones, todos los instintos crueles, brutales y destructivos están a flor de piel y no es posible controlarlos.
La masa en el deporte y en el concierto musical tiene un claro objetivo, el espectáculo, en cambio en política se manifiesta más salvaje, ya que jamás solicita verdades, lo irreal siempre prevalece sobre lo real, siempre demanda ilusiones, objetivos deseables pero inalcanzables, validos de los políticos para manipular las masas.

El Líder
Los seres humanos necesitamos creer en un ser superior, y la característica principal del dictador es que se cree “Dios” y necesita ser “endiosado”, para que la masa le otorga atributos sobrenaturales y acate sus decisiones ciegamente, esto ocurre porque el individuo integrado en una masa influyente, modifica su actitud anímica, intensificando su afectividad y limitando su capacidad intelectual, realmente el individuo “sometido” a los designios del demagogo, sufre una especie de parálisis ante aquella “organización superior que lo considera participe”, el hecho de “pertenecer” crea un lazo de afectividad y su actividad intelectual queda reducidas a las órdenes del líder.
Para esto los discursos del dictador y/o demagogo tienen un común denominador, en las técnicas de cohesión, como exagerar, afirmar, valerse de repeticiones y nunca tratar de demostrar nada con razonamientos que ayuden a reflejar y encarnar el mundo irracional prometido ante la multitud, al mismo tiempo se adula las aspiraciones de los miembros, compartir sus sentimientos y demostrando ante todo sus aptitudes, como premio se genera humanidad en el líder, que adquiere el nombre de salvador de los pobres, Mesías o filántropo, por lo que los fieles tenderán a idolatrarlo.
Sigmund Freud en su obra Psicología de las Masas, tiene una explicación a la diferencia psíquica que las masas provocan en el individuo, considerando que en el hombre arrastrado por la masa tiende a experimentar aquellos afectos cuyos signos observa en otros, incluso afirma que la influencia sugestiva de la masa lleva al hombre a la imitación induciendo al afecto mutuo, por lo tanto la mimetización es un hecho irreductible dentro de la vida anímica humana.

Vacío de poder…
masa en problemas
En este momento Venezuela va en camino al vacío de poder, entonces la pregunta del millón es:
¿Qué ocurre cuando el líder cae, muere o desaparece?…
El pánico puede ser el mayor peligro para la masa, ya que en estas circunstancias, los individuos dominados por la angustia cuidaran solamente de ellos, Freud menciona que en los momentos que la masa queda huérfana aprecia más el peligro, comprende la ausencia del líder que no podrá ser remplazado rápidamente, y esto creara un caos estructural.
El filósofo alemán Sloterdijk, explica que una masa solida con líder, se transforma rápidamente en una masa espumosa al desaparecer el líder, donde se establecen complejas y frágiles interrelaciones, carentes de centro, y en constante movilidad expansiva, dejando sujetos descomprometidos, egoístas hasta su máxima expresión, y donde la relación se licua y volatiliza.
Una masa espumosa tiene dos formas de consolidarse u normalizarse, la primera es una guerra fratricida, entre los posibles remplazantes del líder, que históricamente siempre termina con la asunción de otra dictadura más atroz a la anterior, (de derecha o izquierda), como la que trajo al poder a Stalin en Rusia o Franco en España, la segunda forma de remplazar al líder, es el transito pacifico a la democracia, con elecciones libres, en donde las fuerzas armadas acaten los resultados.
Recemos que Dios ilumine la segunda opción, la mas lógica, porque la realidad nos demuestra la finitud a la que estamos sometidos los seres humanos, y que termina por hacer del poder una fantástica banalidad.

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