La Cadena de Adioses
A través de nuestra vida, vamos dejando una larga estela colmada de pérdidas dolorosas y silenciados olvidos. Somos cometas en el cielo de los sentimientos. Y nos damos cuenta con inquietud que nada permanece, que el amor no es eterno y la celeridad de los cambios emocionales nos va dejando sorprendidos.
Desde el momento de nacer, nos vemos forzados a dejar ir aquello que formaba parte de nuestro entorno. Nos duele la prontitud con la que transcurre el tiempo, y nos culpamos de no haber sabido aprovecharlo en toda su plenitud. Resentimos no haber intentado comunicarles a los seres que amamos, esas palabras que se quedaron en nuestro corazón ahogadas por la vanidad o el orgullo.
No supimos, o no nos dimos permiso de hablar en el momento preciso y ante la persona indicada, aquello que pugnaba por derramarse de nuestro pecho. Entonces nuestra conciencia se tornó en juez intolerante, y nos dictamos la dolorosa sentencia de una larga condena de remordimientos, en un vano intento por expiar nuestras muchas indecisiones.
Nos culpamos de no haber sabido poner en palabras nuestros sentimientos, y nos dolemos ante lo que pudo haber sido y no fue. Y vamos agregando adioses a nuestra larga cadena de separaciones. Después, con el pasar del tiempo, ahogamos al remordimiento para enmudecer las palabras que pudieron haberse dicho.
Hemos perdido grandes amores porque nos faltó un instante de valentía. Lamentamos la partida de amistades que se mudaron partiéndonos el corazón, porque eran parte de nuestro diario acontecer. Les lloramos a padres o familiares que desaparecieron porque ya no disfrutaremos de su presencia.
Vamos mudando de pieles en una perenne metamorfosis. Las circunstancias se transforman, nuestros sentimientos evolucionan. Y vamos cambiando de imagen y actitudes para irnos ajustando a un desconocido presente. Con los años, nos empezamos a dar cuenta que la Vida está formada por una infinita cadena de adioses y bienvenidas.
Debemos vivir preparados para decirle adiós al presente y darle la bienvenida al futuro, abriendo nuestra mente a una gran capacidad de sorpresa, para disfrutar la aventura de un mañana donde reine lo fantástico y lo inesperado, porque quedarnos viviendo en el pasado será morir con él.
Pero el universo continúa siendo el mismo, habitando en diferentes cuerpos, y animando nuevas almas que repetirán las mismas promesas de amor. El sufrimiento de un amor perdido podía durar toda la vida., pero la Psynética ha creado técnicas para superar el duelo de los corazones que viven en agonía, para que recuperen de nuevo la alegría de vivir enamorados una vez más.