Se desinfla el Mexican Moment

Calaron hondo en México, las palabras de Alejandro Werner, quien fuera durante muchos años subsecretario de Hacienda de México y actual director para el Hemisferio Occidental del Fondo Monetario Internacional (FMI) son dolorosas pero irrefutables en el sentido que se exageró el potencial de México.
Seguro que las palabras de Werner Wainfeld debieron calar hondo entre las autoridades actuales que se sentían muy complacidas con aquello que a principios del año se conoció como el mexican moment. Puede ser que este alto funcionario del FMI perdió el feeling de cómo interpreta la prensa este tipo de frases, pero al final tiene razón y lo peor es que la exageración del potencial puede venir desde los mismos círculos gubernamentales.
Los ánimos reformadores, las buenas ideas plasmadas en iniciativas, el ímpetu de sacar a este país del pasmo histórico quedan apabullados por realidades tan simples, como que en muchos lugares de Michoacán el crimen manda y en la ciudad de México la autoridad se dobla ante la intransigencia de la CNTE.
Desde el propio gobierno federal exageran el potencial de la miscelánea fiscal aprobada y le aportan beneficios que no hay manera de poder apreciar desde la perspectiva de los que tendrán que pagar muchos más impuestos.El peligro en la ponderación exagerada de las posibilidades económicas futuras del país, está en hacer cálculos riesgosos con la salud financiera.
Pero ver cómo se descomponen frente a nuestros ojos las finanzas del país sí es motivo de angustia. Porque no es 1.5% que el gobierno pide como nivel de déficit fiscal para el 2014; es la suma de este endeudamiento más los requerimientos financieros del sector público. En total, el déficit público estará por arriba de 4.1%, garantizado desde ahora, con la triste posibilidad de que sea mucho mayor.
Pero si el mismo gobierno federal está exagerando el potencial de la economía mexicana y si no se logra el despegue planteado, estamos comprando un problema financiero para los años por venir. La película ya la vimos: inflación, tasas altas, disminución de la oferta de bienes y servicios, pobreza.
Yo pensaría que el mundo ideal que se plantean desde Palacio Nacional cruza por la aprobación de una reforma energética que detona la inversión extranjera de manera exponencial, de una construcción masiva de infraestructura física y de telecomunicaciones que eleva la competitividad y de una futura reforma fiscal que sea tolerable ante tasas altas de crecimiento económico.
Pero estaríamos en la antesala de una futura crisis, si todo esto es una exageración del potencial y realmente los demonios que padecemos, anclados en la impunidad, hacen su trabajo.

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