Literato de Naolinco Veracruz para México: Don José Luis Hernández Ladrón de Guevara.
Para quienes se acercan por primera vez a las palabras de Don José Luis Hernández Ladrón de Guevara descubrirán a un poeta, músico empírico y compositor con un talento exquisito para relatar su vida interior. Es un literato que por modestia lo han hecho ocultarse anónimamente y cuya sensibilidad de escritor ha permanecido oculto en el tiempo; que gracias a su obra, historia y vivencias plasmadas en su prosa literaria lo revela no solo para quienes lo escuchan con el corazón y admiran su talento, familia, amigos, vecinos, y ahora mediante la prensa, se reconoce a un hombre muy sabio, fascinado por todo lo que acontece diariamente y bajo sus experiencias escribe con el corazón cada una de sus frases y palabras, nos regala sus recuerdos infantiles y de su temprana adolescencia, llenos de colorido. Descripciones que se mezclan con la fe recia, hecha vida, y una que otra pincelada de hilaridad.
Procedente de Naolinco Veracruz y de profesión Zapatero a la edad de 77 años sigue maravillando a la poca gente que sabe de su pasión redactando hermosos poemas, pensamientos y canciones. Enamorado por naturaleza de la vida y de las mujeres pero sobre todo de su experiencia de Dios y de su religión hecha vida, que nos interroga acerca de la fe que se encarna no en una tradición. Creyente católico de Dios, de ese ser todopoderoso que le otorgó este don de escribir y acomodar las palabras de una manera tan exacta que nos transporta en su prosa a su mundo real y de fantasía, deleita cada vez que recita sus escritos.
Don José Luis Hernández aprendió de una manera completamente empírica a tocar el órgano, sin saber nada de música, don José Luis acompaña sus canciones poniendo versatilidad en sus ritmos, salsa, baladas, cumbias, alabanzas, marchas, himnos y temas que no pedirían nada a cualquier maestro de música clásica son algunas de sus muchas creaciones. Con mucha pasión y mucha entrega en lo que hace para los seres y personajes que en algún momento de su vida lo han inspirado y para deleite de su hermosa familia que lo escucha diariamente y sigue provocando gran admiración entre los suyos por su gran lucidez; quién a pesar de solo estudiar la primaria y crecer en una familia muy humilde, aprendió de una manera completamente autodidacta a desarrollar sus virtudes.
Sus Poemas y canciones como; “Es inútil”, “En tus ojos Negros” y la de “el Violín, “Dame Dios Sabiduría”, “Dios es Amor Eterno”, “Plegaria”, “Adiós Amor”, “Triste soledad” y otros nos transportan y describen con lujos detalles lugares que parecen comunes, pero que a través de su prosa nos llenan de reflexión y nos maravillan con su profundidad, de una palabra hecha gozo.
Su sueño es dejar a sus nietos, bisnietos y a toda su familia un libro para que lo recuerden y aprendan de sus vivencias, admiren su talento y con base a su experiencia, ellos mismos tengan un aprendizaje y no comentan los mismos errores que el cree haber cometido durante su juventud. Es por ello que trabaja arduamente con el apoyo de su familia para hacer realidad este sueño.
Con el apoyo de su esposa Dora María Guevara, casados por más de cincuenta años quién ha sido también su fuente de inspiración, así como con sus hijos, Don José Luis rememora sus creaciones con una lucidez sorprendente y deja a la opinión de quienes lo leemos y escuchamos sus vivencias mas apasionadas, habla en voz alta y nos comparte su palabra que es una constante Acción de Gracias.
Escuchando el violín
Escuchando aquel violín
Me puse a pensar
Que es lo que querrá decir
Con sus notas al tocar.
Y una voz me dijo así
No te haz puesto a pensar
Que se va lejos de ti
Y ya no lo escucharás.
Hoy, toca, el violín si
Ven, a escuchar mi amor
Toca así, toca así, porque se va
Y quizá no regresará, aquí.
Que es lo que toca, el violín
Que tan triste, se escucha ya
Es que me quiere hacer llorar
Porque se va, y no volverá aquí.
Que triste estaré, porque se va
De aquí el violín, que pasará,
Donde se va de mí
Ya no volverá, triste estaré
Porque se va, lo extrañare al fin.
Vente mi vida a escuchar
Acompáñame en el dolor
Quisiera estar muy junto a ti
Cuando ya no escuche más
Se va el violín, de mí.
Todo se ve tan triste
Ya no se escucha nada
Una inmensa tristeza
Invade a mi alma.
Todo quedo en silencio
La mente está ofuscada
Siento un vacío inmenso
Solo tu me acompañas si, si, si, si, si.
De pronto escucho, con gran emoción
Cientos de violines tocando al amor
Por fin la alegría a mi vida llego
Escuchando sus notas hacemos el amor.
La vida, la vida, la vida cambio
Hoy hay alegría, hoy hay ilusión
Ya no hay tristeza, ya no hay dolor
La felicidad, la felicidad, por fin se encontró.