El Presente del Futuro

El Presente del Futuro

Hace un tiempo aproveche un viaje a Brasil y me anote en una expedición fotográfica a la selva amazónica, son estos tour donde recorrimos algunas millas de selva preparada para los turistas, sé que no es la verdadera selva, pero lo que vi me basto para aprender algo muy importante, la selva es un modelo perfecto de organización creativa y responsable, una organización que aprende a adaptarse a la falta de recursos, (en la selva la tierra tiene pocos nutrientes, el sol casi no penetra, está inundada casi todo el año por las permanentes lluvias, la humedad es casi nociva), pero contra toda adversidad, la selva genera vida y riqueza permanentemente en su interior…
Este ambiente es increíblemente productivo porque cada uno de sus componentes es responsable por el conjunto, cada uno sabe que si no funciona en forma individual muere en forma general, nadie espera que el otro tome la decisión primero, el sol no culpa a los árboles por no dejarlo entrar, ni los insectos culpan a la lluvia por ser tan insistente, ni las plantas culpan al suelo por su falta de nutrientes, y así funciona el pulmón del planeta. Estos millones de seres vivos (vegetales, insectos, animales) son tan responsables de sus vidas como las de sus semejantes, están tan perfectamente relacionados, que el sistema resulta más eficiente que cualquier fábrica del mundo. La riqueza de la selva radica en que nadie mira para otro lado, nadie dice estar muy ocupado, nadie culpa al otro, y eso le permite crecer utilizando muy eficientemente sus recursos (salvo cuando llega el hombre con la tala indiscriminada de madera y destruye este perfecto sistema).
Entonces comprendí la sabiduría Divina, comprendí que la selva es el ejemplo de la propia vida, es parecido a cómo funciona una organización, una empresa, una familia. La selva como una máquina viva, un montón de piezas interdependientes, pero hay más que eso en ella, son seres vivos y responsables, ninguno se siente culpable por lo que hace, porque son responsables de sus actos y logran que todos vivan y produzcan en sus microclimas lo mejor posible para sí mismos y para el conjunto.
Cuál es el secreto, no hay secreto, el éxito radica en que todos asumen la responsabilidad del conjunto a diferencia con los seres humanos que somos individualistas, los seres humanos creemos que ser responsables es asumir culpas o castigos, y no es así, pero ocurre que cuando la consecuencia de una acción es un premio no suele hablarse de responsabilidad sino de mérito, pero en realidad el mérito exige una responsabilidad previa. Un bombero para cumplir su misión, necesariamente debe tomar su propia responsabilidad y de los otros en sus manos, el bombero no pregunta quien inicio el fuego, corre a salvar vidas, la investigación vendrá luego.

Excusas y responsabilidades
Siempre tenemos excusas razonables para no asumir nuestras responsabilidades, pero esas excusas en el fondo son miedos. La más común es echar las culpas a otros, mirar para atrás y tratar de ver a quien “poder colgarle el sombrero”, quien es más “lento”, quien es más tímido y no protestara. También puedo hacer como el avestruz que esconde la cabeza bajo tierra, esperando que todo pase o hacerme el ocupado y que no tengo tiempo “para esas cosas”. Mucha gente escapa a la hora de tomar responsabilidades, echándole la culpa a la “mala suerte”. Lo que ocurre es que para tomar seriamente responsabilidades es importante tener dos virtudes:
-Valentía: Para asumir responsabilidades propias y ajenas se debe tener valentía, ya que al ser responsables y tomar decisiones, seremos criticados por aquellos que no se atrevieron a hacerlo.
-Humildad: La grandeza y la humildad van de la mano, pero chocan de frente con el orgullo, el orgullo dificulta pedir perdón, reconocer los errores, aceptar que hemos fallado. Los grandes de corazón son humildes y aceptan sus responsabilidades.
Una persona responsable es quien toma decisiones en forma consciente, sabiendo que sus actos y decisiones afectan los actos y las decisiones de su entorno (familia, amigos, etc.) y que la responsabilidad es una virtud que debe sostenerse. Esto es la historia de la cobija pequeña, si cubrimos la responsabilidad descubrimos la violencia, la ignorancia y el miedo, por eso muchas veces dudamos si estamos haciendo las cosas bien, si hemos tomado las decisiones correctas, si tenemos la valentía de cambiar, de arriesgarnos, de controlar el presente, entonces surgen muchas preguntas:
¿Hago realmente lo que quiero?
¿Estoy conforme con este presente?
¿Tal vez deba hacer algo para cambiarlo?
¿Qué decisión he tomado para que mi presente mejore?
Y la pregunta que desnudara la realidad:
¿Es este el presente que quiero para mi futuro?
Esta es la pregunta más importante, porque las decisiones que tomemos, responsablemente o no, en el presente afectaran totalmente nuestro futuro, y los miedos que tengamos en el presente (reales o no), también afectaran considerablemente nuestro futuro.
En el brindis de fin de año, todos alzamos la copa prometiendo cosas que haremos en el nuevo año, pero son deseos, son intenciones, son pensamientos positivos que nos hacen sentir muy bien, pero que serán olvidados al mes o menos.

¿Es este el presente que quiero para mi futuro?
Esta pregunta debe ser respondida simplemente, SI o NO, no hay muchas más alternativas.
Si Usted es tiene una salud estupenda, una familia perfecta y es millonario, SI es su respuesta contundente, indudablemente Usted deseara este presente para su futuro y lo admiro, lo felicito y hasta lo envidio.
Pero si su salud no está muy bien o su familia tiene algunas diferencias o su banco lo está llamando por “ciertos” problemas, le aconsejo que utilice su presente para planificar el futuro, porque el presente son días de planificación, para afrontar serenamente el futuro, y cuando digo planificación no quiero decir promesas, deseos, intenciones, pensamientos positivos, eso dejémoslo para el brindis anual, le aconsejo mirar el futuro con valentía y humildad, pero responsablemente.
Piense en la selva, que se adapta a las circunstancias que le toca vivir, en la selva conviven plantas, insectos y animales y cada uno sabe su rol, cada uno sabe cuáles son sus debilidades y cuáles son sus fortalezas, y lo mismo es para cada uno de nosotros, debemos saber qué queremos y adaptar nuestros deseos a nuestras circunstancias.
“El que pierde explica, el que gana festeja”, me decía un fanático del futbol, y en la vida diaria pasa lo mismo, todos tenemos mil explicaciones (y todas aceptables), de porque no logramos el objetivo deseado, pero en realidad no aceptamos que fallamos, que no cumplimos con la meta propuesta, mientras que los que sí han cumplido sus metas festejan.

Todos los caminos nos lleva al futuro
Recuerdo una historia que escribí hace tiempo, sobre una conversación entre Juan y el ciervo.
-Tengo frente a mi muchos caminos, ¿cuál debe tomar? – clamaba Juan al viento
-Depende donde quieras ir – responde un ciervo que pasaba por allí, ante la sorpresa de Juan
-Realmente no lo sé – afirma Juan mirando con curiosidad a su interlocutor.
-Entonces puedes tomar cualquier camino, todos te llevaran a algún lugar – confirma el ciervo
-¿Pero como sabré si el camino elegido es el correcto? – consulto Juan
-Cualquier camino que elijas será el correcto, ya que todos te enseñaran algo, será tu responsabilidad transitar ese camino obteniendo el mayor aprendizaje posible – asevero el ciervo
-¿Cuál es el camino menos peligroso? – pregunto Juan
-Los caminos cortos tiene pocos peligros pero también pocos beneficios, en cambio los caminos largos son complejos y peligrosos, pero te enseñarán mucho más y te resultara más satisfactorio llegar al destino- dijo el ciervo.
-¿Pero si realmente no sé adónde voy, como sabré cuando llegaré?- insistió Juan
-TU presente es hoy, en medio de este bosque, TU destino te espera al final del camino que elijas, es decir que al seleccionar el camino también seleccionas TU futuro, debes aprender que TU decisión de hoy siempre moldeara TU futuro, te guste o no, TU eres el único responsable de TU futuro – afirmo el ciervo
-¿Y ahora qué hago? – pregunto Juan
-Para comenzar hace falta dar el primer paso, pero nunca darás ese paso si te escudamos en los miedos y las explicaciones… solo de ti depende – dijo el ciervo, mientras se alejaba.
Hasta la próxima.

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