El origen de las emociones

El origen de las emociones

Las emociones constituyen una de las facetas del ser humano más desconcertantes.

Hay centenares de emociones pero podemos clasificar como las más primarias y principales la ira, la tristeza, la alegría, el miedo, el amor, la sorpresa, la aversión y la vergüenza que son las que se gestan en las primeras etapas del crecimiento y desarrollo del cerebro.
Cada una de ellas se experimenta con múltiples matices y además en ocasiones se combinan varias para crear nuevas modalidades
Toda emoción supone reacciones físicas encadenadas que, si bien en un primer momento son normales y hasta necesarias, cuando se prolongan o tienen lugar de forma desproporcionada aumentan los niveles de toxicidad de nuestras células, pudiendo llegar a desencadenar enfermedades orgánicas.
Cada emoción predispone al cuerpo a un tipo de respuesta
La ira: aumenta el flujo sanguíneo hacia las manos, el ritmo cardíaco y los niveles de aquellas hormonas que, como la adrenalina, generan la cantidad de energía necesaria para emprender acciones vigorosas.
La tristeza: tiene la finalidad de ayudarnos a asimilar una pérdida. Conlleva la disminución de la energía y el entusiasmo con el que acometemos habitualmente las actividades vitales y sociales, y un encierro que nos permite llorar la pérdida, evaluar sus consecuencias y planificar cómo actuaremos cuando retome la energía.
El miedo: hace que se retire la sangre del rostro y de otras zonas del cuerpo para llevarla hasta la musculatura de las piernas. De esta forma contamos con el aporte de oxígeno necesario para emprender una posible huida. Al mismo tiempo, el cuerpo se paraliza durante fracciones de segundos y el cuerpo pensante la emplea para calibrar la respuesta más adecuada, por ejemplo, esconderse, huir.

CUESTIÓN
DE QUÍMICA
Las respuestas físicas mencionadas se producen cuando, a través de los sentidos, llegan al cerebro determinados estímulos. En ese momento empiezan a producirse toda clase de reacciones químicas que a través de los neurotransmisores – algo así como nuestros cables internos, “cable a tierra”- estimulan otros centros que, a su vez, segregan sustancias con funciones concretas para salir de la situación.
Muchas veces el entorno modela las respuestas emocionales al punto, de poder adquirir hábitos que pueden luego llegar a considerarse rasgos de personalidad.
Así, el único patrón que se ha conocido en la infancia, por ejemplo malos tratos, seguramente le hará ser violento y repetir ese patrón conocido.

ORIGEN
ORGÁNICO
Cuando nos atrapa a la rabia o el miedo, se está bajo la influencia del sistema límbico. Al ir aumentando con el paso del tiempo, la masa de neocórtex, ha ido creciendo el número de conexiones neuronales con el sistema límbico, lo que incrementa la cantidad de respuestas emocionales.
De la misma manera que existe una estrecha relación entre las emociones y nuestros centros nerviosos, la vida emocional tiene repercusiones en el sistema inmunológico.
El Sistema Inmunológico, como guardián del buen estado del cuerpo, identifica cada célula del organismo y decide lo que le es propio para protegerlo y lo que le es extraño.
Cuando experimentamos emociones negativas, nuestro aparato inmunológico ve disminuida su eficacia. Las personas “alegres” tienen una mayor capacidad de respuesta a las agresiones tanto internas como externas.

CÓMO CONTROLAR
LAS EMOCIONES
NEGATIVAS
La parte más evolucionada del cerebro, el neocórtex, es la que ha de utilizarse para conseguir el control de las emociones. Con inteligencia racional, debemos explorar y ordenar a nuestro cerebro que razone las causas de un arrebato de ira o un ataque de timidez, y luego ordenar con imágenes asertivas a que la emoción se calme.
Para conseguirlo, podemos respirar de forma abdominal que son tres tiempos, se llena profundamente primero el abdomen, luego el aire pasa a los pulmones hasta exhalar por la boca. Se inhala y exhala en esos tres tiempos. Se expulsa el aire, desde el abdomen, los pulmones, la boca.
También, Aplicando la capacidad de razonar al terreno emotivo, se reeducará lo que llamamos “inteligencia emocional”

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