El Maldito Éxito

Todos sabemos que el éxito es consecuencia de esfuerzo y constancia, llega lentamente pero se va rápidamente, es el trabajo del escalador, que sabe que para subir la montaña necesita tesón, empeño, sacrificio, que deberá sortear múltiples peligros, y que una vez en la cima solo podrá disfrutar pocos minutos de éxito, antes de comenzar a bajar. Sabemos de muchos escaladores, mientras están bajando de la cima, van pensando la estrategia para subir a la próxima montaña, pero también hay muchos escaladores que desisten porque no creen que el esfuerzo y el sacrificio valgan la pena por un premio tan efímero, conservando ese único éxito en su memoria, por no arriesgarse a lograr el próximo.
En la industria discográfica esto ocurre muy a menudo, conocemos muchos cantantes que han tenido un solo gran éxito, y por miedo a no repetir o superar este éxito, no se atreven a grabar nuevas canciones, y este concepto podemos exportarlo a otros campos creativos donde la literatura no es la excepción.
El miedo a competir contra uno mismo es la principal causa de un único éxito, pero hay muchas otras razones, y pueden ser autores de una gran obra que eclipso al resto de su producción, debutantes cuyo éxito inicial les sobrepasó y dejaron de escribir o profesionales de otras disciplinas con una muy buena obra publicada sobre un tema en particular.
El UNICO Gran Éxito
Hay muchos escritores famosos que merece el primer puesto en esta lista, podemos comenzar con Margaret Mitchell autora de “Lo que el viento se llevó”, su obra escrita en 1936, y que luego de su gran éxito no escribió nunca más una línea; otro caso es el de Emily Brontë, escritora británica que en 1847, publico con el seudónimo de Ellis Bell, su novela “Cumbres Borrascosas”, considerada un clásico de la literatura inglesa.
Otros escritores con un solo éxito son J. D. Salinger, que en 1951 publico “El guardián entre el centeno”, y que se convirtió, casi al instante, en un clásico de la literatura norteamericana, pero el escritor agobiado por el éxito, vivió recluido buena parte de su vida y Harper Lee, que escribió “Matar a un ruiseñor’ en 1960, obra que fue llevada al cine (igual que el primer caso), y cuyo impacto abrumó tanto a la autora, que no volvió a publicar ningún libro más.
Un caso extraño es el de Boris Pasternak, uno de los poetas rusos más aclamados y Premio Nobel de Literatura en 1958, quien es recordado por su única novela publicada en 1957, “El Doctor Zhivago”.
Una historia muy impresionante es el de John Kennedy Toole, quien se suicidó a los 32 años, ante el rechazo editorial de su obra “La conjura de los necios”, que luego de su muerte recibiría el Premio Pulitzer y fuera nominada para el Premio Faulkner.
También existen otros escritores recordados por su única gran obra, por ejemplo el italiano Carlo Collodi con sus “Aventuras de Pinocho”, el inglés James Mattew Barrie con “Peter Pan”, el francés Antoine Marie Jean-Baptiste Roger de Saint-Exupéry autor de “El Principito” y el aristócrata italiano Giuseppe Tomasi di Lampedusa autor de “El Gatopardo”

Éxito amigo o enemigo
Queda claro que el gran éxito, en sí mismo como única meta, puede abrumar a quien lo recibe, los miedos e inseguridades llevan inconscientemente a no disfrutar de este éxito, transformándolo en una carga difícil de llevar, que en más de una ocasión suele tener como consecuencia el auto-boicot, una actitud que le impedirá prosperar y alcanzar sus objetivos.
El gran éxito trae consigo el temor o miedo al cambio, ya que el éxito también conlleva cambios importantes en la vida, sacándolo de su área de confort y de seguridad.
Como vemos, grandes escritores con un coeficiente intelectual muy alto, se paralizaron frente al éxito, colocando piedras en su propio camino, por no sentirse capaces de alcanzar nuevos éxitos literarios.
Un éxito es solo un escalón que nos ayudara a cumplir un objetivo, porque la gran meta está cubierta éxitos cotidianos.

Hasta la próxima

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