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El ejemplo de Gandhi

Rebeca Orozco Mora

Gandhi es un personaje enorme, no por su tamaño, sino por su valor como persona y por la grandeza de su alma. Luchó siempre a favor de la paz y encabezó un movimiento que consiguió la independencia de su país de manera pacífica, sin utilizar las armas.

Mohandas Karamchand Gandhi nació en Porbandar, en la India, en el año de 1869. Era un niño noble y vestía de manera elegante. Dividía su tiempo entre la escuela y la casa, su vida transcurría apacible excepto por los fantasmas. El pequeño les temía tanto que, con el fin de ahuyentarlos, recitaba cada noche con fervor unos himnos de la religión hinduísta.

Desde que cumplió siete años de edad, sus padres planearon su boda: Mohandas se casaría con una niña de familia noble. Esto debido a que en la cultura hindú así se acostumbraba. Así, a los trece tuvo que casase con Kasturbai Makanji quien resultó ser una esposa solidaria y fiel. Cuatro años después, tuvieron su primer hijo.

A los 17 años viajó a Inglaterra para estudiar la carrera de abogado. No le fue difícil adaptarse a la vida de aquel país, aprendió el idioma y llegó a adaptarse a algunas de sus costumbres, sin embargo, tenía un problema: En un lugar donde la mayoría de la comida tiene carne, era muy difícil ser vegetariano.

Por otra parte, en este país, unos teólogos le pidieron que leyera un texto sagrado hindú, llamado el Bhagavad-Gita en su lengua original. Una de las ideas de esta lectura marcaría para siempre su manera de actuar: “El hombre se deja llevar por la atracción que siente hacia las cosas materiales y al no poder renunciar a sus deseos, pierde su espíritu y su propio ser”.

Al recibir su título de abogado, regresó a la India y, tiempo después, fue enviado a trabajar en Sudáfrica. En esta región se dio cuenta con profunda tristeza que los recién llegados de la India, carecían de todo derecho humano y trabajaban prácticamente como esclavos.

El también fue víctima de la injusticia. Un día en que debía viajar a Johannesburgo para atender unos asuntos. Había comprado un pasaje de tren de primera clase, pero luego de ocupar el asiento correspondiente, un hombre de tez blanca exigió que lo hicieran desalojar del vagón. Obediente, un empleado lo sacó a empellones y lo arrojó sobre la vía por el simple hecho de tener la piel oscura.

Fue cuando empezó su lucha y decidió dejar el traje de abogado y lo cambió por una túnica blanca y sandalias. Luego de veinte años de vivir en Sudáfrica, Gandhi regresó a la India e inició la lucha por la independencia. En vez de tomar las armas, realizó manifestaciones pacíficas y silenciosas. Así, de la misma manera que en su niñez espantó a los fantasmas con sus rezos callados y devotos, Mohandas Gandhi, apoyado por miles y miles de personas, logró implantar la idea del respeto hacia todos sin importar el color de su piel.

La lucha de Gandhi fue un milagro. Liberó a su país gracias a la fuerza de su espíritu y a la firme convicción de que la paz es el arma de los valientes.

Fuente

Uslar Pietri, Arturo: Gandhi. Caracas. 2004. Editorial Los libros de El Nacional, p.p. 6-19.

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