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¿Eres perfeccionista?

Pilar Valle

Si analizas a detalle la sociedad moderna, podrás darte cuenta que prácticamente todas las áreas de nuestra vida demandan una gran exigencia. Como si esto no fuera suficiente, es posible que estés agregando un ingrediente: Un alto grado de exigencia autoimpuesto, que se traduce en perfeccionismo. Quizá no hayas pensado que esta característica tuya sea un defecto, y en realidad no lo es, sino hasta que es llevado al extremo y comienza a afectar tu vida.

“La búsqueda de la perfección es un rasgo de personalidad que puede tener la mayoría de las personas, fomentado por la exigencia social. Sin embargo, sólo cuando éste comienza a afectar la adaptación al medio, entonces se le considera como un trastorno psicológico o un trastorno obsesivo compulsivo”, explica Laura Ramos Sandoval, psicoterapeuta de la Asociación Mexicana de Alternativas en Psicología, en su libro El síndrome del perfeccionista: el anancástico.

De acuerdo a la autora, los focos rojos que pueden ayudar a detectar este comportamiento son:

Poseer un sentido obsesivo de control y exigencia hacia la propia persona y hacia los demás.

Sentir desconfianza de delegar funciones.

Planear las circunstancias con mucha anterioridad.

Tratar de prever las situaciones hasta lo impensado.

No admitir fallos o errores.

“Esta conducta se convierte en un problema cuando empieza a causarte mucha ansiedad o malestares significativos como problemas de salud, entre ellos: Dolores de cabeza, colitis, gastritis, alteraciones del apetito, disminución del sueño, así como problemas familiares o laborales. En casos avanzados puede generar aislamiento, un signo inequívoco de que ya no hay adaptación a tu medio ambiente”, puntualiza Laura Ramos Sandoval.

“En la mayoría de los casos, la persona no se da cuenta de que tiene un problema porque lo hace de manera inconsciente. La situación se vuelve grave cuando comienza a afectar su salud y las áreas en las que se desarrolla, es en ese momento cuando debe buscar apoyo psicológico para alcanzar un balance en sus áreas, dar una resignificación a su vida y así, fortalecer su salud psicológica”, recomienda la especialista.

Es un acierto esforzarnos por mejorar nuestro desempeño, no obstante, es indispensable tener presente que el ser humano es perfectible, por eso, estamos expuestos a equivocarnos, pero lo importante es cómo enfrentamos los tropiezos y nos recuperamos de ellos, pues cada experiencia bien aprovechada, se traduce en una oportunidad de crecimiento.

“Creemos en México, ahora creamos en su gente”.

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