Cuando el Amor deja de ser Exclusivo: La Infidelidad

Cuando el Amor deja de ser Exclusivo: La Infidelidad

Muchas parejas establecen un acuerdo en el que se comprometen a mantenerse fieles al amor que se procesan, a los pactos que alcanzan. Cuando alguno de los dos lo rompe, hablamos de la infidelidad. La persona que comete la infidelidad suele ocultarla porque sabe lo que significa e intuye algunas de las consecuencias que puede tener, aunque posteriormente pueda confesarla o sea descubierta. Sea como sea, la persona que es víctima de la infidelidad sufre una doble sensación de traición: a ella y a la relación.
Hablar de infidelidad no alude solo a la existencia de relaciones sexuales con otra persona ajena a la relación, también puede ser tratarse de una infidelidad a nivel de intimidad emocional, o ambas. De cualquier modo, implica una pérdida de confianza, que es la base de una relación sana.
Curiosamente, existen diferencias entre hombres y mujeres en muchos aspectos de la vida, incluida la infidelidad. Según diferentes estudios, los hombres tienden a sentirse más dolidos con la infidelidad sexual, y las mujeres tienden a sentirse más dolidas con la infidelidad emocional. Por supuesto, hablamos de medias, porque cada caso es un mundo.

¿Cuáles son las causas
de la infidelidad?
En el amor, la chispa que prende la mecha de la infidelidad puede partir de distintos niveles. Desde el punto de vista individual, estas serían algunas de las causas que pueden llevar a una persona a romper el pacto de exclusividad:

Atracción sexual.
Gratificación de necesidades sexuales, emocionales y/o sociales.
Escape de una relación insatisfactoria.
Necesidad de dominar, conquistar,…
Compulsión o adicción sexual.
Venganza.

Otras causas podrían identificarse desde un punto de vista sistémico, es decir, desde la relación. Por ejemplo la infidelidad puede surgir como síntoma ante algún tipo de problema en la relación o ante deseos de mayor intimidad, o al contrario, al sentirse amenazado por demandas de mayor proximidad, etc.

¿Qué siente la persona a la
que le han sido infiel?
Cuando nuestra pareja rompe el acuerdo pactado de fidelidad, podemos sentirnos de muchas maneras dependiendo de nuestra experiencia, nuestra personalidad, el tipo de infidelidad, el tipo de relación, el contexto social y cultural… Estas son algunas de las consecuencias más comunes:

Rabia o ira.
Sentimientos de abandono o rechazo.
Sentimientos de falta de
control y poder.
Pérdida de autoestima y del propio
valor como pareja.
Pérdida de confianza.
Estrés postraumático.

¿Existen diferencias de género
en la infidelidad?
Según los estudios sociológicos, las diferencias que existen entre hombres y mujeres en relación a la infidelidad han ido disminuyendo mucho en los últimos tiempos. De hecho, entre las personas jóvenes no se encuentran apenas diferencias.
En este sentido, las teorías evolucionistas ayudan mucho a comprender mejor a las personas infieles, ya que consideran la monogamia como un producto sociocultural. De hecho, actualmente existen muchas relaciones no monogámicas que también crean sus propios acuerdos y siguen sus propios principios éticos.
Todas las personas empleamos estrategias para reproducirnos a largo plazo (compatibilidad, seguridad, comodidad,…) más relacionadas con la monogamia, y a corto plazo (pasión, novedad, riesgo…). Por ello, parece probable que sean muchas más las personas que se han planteado una infidelidad que aquellas que la cometen o hablan de la tentación.
Ante un dilema tan humano, como es el querer un vínculo seguro y a la vez querer novedad y/o pasión, hay personas que toman una decisión que reflexionando no tomarían en relación al acuerdo que tienen con su pareja. Desde un punto de vista antropológico y siguiendo teorías evolucionistas, los hombres habrían sido más infieles a lo largo de la historia porque esta sería una estrategia reproductiva que beneficiaría su propósito de asegurar su descendencia.
El perdón en el contexto de la infidelidad

La infidelidad es una encrucijada que abre diferentes caminos y en muchos de ellos se conjuga el perdón. La necesidad de perdonar y de ser perdonados como un acto de restauración, ya no de la relación, sino de la propia imagen. A nadie le gusta verse a sí mismo como una persona infiel, poco fiable, supeditada y gobernada por pasiones e instintos.

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