Trabajadores de comida rápida: entre el alza salarial y la búsqueda del dólar

Trabajadores de comida rápida: entre el alza salarial y la búsqueda del dólar

Fast food workers: between the salary increase and the search for the dollar

La ley que obliga al pago de $20 por hora y que inició ayer deja a miles de beneficiados pero revela nuevas estrategias corporativas como los despidos, la reducción de horas y las alzas de precios

Angélica Hernández y medio millón de trabajadores de comida rápida de California comenzaron a ganar $20.00 por hora, a partir del lunes, y en medio de amenazas de la industria al reducirles horas de trabajo y hacer despidos.
Hernández, quien trabaja actualmente en un restaurante McDonald’s dijo que el aumento salarial beneficiará su vida “para estar un poco más desahogada en mi casa y traer un poco más de comida”.
Por muchos años, ella y los 500,000 empleados han recibido aumentos de 10 a 25 centavos de dólar.
“Este ha sido grandísimo y seguiremos luchando para estar a la par de las industrias que hacen miles de millones con nuestro trabajo”, dijo. “Nosotros no queremos hacerles daño a las compañías”.
El 28 de septiembre de 2023, el gobernador Gavin Newsom promulgó el Proyecto de Ley de la Asamblea AB 1228, que derogó la Ley de Recuperación de Estándares y Responsabilidad de Alimentos FAST o AB 257 y la reemplazó por un salario mínimo de $20 por hora, para trabajadores de comida rápida, entre otras disposiciones.
La ley se aplicará a los restaurantes que ofrecen servicio de mesa limitado o nulo y que cumplen con el umbral de 60 unidades, con exenciones para panaderías y empresas que operan en lugares no tradicionales como supermercados, aeropuertos, hoteles, parques temáticos y cafeterías  corporativas.
Inicialmente, ofreció una exención para restaurantes como Panera que hornean su propio pan, pero el gobernador de California, Gavin Newsom, aclaró más tarde que la cadena debe ajustarse al nuevo salario mínimo después de encontrar oposición.
La ley culminó una década de trabajo del Sindicato Internacional de Empleados de Servicios (SEIU) y otros grupos laborales para brindar a los trabajadores de restaurantes en el estado mayores ingresos y mejores beneficios.
Una parte importante de los más de 500,000 empleados de servicio rápido de California son adultos -la mayoría latinos y afroamericanos- que son responsables de mantener a sus familias.
Angélica Hernández fue parte de una rueda de prensa virtual, junto a académicos, sindicalistas e investigadores, quienes revelaron los resultados de un nuevo informe del Instituto Roosevelt, en el que se da a conocer que los empleadores del sector de comida rápida pueden absorber los aumentos del salario mínimo sin aumentar los precios y sin tener que impactar el empleo de manera negativa.
“La industria de comida rápida de California es muy saludable, ha estado creciendo más rápido que en EEUU en su conjunto; eso significa que las ventas han aumentado y, por lo tanto, sus ganancias también han aumentado”, dijo Michael Reich, profesor y presidente del Centro de Dinámica de Salarios y Empleo en UC Berkeley. “Si vendes una hamburguesa de 5 dólares, tendrás que aumentar el precio 10 centavos.
Los consumidores dirán: “Oh, 5.10 dólares en lugar de 5 dólares”, pero no van a cambiar su comportamiento. Y eso ha sido documentado por estudios que muestran que los consumidores de comida rápida no responden mucho cuando los precios suben”.
Tia Koonse, Gerente de Investigación Legal y Política del Centro Laboral de UCLA añadió que hay más de medio millón de trabajadores de comida rápida en el estado y que el 80 por ciento son personas de color.

 

The law that requires payment of $20 per hour and that began yesterday leaves thousands of beneficiaries but reveals new corporate strategies such as layoffs, reductions in hours and price ncreases

Angélica Hernández and half a million California fast food workers began earning $20.00 an hour, starting Monday, amid threats from the industry to reduce their work hours and make layoffs.
Hernández, who currently works at a McDonald’s restaurant, said that the salary increase will benefit his life “to be a little more comfortable at home and bring a little more food.”
For many years, she and the 500,000 employees have received raises of 10 to 25 cents on the dollar.
“This has been great and we will continue fighting to be on par with the industries that make billions from our work,” he said. “We don’t want to hurt the companies.”
On September 28, 2023, Governor Gavin Newsom signed Assembly Bill AB 1228, which repealed the FAST Food Standards and Accountability Recovery Act or AB 257 and replaced it with a $20 per hour minimum wage, for fast food workers, among other provisions.
The law will apply to restaurants that offer limited or no table service and meet the 60-unit threshold, with exemptions for bakeries and businesses that operate in non-traditional locations such as supermarkets, airports, hotels, theme parks and corporate cafeterias.
It initially offered an exemption for restaurants like Panera that bake their own bread, but California Governor Gavin Newsom later clarified that the chain must conform to the new minimum wage after encountering opposition.
The law capped a decade of work by the Service Employees International Union (SEIU) and other labor groups to provide restaurant workers in the state with higher incomes and better benefits.
A significant portion of California’s more than 500,000 quick-service employees are adults — most of them Latino and African-American — who are responsible for supporting their families.
Angélica Hernández was part of a virtual press conference, along with academics, unionists and researchers, who revealed the results of a new report from the Roosevelt Institute, which reveals that employers in the fast food sector can absorb increases of the minimum wage without increasing prices and without having to negatively impact employment.
“California’s fast food industry is very healthy, it has been growing faster than the US as a whole; that means sales have gone up and therefore your profits have gone up too,” said Michael Reich, professor and chair of the Center for Wage and Employment Dynamics at UC Berkeley. “If you sell a $5 hamburger, you’ll have to increase the price by 10 cents.
Consumers will say, “Oh, $5.10 instead of $5,” but they’re not going to change their behavior. And that’s been documented by studies showing that fast food consumers don’t respond much when prices go up.”
Tia Koonse, Legal and Policy Research Manager at the UCLA Labor Center added that there are more than half a million fast food workers in the state and 80 percent are people of color.

 

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