Política Demográfica Mundial…

La mayoría de los habitantes de países ricos e industrializados, sostienen que las familias de hoy son tan poco fecundas que no habrá hijos suficientes para cuidar de sus padres ancianos.

En cambio los países, medios y pobres, afirman que el aumento de la población humana amenaza nuestro medio ambiente y nuestra prosperidad. Que el principal factor sería el crecimiento demográfico que atenta contra la tierra, agua y las fuentes de energía.

Para los ricos, como Europa, Japón y, en menor grado, Estados Unidos y algunos países con ingresos medianos sus problemas no son manejables por el envejecimiento poblacional que enfrentan.

Para los pobre, en cambio, si la población mundial sigue en rápido aumento, se agravarán las cargas y presiones impuestas a los recursos globales. Por consiguiente, los gobiernos deberían abstenerse de aplicar políticas tendientes a incrementar los índices de natalidad, aun allí donde sean bajos.

Dos ejemplos:

África y Europa

África y Europa son dos continentes distintos y dos economías distintas, allí podemos compara la pobreza extrema, incluso la miseria africana con la riqueza extrema incluso la opulencia europea.

África tiene unos 900 millones de habitantes y altos índices de fertilidad. La División Población de la ONU predice que para 2050 tendrá alrededor de 1,8 millones de habitantes, o sea, el doble. Las poblaciones que se multiplican rápidamente son también pueblos jóvenes, debido a los numerosos niños que hay en cada hogar. En África, el promedio de edad actual es de 19 años; según las proyecciones, en 2050 rondará los 28 años.

En Europa, las tendencias van en sentido contrario. Las mismas proyecciones de la ONU para 2050 prevén una declinación de los 725 millones actuales a 630 millones (cifras aproximadas). Con pocos niños y una mayor expectativa de vida, el promedio de edad remontará de 39 años en 2005 a unos 48 en 2050.

Las familias pobres

El crecimiento más acelerado se da en las regiones más pobres porque la gente de pocos recursos, en especial la de zonas rurales, tiende a ser la más prolífica (seis o más hijos por mujer es una cifra frecuente). Estas familias dependen de su prole para las tareas agrícolas, así como para el cuidado y sostén de los padres en su ancianidad. No tienen acceso a los anticonceptivos y la planificación familiar. Y su fecundidad es una especie de póliza de seguro contra la gran mortalidad infantil.

Los latinos conocemos estas realidades, porque son las nuestras, nuestros niños crecen en los campos y mueren por enfermedades que los europeos y norteamericanos ni conocen.

Creced y multiplicaos… pero no tanto

Un informe publicado por Jeffrey D. Sachs, profesor de economía y director del Earth Institute, en la Universidad Columbia, demuestra la confusión reinante en materia de política demográfica.

La población mundial espera un incremento de 2500 millones entre 2005 y 2050. Esta cifra corresponderá en su totalidad a países en desarrollo y países pobres: 1300 millones más en Asia, 900 millones en África y el resto en América latina y otras regiones.

Estos 2500 millones adicionales impondrán exigencias enormes no sólo a las sociedades con poblaciones crecientes, sino al mundo entero. El aumento desmesurado del consumo total de energía refleja el efecto conjunto de los mayores ingresos per cápita (y, por ende, el mayor consumo individual de energía) y el crecimiento demográfico. Este fenómeno ya ha empezado a alterar peligrosamente el clima del planeta. Además, las tensiones que dicho crecimiento provoca, combinadas con los mayores ingresos, nos están llevando a una rápida deforestación, agotamiento de las pesquerías y degradación del suelo, con la consiguiente pérdida del hábitat y ulterior extinción de muchísimas especies animales y vegetales.

La solución

En este punto Jeffrey D. Sachs y su equipo se equivoca, ya que el sostienen que los trabajadores se beneficiarán notablemente al vivir en sociedades con poblaciones estables o menguantes. Es obvio que gastarán mucho menos en criar a sus hijos (se refiere a los gastos domésticos directos). Invertirán menos en la construcción de caminos, centrales eléctricas, escuelas y otros servicios públicos. Tendrán ciudades menos congestionadas y campos con menos presiones ambientales.

Pero no dice que desaparecerán en cincuenta o setenta años o que tendrán que trabajar hasta los noventa.

Según Sachs es preciso desacelerar el crecimiento poblacional en las regiones en desarrollo, especialmente en África, Latinoamérica y parte de Asia (por ejemplo, en India). Piden políticas estatales que puedan desempeñar un papel importante al extender a los pobres el acceso a los servicios de planificación familiar, expandir los sistemas de seguridad social, reducir la mortalidad infantil invirtiendo en salud pública y mejorar las oportunidades educativas y laborales de la mujer, en esto ultimo estamos de acuerdo pero por razones diferentes.

Ante la amenaza de una declinación demográfica en Europa, una parte de su población quiere tomar el rumbo opuesto y promover un retorno a la familia numerosa. Sería un grave error. Los partidarios de un crecimiento acelerado temen que no haya suficientes trabajadores jóvenes para costear el sistema previsional público. Sin embargo, esta cuestión se puede resolver por dos vías, una la mas lógica que es la incorporación de países pobres al mundo de los ricos, permitiendo a los jóvenes nacidos en países pobres acceder a la salud, la educación y la seguridad social y de esa forma ser productivos, la otra es mas dolorosa para sus bolsillos, haciendo que los jóvenes y adultos de hoy ahorren más para su jubilación y la posterguen hasta pasados los 65 años o mas.

A mi entender la mezcla de “países ancianos ricos con países jóvenes pobres” tiende a generar países jóvenes y ricos. Nada tiene de drástico pedir un crecimiento poblacional más lento, pero mezclado. Por decenas de milenios, la población mundial no tuvo una tendencia firme a largo plazo, sino, más bien, altibajos. Sólo en los dos últimos siglos, con el advenimiento de la economía moderna, despegó de unos 1000 millones, en 1820, a los 6300 millones actuales y los 9000 millones que habrá en 2050.

Esta explosión sin precedente fue posible gracias a los formidables avances científicos y tecnológicos. Pero también ha sometido el planeta a presiones tremendas. Debemos intensificar nuestros esfuerzos por retardar el crecimiento demográfico en forma voluntaria. Debemos reconocer que si hoy niveláramos la población de la Tierra, mañana la humanidad sería más feliz y el medio ambiente más sustentable.

La solución esta en mirar lo que ocurre en los estados fronterizos norteamericanos donde la mano de obra joven viene de Latinoamérica y gracias a eso hoy California es la quinta potencia económica mundial, la postura que proponen los europeos es arcaica. La unica forma de alimentar al mundo hambriento es producir mas y la mejor forma de producir mas es educando y cuidando a los jóvenes de los países pobres y no controlando su crecimiento.

Jeffrey D. Sachs y su equipo prefieren un siglo XXII donde los ancianos deban trabajar hasta los ochenta años, ya que no existirán jóvenes para costear el sistema previsional; En cambio personalmente prefiero que el mundo del siglo XXII este poblado de jóvenes educados y trabajadores, que no existan fronteras laborales y que cada joven pueda trabajar en el país o territorio que mas le guste y mejor le paguen, y que los adultos se puedan retirar a los sesenta a disfrutar su familia y su tranquilidad.

Se que parecerá un sueño, pero con planificación e integración se lograra, cuando los países industrializados comprendan que la mano de obra necesaria para seguir creciendo viene de los países pobres no dudadarán en integrar sus economías, se que esto no ocurrirá del día a la noche, ni que será todo a la vez. Los permisos laborales que brindan los europeos a los africanos y las propuestas de la administración Bush a respaldar a los inmigrantes que tengan trabajo van por ese rumbo.

Hasta la semana próxima

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