Las Crisis con tu Pareja

Uno de los problemas más graves de las parejas es ignorar las crisis. Simular una vida afectiva ficticia es contraproducente, porque las crisis son necesarias para poder crecer. Las parejas que cuentan con años de convivencia, atraviesan momentos cruciales de sus vidas, que algunas veces, refuerzan la relación y la hacen madurar.
En general, la causa de las crisis conyugales tiene que ver con haber puesto la relación en un estado donde la convivencia se haya vuelto algo rutinario. Se desconoce que toda relación necesita la permanente atención sobre su Pareja, no dejar de escucharle y llenarle sus necesidades. Si existe la buena voluntad por parte de ambos, todo en una relación puede negociase y modificarse.
Las conflictivas se pueden superar si existe voluntad por ambas partes. Las crisis pueden resolverse con una comunicación serena, en donde exista un diálogo y no un monólogo. Para salir adelante es fundamental auto analizarse para identificar en qué se está fallando en el trato con la otra persona. Casi siempre vemos lo que no recibimos, pero se nos olvida eso que tampoco hemos dado.
Para conservar la continuidad de la Pareja primero habría que preguntarse ¿Para qué deseo continuar con esa persona? Este para qué, debe ser un objetivo en el cual ambos estén interesados en forma conjunta. Se trata de encuentren un plan o proyecto de vida compartido que le dé larga vida a la unión. Pero este para qué, seguramente irá cambiando con el tiempo, pero también les dará razones más profundas para seguir juntos.
Después de haber aprendido a dialogar, a escucharse, y dedicarse tiempo para estar juntos en paz, una buena idea es proponer nuevos objetivos y actitudes para reconstruir el amor. Siempre y cuando se mantengan los afectos, las crisis conyugales no son sinónimo de separación o divorcio. Ese plan de vida o razón para mantenerse juntos permite a la Pareja salir fortalecida y reiniciar un nuevo camino.
Las crisis temporales que no deben llevarles a ver sólo los errores y los faltantes, mucho menos ser motivo para romper el vínculo, porque ambos están cambiando constantemente. Están madurando como Pareja, evolucionando, llegando a nuevas comprensiones de su convivencia, de sus exigencias y responsabilidades.
Toda relación irá cambiando con el tiempo, la edad de los contrayentes influye mucho en sus actitudes, de tal manera que el Amor ya no es suficiente para satisfacer sus complejas necesidades. Ahora lo que se busca y exige es un trato humano. Mantener la estabilidad es responsabilidad de ambos, con un constante esfuerzo durante las 24 horas.
La constante lucha por la supervivencia cambia drásticamente los estados de humor de los participantes. Esto les lleva a desconocer y negar los cambios, y culpar a su Pareja de su infelicidad individual. Pensar en lo que se ha vivido y luchado juntos, y en todo lo que queda por delante, es un buen antídoto para contrarrestar estas conflictivas.

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