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¿Es posible sembrar esperanza?

Rebeca Orozco Mora

Para los niños trabajamos porque los niños son los que saben querer, porque los niños son la esperanza del mundo.

José Martí

La esperanza es un estado de ánimo en el que se presenta como posible lo que deseamos. Según la sicóloga Patricia Riveroll, es algo que podemos crear, no es algo dado ni una simple ilusión. Es un enfoque optimista que puede aprenderse dentro de la familia. Sin embargo, los padres deben tomar en cuenta un aspecto fundamental: para dar esperanza, hay que tenerla. Si somos padres pesimistas, que vemos el futuro de manera sombría e incierta, será difícil transmitir un sentimiento positivo a nuestros hijos.

La realidad es una sola, explica la psicóloga de la Universidad del Valle de México, sin embargo, podemos enseñar a nuestros niños a percibirla según nuestro enfoque. Cada acontecimiento tiene por lo menos dos caras, una que puede ser muy pesimista y otra optimista, depende de nosotros cómo queremos ver los acontecimientos.

Cuando los niños se exponen inevitablemente a escenas de pobreza o violencia, ¿es posible trasmitirles un sentimiento esperanzador? Asustarnos no soluciona ningún problema. Según la académica, hay que enseñar a nuestros hijos a ser críticos y no solamente receptores de lo malo. De esta manera entenderán la realidad como un área de oportunidad. Existen muchas organizaciones que están haciendo algo por la pobreza, así que podemos motivar a nuestros hijos a actuar frente a los problemas y no permanecer como espectadores.

Aún cuando no siempre se puedan cambiar las circunstancias, añade la psicóloga, es posible modificar la actitud y la conducta de nuestros pequeños ante ellas. Así, en lugar de dejarnos abatir por las malas noticias y transmitir sentimientos de pesadumbre, es conveniente animarlos a realizar acciones concretas. Por ejemplo, en relación al problema ambiental, conviene transmitir ideas como la siguiente: “Si tardaremos mucho tiempo para reforestar los bosques, es tiempo de empezar. Cada esfuerzo contribuye”. Si nos preocupa el medio ambiente empecemos por reciclar, separar la basura y apagar luces cuando no las usemos.

Muchas personas creen que para crear un sentimiento de esperanza en los niños, debemos mostrarles solamente las cosas bellas y buenas del mundo. Pero, según Patricia Riveroll, no basta mostrar este aspecto de la vida a nuestros hijos, ¡ellos tienen que vivir la verdad, pero desde un enfoque que no sea fatalista. Hay que educarlos en la esperanza, pero de forma realista, ni mágica ni ilusoria. No basta con preocuparse, hay que ocuparse; no basta soñar, ¡es necesario comprometerse!

Dar esperanza no significa presentar a nuestros hijos un mundo ilusorio, sino un mundo real para que, en los años por venir, se adapten mejor a su medio y puedan crecer con un punto de vista crítico y actuar de manera positiva y comprometida.

“Creemos en México, ahora creamos en su gente”.

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