El Talento de Reemplazar Culpa por Responsabilidad

El Talento de Reemplazar Culpa por Responsabilidad

El éxito y la culpa van por caminos diferentes, en cambio el éxito y la responsabilidad viajan juntos. Esa es la clave para comprender el secreto del éxito, quienes viven cargados de culpas se alejan diariamente del éxito y nunca logran sus objetivos, en cambio quienes tienen el talento de reconocen sus errores y se hacen responsables de ellos, son compañeros de ruta del éxito.
Todos nos sentimos culpables de algo, muchas veces en la vida, todos cometemos errores, algunos insignificantes y otros muy importantes, y cuando estos errores afecta a otra persona nos sentimos mal, porque la culpa es un estado emocional que surge de pensar que hemos actuado de manera indebida (ya sea por algo que no debimos haber hecho, o por algo que hicimos pero estaba fuera de nuestras estructuras educativas), porque la culpa es una actitud formada por emociones y pensamientos, que nos llevan a una sensación de auto devaluación, y cuando alguien siente culpa, se califica negativamente como persona, se siente mal consigo misma y se siente devaluada de alguna manera, es decir que la culpa ataca nuestra autoestima.

La mochila de culpas
Las culpas del pasado son las más comunes, porque son parte de nuestra historia, aprendizaje o memoria, esto ocurre cuando vivimos recordando las “glorias del ayer” y pensamos que “todo tiempo pasado fue mejor”, y sobrevaloramos todo aquello que hacíamos cuando éramos más jóvenes, y nos “condenados” a actuar de acuerdo a ciertas ideas o viejas heridas, hábitos, o actitudes. Esto nos hace nostálgicos y arrepentidos por las oportunidades perdidas y los errores cometidos, vivimos “torturándonos” acerca de aquello que hicimos, que dejamos de hacer, o que debimos haber hecho.
Las culpas del presente son las más negativas, porque buscamos esconderlas tras una aparente mascara de resignación, por ejemplo cuando vivimos pretendiendo obtenerlo o hacerlo todo, sobresaturándonos de tareas y compromisos e impidiéndonos disfrutar de aquello que hacemos, o cuando vivimos en la inacción producto de la postergación (o de la indecisión) para lograr nuestros propósitos, cuando por miedo, no tomamos decisiones, o cuando permitimos que los estados de ánimo y los problemas actuales definan nuestro humor, nuestras reacciones, donde la miopía del mal humor nos impide ver más allá de algunas limitaciones temporarias y permite que tomemos decisiones erróneas.
Las culpas del futuro son las más complejas, porque nos llenan de miedo y especulación, por ejemplo cuando vivimos apurados por completar determinada tarea, por llegar a ciertos lugares, somos impacientes ante las esperas o bajo presión nerviosa, y por nuestra mala administración creemos que el tiempo no alcanza, o cuando nos preocupa aquello que puede suceder, especulando e imaginando posibles escenarios, y nos paralizamos ante el fatalismo, o cuando vivimos esperando que algún factor externo (terrestre o divino) cambie nuestras circunstancias, o las de quienes nos rodean.

Reemplazando culpas
por responsabilidades.
Para reemplazar culpas por responsabilidades debemos reconstruir y modificar nuestra relación con el pasado, el presente y el futuro, ya que la culpabilidad nos impide utilizar el tiempo y nos obliga a vivir en un gran estrés permanente.
El trabajo no es sencillo, peor es muy efectivo:
Somos responsables con el pasado al borrar, limpiar nuestro “banco de datos” para que no nos paralice, ni nos “invente” falsas dificultades, retos o elecciones, esto se lograra cambiando aquellos hábitos del pasado que nos impiden lograr nuestros objetivos actuales, creando espacios para curar las heridas que arrastramos, perdonar y perdonarnos por todo lo malo que pudimos hacer o no hicieran en el pasado, a sabiendas o sin saber, para ello debemos ver la historia (nuestra y de nuestro entorno) como hechos ocurridos de los cuales podemos aprender y no como hechos determinantes.
Somos responsables con el presente si creamos las condiciones que permitan cumplir nuestras metas, tomando acciones y decisiones inmediatas, sabiendo que si logramos salud espiritual y mental lograre tener salud física y material, para esto es muy importante revertir nuestros condicionamientos y modificar aquellos hábitos inefectivos que arrastramos del pasado, y decidir concentrarnos en las cosas que hacemos, con los ojos, la mente y el corazón, abriendo el canal de la intuición.
Somos responsables con el futuro si identificamos nuestras metas y clarificamos nuestra visión, si comprendemos qué necesitamos, qué deseamos y qué nos lleva a actuar en una dirección constructiva y responsable, si aceptamos que la intuición actúe, si aceptamos esta relación, si estamos “alertas” para identificar y aprovechar oportunidades que puedan conducirnos en la dirección deseada.
Tenemos la capacidad de transformar esa carga culposa en acción responsable y vivir de ese modo, cuando lo logremos sentiremos que controlamos nuestra vida y potenciaremos los recursos personales para llegar al éxito.

Hasta la próxima.

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