Depresión y Ansiedad

Trucos para recuperar la energía

Trucos para recuperar la energía

¿Agotado(a) en el trabajo?¿Cuando llegas a tu casa sólo tienes fuerzas para “desmayarte” sobre el sofá? Si las jornadas agotadoras e interminables, la presión y el estrés, y el ritmo laboral vertiginoso están desgastando tus fuerzas y te abocan al cansancio, ¡echa de tu cuerpo, mente y emociones a los “ladrones de vitalidad”.

Madrugón. Prepararles el desayuno a los niños y llevarlos al colegio. Después, un viaje de una hora hasta la oficina, donde el ritmo es vertiginoso y las tareas se suceden una tras otra casi sin pausa. Reuniones, llamadas telefónicas, correos electrónicos, gestiones, papeleo. De regreso a casa, las compras y la cena.

Comprueba como tu energía se va agotando a medida que transcurre la jornada, y al llegar al final del día, seguramente te preguntas: ¿Cómo me ha costado llegar hasta aquí?, y así un día tras otro ¿cuánto tiempo podré aguantar este tren de actividades?

Tú sabes que gozas de buena salud, porque te efectúas los cheques médicos de la empresa con regularidad, pero sientes que tienes que “tirar de tu cuerpo y de su alma” para mantenerte en pie. ¿Entonces que te ocurre?

Detrás del agotamiento continuo, no sólo se encuentra una agotadora agenda laboral, personal y familiar, sino que pueden esconderse una serie de costumbres, actitudes y pensamientos, que te van robando tus reservas energéticas y debes mantener a raya, si quieres “recargar tus pilas” y que duren mucho tiempo:

• Robar horas al sueño. Dormir menos de las alrededor de ocho horas necesarias es un hábito que a corto plazo causa problemas como la dificultad para concentrarse y lagunas de memoria, irritabilidad, fatiga y debilidad de las defensas orgánicas. Además el organismo funciona con unos ritmos biológicos regidos por los ciclos de sueño y vigilia, durante los cuales produce distintos tipos de hormonas adaptados a cada etapa. Si no se descansa lo suficiente por la noche el cuerpo no recupera la energía que ha gastado durante la jornada.

• Desayunar poco o mal. Después del ayuno nocturno, hay que comer para reponer fuerzas e incorporar los nutrientes que el cuerpo y el cerebro necesitan para arrancar y funcionar a buen ritmo. Tomar mucho café y unos pasteles industriales, aporta un rápido “subidón” de vitalidad, debido al efecto estimulante de la cafeína y la energía del azúcar, pero este efecto dura poco y cuando pasa, llegan un mayor cansancio y apetito. Desayunar un lácteo, un poco de jamón, pan de cereales y una fruta o su jumo, es una buena opción para comenzar el día.

• Hacer gimnasia sin música y dieta sin control. Hacer ejercicio en silencio puede hacer que la persona se canse más de la cuenta y rinda menos, de acuerdo con un estudio de la universidad británica de Brunel, por lo cual es preferible acompañar el esfuerzo físico con unas melodías, que además reducen la sensación de fatiga. Otro “ladrón” habitual de energía es seguir un régimen de adelgazamiento muy estricto o bajo en calorías y sin control médico, lo cual puede privar al organismo de los nutrientes que necesitan, dejándolo exhausto.

• Abusar del sofá y la televisión. Cuando se está cansado el dúo sofá-TV puede resultar apetecible, pero practicar el “sedentarismo catódico” en exceso, además de fomentar la obesidad y el tedio, aumenta el cansancio ya que conduce a la pérdida de masa muscular, capacidad pulmonar y de hormonas estimulantes como las endorfinas, al privar al organismo de una buena oxigenación y actividad física. Es mejor planificar actividades alternativas que supongan actividad y movimiento.

• Sucumbir a la gente que le desvitaliza. A veces es inevitable toparse con compañeros de trabajo, familiares o amigos, cuyo contacto te deja exhausto, debido a que desgastan tu energía psicológica y emocional con sus quejas, victimismo o visión negativa o pesimista de la realidad. Si no se puede eludir la relación con estos “vampiros emocionales” lo mejor es plantarles cara demostrando una respuesta madura, firme y contundente, haciéndose consciente de que mantienen esa actitud debido a un programa mental o “forma de ver las cosas” que han aprendido a lo largo de su vida, el cual es propio de ellos pero n

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