Cruzan Senderos Sociales de Paz entre Colombia y México

Bogotá y México, se encuentran en una meditación crítica que haga posible asumir el pasado y abrirse a un futuro que alimente no solo la esperanza sino un cambio real de las sociedades, este es el sentido de la visita de Gabriela Pérez y Alejandra Valdivia del Parlamento de la Mujer Jalisciense en Colombia de las delegadas de Comnapaz intercambian experiencias entre países que comparten una intensa negociación por la paz de indudable tensión social.
Ambas naciones tienen un dilema en común que se encuentra en el corazón mismo de una sociedad que no ha resuelto sus problemas históricos: La desigualdad social y la memoria trágica, de los años terribles de la violencia. Ambos países con una raigambre cultural violenta; expresada en un libro “Colombia hacia la revolución”. Su autor, Luis A. Bermudez, firmado ese texto en 1971. Decía, entonces lo que sigue: ¿Qué salida le queda a un pueblo, a su juventud, a sus estudiantes en un país donde sus gobiernos son factura de cien familias omnipotentes?
En México, con un Sector Informal de México que conforma ya el 60% de la Población Activa del país. Se trata de una afirmación sobrecogedora que posee, además, una connotación conceptual dramática.
Esta violencia estructural derivan problemas sociales que alimentan tensiones y resentimientos trae a la memoria a Simón Bolivar, que su espada había hecho posible la independencia de Colombia, Perú, Ecuador y Bolivia, libertados que auspiciaba una revolución cultural y no armada, le contestaba así: “Cuatro repúblicas sin republicanos ni ciudadanos”.
Desde entonces la desigualdad y la violencia hicieron de Colombia una estampa clásica de una crisis social sin resolver. Después de últimas, y le pensaba, violencias finales, Colombia desmiente las esperanzas y vuelve a enfrentarse con tensiones críticas que, de otro nivel, señalan que el pasado no ha sido enterrado para edificar una nueva sociedad. Ello es más grave, aún, porque América Latina ha vivido unos años de prosperidad indudable. Aún así, las viejas estructuras revelan sin más que los dilemas sociales no se han resuelto.
En México, el problema es más agudo, que 6 de cada 10 trabajadores mexicanos son informales.El problema posee tal magnitud –un país informal y sumido en la violencia- que no puedo entender cómo los “medios”, no han asumido, inmediatamente –desde antes hubiera sido mejor- el tema para admitir que se trata de un cuestionario económico que plantea, sin duda, un enorme problema a un país de nuestros días: que, repito, asume que, el 60% de los activos son informales. ¿En qué Sociedad vivimos que un cambio que coloca a un país entero ante su propio esqueleto económico-social y cultural, una modificación aritmética de tal magnitud del INEGI le deja indiferente?
La actitud de los medios que no transportan a la Sociedad el grave significado de la informalidad en México. El Informe J. P. Morgan nos proporciona cuadros que esclarecen el potencial destruido por la Informalidad. Vean ustedes el cuadro “Productividad Laboral” (Labor Productivity):PNB POR HORA TRABAJADADA COMO % (USA-100):
México 28.6; Corea del Sur 49.3; Chile 34.6; Rusia (con Putin) 34.7; OCDE (promedio) 74; Japón 69; Canadá 76.8; España 78.8; Suecia 85.9; Alemania 92.7; USA 100.0; Noruega (país petrolero) 137.0. Fuente: OCDE, página 15 del Informe J. P. Morgan. Creo innecesario decir más. Innecesario sublevarse porque, en efecto, un tema de tan considerable dimensión como la valoración del Sector Informal no ha conducido a una pregunta básica y fundamental: ¿en qué Sociedad vivimos?. La respuesta es clara; en la sociedad de la indiferencia, germen de violencia estructural.

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