Sarkozy y Brown

Isaac Bigio es natural de Perú y tiene ascendencia judía y sirio-libanesa. Afincado en Londres, escribe para decenas de medios de los cinco continentes. Ha obtenido grados y postgrados en Historia y Política Económica en la London School of Economics & Political Sciences, donde ha sido profesor. Ha impartido cursos y seminarios en centros dependientes de esta institución como el Instituto Europeo, la Escuela de Estudios Asiáticos y Orientales, y la Escuela de Estudios Eslavos y Europeo-Orientales. Especializado en conflictos, es uno de los analistas con mayor conocimiento de las guerras en Afganistán, el Medio Oriente y los Balcanes. Es columnista regular de Correo (Perú), La Opinión (EEUU) y Noticias (Gran Bretaña), que son los periódicos en castellano de mayor distribución en esos países. Sus artículos han aparecido en varios decanos de la prensa latinoamericana y en rotativos del Grupo de Diarios de América. En 1998 obtuvo el premio de la Excelencia de Dillons-Waterstone (la mayor librería británica) y el E. H. Carr del Departamento de Política Internacional de la Universidad de Gales.

Sarkozy y Brown

Los dos gobernantes de Francia y Reino Unido se han reunido en Londres. Ambos tienen en común el recién haber llegado a ser mandatarios manteniendo a sus respectivos partidos en el poder.

En la Unión Europea el partido de Sarkozy representaba al que fuera el régimen derechista más hostil al de EEUU y el de Brown al ‘izquierdista’ más pro Bush. Tras que Sarkozy remplazó a Chirac en el gaullismo él ha buscado acercarse a Washington y endurecerse ante Irán y China (a quien amenaza con sanciones por lo del Tíbet). Brown al substituir a Blair ha buscado distanciarse de ir tanto tras Bush.

Ambos gobernantes vienen decreciendo en su popularidad interna. Sarkozy quiere que Brown avale su pretensión de que para el 2009 la Unión Europea tenga su propio presidente y canciller, y él por su lado está dispuesto a retornar plenamente a la OTAN. Los dos son los únicos líderes de la UE que tienen bombas atómicas y hoy quieren coordinar para conseguir más energía con más plantas nucleares.

¿Nueva Lady Diana?

Sarkozy ha sido el presidente francés mejor recibido en Londres en medio siglo. Sin embargo, su figura quedó eclipsada por la de su nueva esposa. Todas las tapas de todos los diarios importantes de Inglaterra (y también de otras potencias) tenían la foto de esta súper modelo que aspira a convertirse en la reina de belleza de las primeras damas del globo.

Tras una década sin que los medios tengan que perseguir a Diana ahora han encontrado a una ‘guapa’ que rivaliza con ella o con Jackie Kennedy. Si bien Carla Sarkozy le ha quitado popularidad a su marido en Francia, ella quiere convertirse en un ‘rostro hermoso’ de su diplomacia.

La sucesora de Diana en el cetro de la ‘chic’ mundial del poder no es, empero, alguien popular que ha sido víctima de intrigas reales; sino de una conflictiva mujer que declaró antes ser polígama, que no quiso adquirir la nacionalidad francesa, que tuvo un hijo extramarital con un hombre casado que era el hijo de su pareja y que ha antagonizado a muchos tradicionalistas.

Dos cumbres

El miércoles se reunieron en Londres los gobernantes de Francia y Reino Unido y también en Recife los de Brasil y Venezuela. En ambas citas se acordaron reforzar a sus respectivos bloques económicos (Mercosur y UE) y desarrollar obras comunes pro-energía (refinería venezolana-brasilera en Abreu de Lima y gasoducto suramericano y más plantas atómicas en los dos lados del canal de la Mancha). También se discutió la propuesta de Francia de reincorporarse plenamente a la OTAN mientras demanda una fuerza militar pan-europea. Chávez planteó la necesidad que Latinoamérica tenga su propia defensa común incluso para poderse enfrentar a EEUU.

La cumbre de Recife y la oferta de Uribe de soltar prisioneros de las FARC (a cambio de que Betancourt sea liberada) vienen aminorando el tono de la nueva crisis Bogotá-Quito. La reunión Brown-Sarkozy sigue allanando el camino para que París zanje 4 décadas de choques con Washington y se forje una mayoría sólida en el consejo de seguridad en pro de la ‘liberalización global’ y de mayor intervención en Afganistán.

Londres en elecciones

La carrera por la alcaldía de la capital británica acaba de ser oficialmente declarada. Hay trece candidatos pero solo dos opciones en la segunda vuelta: Ken Livingstone (líder del ala zurda del laborismo) y el conservador Boris Johnson.

Los ‘tories’ se han venido recuperando y tras su conferencia del fin de semana han decidido que se promoverán como ‘el partido amigo de las familias’ quienes permiten a los papás tener días libres para estar con sus bebés y a las madres les dan más visitadoras sociales.

Este mensaje es ajeno a la ortodoxia conservadora de achicar los impuestos y el Estado, pero con eso ellos quieren ‘achicar’ a sus rivales.

El laborismo, mientras tanto, pasa por su peor índice de popularidad en un cuarto de siglo. Livingstone promueve su candidatura sin mencionar mucho a su partido. En el 2000 él ganó ampliamente las municipales corriendo como ‘independiente’ contra el ‘Nuevo Laborismo’, El haber retornado a ese partido puede convertirse en el beso de la muerte.

La ‘Lista de Izquierda’ y los Verdes llaman a votar por Ken como segunda opción, pero la gran sorpresa puede no solo ser que los conservadores por primera vez en su historia lleguen a la alcaldía capitalina sino a que los neo-nazis del BNP ganen uno de los 25 miembros de la asamblea de Londres.

Los comicios londinenses tendrán repercusión mundial. Si Ken se queda en el cargo eso fortalece a sus aliados del ALBA. Si los conservadores le deponen eso pondría a los thatcheristas a un pie de volver al poder, presionaría al gobierno hacia una política más hacia la derecha y crearía problemas para que la Unión Europea ratifica el Tratado de Lisboa.

Tíbet y las olimpiadas

Cinco meses antes del inicio de las olimpiadas en Agosto, Beijing viene siendo jaqueado por diversas minorías nacionales. Mientras Taiwán contempla un referendo para proclamar oficialmente su separación de China y entrar como tal a la ONU, en el Tíbet se han iniciado una serie de protestas.

Estas últimas vienen acaparando muchos titulares en la prensa mientras que en Occidente éstas son utilizadas para buscar presionar al gobernante Partido Comunista para que vaya liberalizando el sistema político y económico del principal régimen ‘socialista’ que hay.

El Dalai Lama, la autoridad política religiosa que tuvo Tibet hasta antes que él se exilie en India en 1959, acusa a China de haber asesinado a un centenar de sus compatriotas. Sin embargo, The Economist, el único medio occidental que ha estado presente en Lhasa, duda de la certeza de esas cifras o que se haya producido una masacre como la de Tien Nam Men en 1989.

Mientras Beijing acusa al Dalai Lama de impulsar a sus fieles y monjes budistas a hacer violencia y saqueos contra los comerciantes chinos musulmanes del Tíbet, él replica que no quiere afectar a los juegos olímpicos ni que éstos sean boicoteados. El plantea que no quiere la independencia de su país sino que éste tenga mayor autonomía y se le permita a regresar allí para ocupar su anterior liderazgo.

El Dalai Lama no habla de un genocidio físico sino cultural contra su pueblo, aunque los maoístas retrucan que ellos no quieren eliminar a la lengua, alfabeto y nacionalidad tibetanas sino evitar que los sacerdotes budistas mantengan a una de las sociedades más teocráticas, medievales y atrasadas que había.

Si el Dalai Lama ganó el premio Nobel de la Paz y en Occidente se le presenta como el líder de la religión más pacifista, los rojos chinos recuerdan que él se ligó a los nazis y que tuvo una tiranía oscurantista y feudal.

El Dalai Lama llama a sus adeptos a contener la protesta pues afirma que un venado no está en capacidad de vencer a un tigre. Mientras muchos creen que el budismo es sinónimo de no violencia, lo cierto es que muchas fuerzas budistas usan muchas armas cuando tienen poder (como la dictadura de Birmania, el antiguo imperio militarista del Japón, los terroristas budistas anti-tamiles de Ceylán, etc.).

Para el clero budista tibetano la mejor manera de volver al poder en su país consiste en combinar protestas no muy violentas con el apoyo de las grandes potencias.

Mientras la Unión Europea y EEUU antes promovieron la desintegración de las ‘federaciones socialistas’ de la URSS, Yugoeslavia y Checoeslovaquia, hoy no quieren hacer lo mismo con China pues creen que lo mejor para la estabilidad mundial y para que el mercado siga retornando a este coloso es que la república popular china continúe unida y su gobernante partido comunista vaya gradualmente abriéndoles su economía.

Al utilizar la carta del Tíbet y haber algunas personalidades que barajan llamar al boicot a las olimpiadas chinas, Occidente quiere presionar a China para que ésta no choque con Japón o Taiwán, les ayude a desarmar a Corea del Norte, no se una tanto a Sudán, Zimbabue y otros países africanos que ellos no ven bien y que ésta vaya moviéndose hacia un sistema multipartidario que pueda garantizar mejor la inversión privada.

China, por su parte, no quiere abrir la caja de pandora de las nacionalidades. Esta concede cierta autonomía a sus minorías, pero no quiere que su país recorra el ejemplo soviético de ir hacia una desintegración estatal y un declive económico.

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