No me vuelvas a decir que soy pesimista

No me vuelvas a decir que soy pesimista, solo te estoy diciendo la verdad. Si estás en casa y apenas has salido dos veces para hacer la compra, ya has aprendido algo muy importante. Has aprendido ¡quién manda en tu vida!
La mayoría de los ciudadanos del mundo están obedeciendo rigurosamente las indicaciones del gobierno. No salir. No trabajar. No desplazarse en coche más de dos personas. No acudir al hospital salvo por urgencia, lavarse las manos frecuentemente, usar mascarilla, usar frecuentemente líquido alcoholizado en las manos; no comer en restaurantes, respetar la distancia social, no asistir a las iglesias, etc., Ayer me dijeron: “No recibimos dinero en efectivo…y el cordial ‘sorry’.”
Vivimos tiempos increíbles y tristes, justificadamente dolorosos y represivos. Incluida la iglesia la que fue descrita como estandarte de la verdad ¿Pasarán los días malos? Ni lo pienses, todo esto llego para quedarse “es la realidad del totalitarismo que sentó las bases del control social” y que deja ver las dudas de una sociedad que no está preparada para luchar, somos la población más fácil de tiranizar de la historia de la humanidad. Ahora mismo estamos encerrados en nuestras casas por lo que, hace sólo dos meses, era una “simple gripe.”
Esto dejó ver también cosas como, una iglesia sin las armas para enfrentar la dura batalla. Sin la armadura que estaba para ser tomada y que pudiéramos resistir en el día malo, y habiendo acabado todo estar firmes, pero no ocurrió en muchos. El lomo de la verdad fue cambiado por la mentira. La coraza de justicia fue traspasada por el no reconocer la verdad y por hacer lo que no corresponde. No te pusiste nunca el calzado con el apresto del evangelio, por ello, te alcanzaron el miedo y el temor. El escudo de la fe fue traspasado por los dardos de la angustia, el pánico y la desesperanza, al grado de desconfiar de la vida y entró un miedo horrible a la muerte.
No me digas que soy pesimista, ni me preguntes con que autoridad hablo la verdad, ni porque quiero mostrar la realidad de la iglesia a horas de su salida de la tierra. Mas bien da gracias por ser confrontado con esta verdad que libera.

 

Don’t ever tell me I’m pessimistic again, I’m just telling you the truth. If you are at home and have barely left twice to buy groceries, you have already learned something very important. You’ve learned who’s in charge in your life!
Most of the world’s citizens are rigorously obeying government guidance. Don’t go out. Don’t work. Do not travel by car more than two people. Do not go to the hospital except for an emergency, wash hands frequently, wear a mask, or use hand sanitizer; don’t eat in restaurants, respect social distancing, do not attend church, etc., Yesterday I was told: “Sorry, we don’t accept cash.”
We’re living in incredible and sad times, justifiably painful and repressive. Including the church that was described as a banner of truth. Will the bad days pass? Don’t even think about it, all of this has come to stay “this is the reality of totalitarianism that laid the foundations of social control” and that lets you see the doubts of a society that is not prepared to fight. We are the easiest population to tyrannize in the history of humanity. Right now we’re locked in our houses by something that just two months ago was “simply a flu.”
This allowed us to see things like, a church without the weapons to face the tough battle. Without the armor that was to be taken so that we could resist on the day of evil, and having finished stand firm, but it did not happen in many. The belt of truth was changed by a lie. The breastplate of righteousness was pierced by not recognizing the truth and by doing what is not appropriate. You never fitted your feet with the readiness that comes from the gospel of peace, so you were caught in panic and fear. The shield of faith was pierced by the arrows of anguish, panic and hopelessness, to the degree of distrusting life, and a horrible fear of death entered. Don’t tell me that I am pessimistic, nor ask me with what authority I speak the truth, nor why I want to show the reality of the church hours ahead of its departure from earth. Rather, you should be thankful you’re being confronted with this truth that liberates.