Eugenesia y Fecundación In Vitro

La eugenesia, cuyo padre Francis Galton —primo y seguidor de Charles Darwin—, la asoció a la “mejora racial” humana y a la eliminación de “indignos” y “defectuosos”, fue popular hacia fines del siglo XIX y decayó cuando la humanidad presenció con horror uno de sus frutos: el holocausto judío a manos nazis. Hoy que ese recuerdo se torna borroso ha vuelto con un nuevo rostro engalanado en discursos seudo visionarios de transhumanistas y futurólogos.
Pero, en la sombra, ha surgido también desde los 70s un neo-eugenismo camuflado en la tecnología de la Fecundación In Vitro (FIV), el proceso que se vende como solución a la infertilidad femenina. Pocos caen en la cuenta de qué se trata realmente, dado que la información se oculta adrede.
La FIV busca, a través de ensayo y error, imponer al cuerpo de la mujer un “óvulo fertilizado” exteriormente (léase, ser humano concebido, según la ciencia), con 5 días de desarrollo, para que se geste allí hasta el nacimiento. El proceso es antinatural, costoso e imperfecto, por lo que la tasa de error es alta y requiere “usar” muchos seres humanos.
¿Cuántos concebidos se sacrifican para “garantizar” un nacimiento? La investigadora Amy Kaing calculó en 2017 que “en pacientes jóvenes <35 años, 7 ovocitos darían lugar a un nacimiento vivo. De 35 a 37 años o de 38 a 40 años necesitarían 10 u 11 ovocitos, respectivamente. De 41 a 42 años, se necesitan 18 ovocitos y ≥43 años necesitan un exceso de 50 ovocitos para lograr un nacimiento vivo”. En otras palabras, la FIV convierte a la inmensa mayoría de seres humanos, concebidos en el proceso, en víctimas fatales del deseo de tener hijos. Su destino será la muerte, el congelamiento o ser “donado” para otras mujeres o para experimentos.
Queda claro que esta industria neo-eugenésica degrada a los seres humanos concebidos. Los etiqueta como “frescos y congelados” y los segrega sin ápice moral entre los de “mejor calidad” o “peor calidad”. Aun parejas de buena voluntad, pero sin conocimiento, son cómplices de más de un millón de ciclos de FIV que se realizan cada año en todo el mundo, sin conocer que en su camino hay una estela de seres humanos reducidos a productos o cosas.
Es tiempo de hablar claro para que, al menos, usted pueda pensarlo. ¿Tendría un hijo vivo a costa de matar o degradar al resto de sus hermanos?

 

Eugenics, whose father Francis Galton – cousin and follower of Charles Darwin -, associated it with human “racial improvement” and the elimination of “unworthy” and “defective”, was popular towards the end of the 19th century and declined when humanity witnessed with horror one of its fruits: the Jewish holocaust at the hands of the Nazis. Today, that memory is blurred, it has returned with a new face decked out in pseudo-visionary speeches by transhumanists and futurologists.
But, in the shadows, a neo-eugenicism camouflaged in the technology of In Vitro Fertility (IVF) has also emerged since the 70s, the process that is sold as a solution to female infertility. Few realize what it really is, since the information is purposely hidden.
IVF seeks, through trial and error, to impose on the woman’s body an externally “fertilized ovum” (read, conceived human being, according to science), with 5 days of development, so that it gestates there until birth. The process is unnatural, expensive, and imperfect, so the error rate is high and requires “using” many human beings.
How many conceived are sacrificed to “guarantee” a birth? Researcher Amy Kaing calculated in 2017 that “in young patients <35 years, 7 oocytes would give rise to a live birth. From 35 to 37 years old or from 38 to 40 years old, they would need 10 or 11 oocytes, respectively. From 41 to 42 years, 18 oocytes are needed and ≥43 years old, an excess of 50 oocytes are needed to achieve a live birth ”. In other words, IVF turns the vast majority of human beings, conceived in the process, into fatal victims of the desire to have children. His fate will be death, freezing or being “donated” for other women or for experiments.
It is clear that this neo-eugenic industry degrades conceived human beings. He labels them as “fresh and frozen” and segregates them without moral iota between those of “better quality” or “worse quality”. Even couples of good will, but without knowledge, are accomplices of more than a million IVF cycles that are performed every year around the world, without knowing that in their path there is a trail of human beings reduced to products or things.
It is time to speak out so that, at least, you can think about it. Would he have a living son at the cost of killing or degrading the rest of his siblings?