El Cafecito

El Cafecito

Cuando a mis 19 años quede embarazada de mi novio 8 años mayor que yo, el cual me dijo que era muy joven para tan grande responsabilidad, a pesar de que tener un hijo significaba que tendría que dejar la universidad y que tendría que enfrentarme al estigma de ser madre sin estar casada, en mi corazón sabía que Dios tenía un propósito para mi criatura. Las cosas no fueron fáciles, aunque tenia el apoyo de mi familia, hubo momentos difíciles, pero al ver el rostro de mi hija Michelle ese 31 de julio de 1995, recupere la seguridad y la convicción de que todo estaría bien.
Hace unos días en Nueva York se aprobó el aborto hasta los 9 meses sin importar la situación. AL pensar en ello se me quebranta el corazón, pero no solo por las criaturas a las cuales no se les dará oportunidad de nacer, sino por esas madres que tomaran la decisión de acabar con un miembro de su propia generación. Me duele el corazón principalmente por la juventud que está siendo engañada haciéndole creer que el aborto es un método anticonceptivo más y que al deshacerse del “producto,” también se desharán de todos sus problemas y recuperaran su libertad; cuando en realidad no se les dice que quedaran atadas a ese momento, a ese recuerdo, a ese cargo de conciencia por haber tomado una decisión creyendo que era “su cuerpo.”
Si tu que lees esto, en algún momento tomaste esa decisión y ahora te atormenta, déjame decirte que hay perdón y esperanza en Cristo. Si tu que estas leyendo, conoces a alguien que tomó esa decisión, te animo a que lejos de criticarla o de molestarte por su “aparente indiferencia,” la abraces y le digas: “Siento tu dolor y quiero que sepas que no te juzgo. Se que tu aparente indiferencia es solo una máscara y quiero que sepas que conmigo no tienes que fingir; estoy aquí para llorar contigo la perdida de tu bebe, o para en silencio abrazarte y decirte que estoy aquí para cuando quieras hablar.” Mostremos compasión, amemos más, solo a través de dar amor, es que podremos romper toda indiferencia y es por medio de ese amor, que los corazones comenzaran a sanar. “Te alabaré; porque formidables, maravillosas son tus obras; Estoy maravillado, y mi alma lo sabe muy bien. No fue encubierto de ti mi cuerpo, bien que en oculto fui formado, y entretejido en lo más profundo de la tierra. Mi embrión vieron tus ojos, y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas que fueron luego formadas, sin faltar una de ellas.” Salmo 139:14-16 (Tomado del Blog El Cafecito de America Figueroa)
afigueroaLPH@gmail.com

Share