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El Balance de Navidad 2015

Les propongo que analicemos LA CALIDAD DE VIDA que tuvimos en el 2015 y que deberíamos hacer para mejorarla en el 2016.

Las preguntas son:
¿Que hicimos bien?
¿Que hicimos mal?
¿Que pudimos hacer mejor?
¿Que nos faltó hacer en el 2015?

Para ello debemos cuestionarnos tres áreas de nuestra vida:
-Las Oportunidades: Cuales aprovechamos y cuales dejamos pasar, que condiciones sociales, políticas, económicas y culturales influyeron en el 2015, en las decisiones tomadas.
-Las Capacidades: Que habilidades, conocimientos, inteligencia y resistencia física utilizamos, para lograr los objetivos propuestos en el 2015.
-La Satisfacción: Como mejoramos nuestra relación con la sociedad en el 2015, en relación a los diferentes aspectos de su vida, tangibles como el dinero, el trabajo, los bienes y el logro de sus proyectos o intangibles como la familia, la amistad, el crecimiento personal y la realización de sueños y deseos.
Para lograr mejorar en el próximo año debemos comprender que LA CALIDAD DE VIDA puede existir en las oportunidades y en los resultados, porque una persona puede tener una alta calidad de vida tomando como parámetro sus metas, sueños y proyectos (potencial), o considerando los logros alcanzados y aquello que ya obtuvo (real), porque ambas dimensiones están relacionadas, pero no siempre coinciden, muchas veces, las oportunidades no se concretan en resultados o, por el contrario, se logran grandes resultados a pesar de la escasez de oportunidades.
Analizar la calidad de vida desde diferentes dimensiones nos ayuda a comprender que esta no puede ser evaluada atendiendo a un único criterio, cuando partimos de una sola dimensión, ignoramos un aspecto fundamental de la calidad de vida: el equilibrio, entonces resulta que nuestra evaluación no es efectiva, en cambio, cuando enfocamos la calidad de vida sistémicamente y analizamos equilibradamente todas sus dimensiones, logramos una evaluación… de calidad.
Para lograr un equilibrio perfecto debemos analizar primero todo por separado y luego en conjunto:
• Conciencia: es muy importante reconocer la imagen que nos rodea, y nuestro rol activo en ella, principalmente, tomar conciencia de los “hechos” que nos hacen ser quienes somos: las elecciones que tomamos, los esfuerzos que realizamos, la reflexión que aportamos, los hábitos que desarrollamos, etc… La conciencia también nos permite estar completamente presentes en las cosas que hacemos y permanecer abiertos a recibir información, conocimiento y retroalimentación externos.
• Aceptación: es muy importante asumir nuestros pensamientos y sentimientos, sin repudiarlos, ni negarlos, por el contrario debemos aceptarnos, valorarnos y comprometernos con nuestra mejora, sin por eso caer en la autocomplacencia. Esto también implica admitir nuestros límites, problemas, dudas y sentimientos negativos como el dolor, la vergüenza y el temor, como vimos y aunque suene contradictorio, debemos aceptar tanto lo positivo como lo negativo.
• Respeto: es muy importante el respeto hacia los demás, pero fundamentalmente hacia nosotros mismos, porque respetar nuestros deseos, necesidades y valores, nos permite valorarnos, no dejarnos llevar por aquello que dicen otras personas, defender nuestra posición y aceptar que nunca complaceremos a todos, porque una persona que se respeta no se deja manipular, no simula ser alguien diferente para agradar y tiene el coraje de vivir según sus convicciones. El respeto nos permite confiar en que somos capaces de enfrentar los desafíos de la vida, de alcanzar cierto éxito y de ser felices.
• Propósito: es muy importante definir metas a corto y a largo plazo, elegir las acciones necesarias para alcanzarlas, evaluarnos periódicamente para no perder el rumbo y prestar atención a los resultados que obtenemos. Cuando vivimos con un sentido de propósito, no dependemos de la “suerte” o de acontecimientos fortuitos y contamos con criterios para evaluar aquello que nos hace bien y aquello que no. El logro de metas significativas influye considerablemente porque nos brinda una sensación de control sobre nuestra vida.
• Responsabilidad: es muy importante que comprendamos la necesidad, sin excusas, de ser responsables de nuestras elecciones y acciones, de nuestro bienestar, del logro de nuestros objetivos, de nuestra conducta hacia otras personas, de la calidad de nuestro trabajo y de la elección de los valores según los cuales vivimos. Debemos saber que la responsabilidad, debe ser acompañada de autoevaluación y autocontrol.
• Integridad: ser congruentes entre aquello que profesamos y aquello que hacemos, nos simplifica el camino, porque una persona con integridad es honesta, honra sus compromisos y ejemplifica sus valores con sus acciones, esto hace que genere confiabilidad entre quienes lo rodean.
Un Balance de Navidad hecho con sinceridad, cimentara nuestra autoestima en el autoconocimiento y nos hará comprender, fundamentalmente, que la calidad de vida no es algo  que puedan “darnos” nuestros padres, nuestros amigos, nuestro jefe, nuestro nuevo reloj, nuestro nuevo auto o el título que cuelga de la pared… LA CALIDAD DE VIDA externa e interna depende únicamente nosotros…
¡Feliz Navidad!

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