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Conducir bajo los efectos… de tu celular

Estos son los resultados de un estudio que se publicó en 2006 realizado por el Instituto de Transporte y Tecnología de Virginia (Virginia Tech Transportation Institute – VTTI) y la Oficina Nacional de Seguridad de las Carreteras ( National Highway Traffic Safety Administration -NHTSA). Las causas principales de distracción de los conductores resultaron ser, sin mucha sorpresa, el uso del teléfono celular y en segundo puesto, manejar cansado o mareado (drowsiness).

Así que al igual que manejar bajo la influencia del alcohol o las drogas es un peligro en la carretera, manejar distraído por el celular puede ser igualmente peligroso.

Pero no se trata solo de distraerse porque tienes que tomar el aparato del celular o marcar un número, también el hecho mismo de la conversación a través del celular es una fuente de distracción mayor. El número de choques que estadísticamente se atribuyen a distracciones por conversar es casi el mismo que el que se atribuye a marcar números telefónicos. Pero aún cuando en muchos estados está prohibido usar el móvil mientras se maneja, se permite hablar por teléfono si se tiene un dispositivo “manos libres”.

El estudio encontró también que otras actividades comúnmente desempeñadas mientras manejamos, aumentan las posibilidades de un choque:

Buscar un objeto en el interior del vehículo -o espantar un animal que entra al mismo- aumenta 9 veces las posibilidades de un choque.

Distraerse con un objeto fuera del auto aumenta 3,7 veces las posibilidades de un choque.

Aplicarse maquillaje, comer o marcar un número manualmente en un celular, aumenta tres veces las posibilidades de un choque.

Hablar por teléfono o con los pasajeros puede ser también una distracción, si bien menor, pero distracción al fin.

Entre el público más joven las posibilidades de distracciones parecen multiplicarse. A las conversaciones con los pasajeros o por teléfono (así sea usando dispositivos de manos libres), hay que sumar las distracciones de cambiar la música – los jóvenes parecen no poder manejar a ningún sitio sin música en la radio, el CD o el iPod –, los amigos jugando en el auto o interfiriendo directamente con el conductor (los choques con pasajeros en el vehículo suelen ser más frecuentes entre jóvenes conductores que en otras edades).

Algunos estados como Nueva Jersey, Nueva York y Connecticut, así como el Distrito de Columbia, tratando de reducir estos riesgos, han limitando o prohibido el uso de teléfonos celulares que deban sostenerse con las manos, permitiendo solo el uso de aparatos “manos libres”. Por su parte, algunas empresas de seguros para motivar a los conductores a distraerse menos al manejar, ofrecen incentivos (a veces en forma de descuentos) si tienen dispositivos electrónicos que disminuyan las distracciones, como pudieran ser los aparatos manos libres para los teléfonos, dispositivos de reconocimiento de voz para marcar automáticamente, servicios de emergencia como parte del vehículo y localizadores geográficos o GPS. ¡Pregunta qué incentivos ofrece tu aseguradora!

El último intento de legislar la seguridad al conducir trata de eliminar el uso de los dispositivos de texto (celulares, PDA, o Blackberry) al manejar. Si los lectores creen que es imposible que alguien trate de hacerlo mientras además maneja, sepan que sí es común en las carreteras y por consiguiente un peligro adicional del que estar pendientes.

El Insurance Information Iinstitute – www.iii.org – I.I.I., una organización nacional sin fines de lucro dedicada a difundir información sobre los seguros en Estados Unidos indica en una encuesta realizada por Liberty Mutual Group y el grupo Estudiantes en Contra de Decisiones Destructivas o SADD (Students Against Destructive Decisions), que los adolescentes (el grupo que más usa los mensajes de texto de los celulares) consideran que enviar mensajes de texto por el teléfono celular es la mayor distracción al conducir, y aún así, ¡reconocen haberlo hecho mientras manejan!

De los adolescentes encuestados, un 37% dijo que el envío de mensajes de texto o texting, como se le dice en inglés, causa distracciones en mucha o extrema manera; un 20% de los entrevistados dijo que ellos se sentían distraídos por su estado emocional y un 19% respondió que tener en el auto amigos o pasajeros charlando era una distracción.

En enero de 2007 una encuesta de la empresa aseguradora Nationwide indicó que un 19% de los automovilistas reconocieron que usaban mensajes de texto mientras estaban al volante. Así que para que entre todos evitemos estas conductas peligrosas y destructivas, tratemos de dar ejemplos positivos y cambiar las malas costumbres por actitudes responsables, siguiendo algunas de las recomendaciones que ofrece el I.I.I:

Acicálate en casa: El auto no es el baño de tu casa; aplicarse maquillaje, peinarse o verse al espejo distrae tu vista y concentración del camino.

No comas ni bebas mientras manejas: Corres el riesgo innecesario de derramarte la comida encima, quemarte con el café o distraerte y causar un accidente.

Que dejen un mensaje… Deja que la grabadora de tu teléfono celular tome el mensaje. Si se trata de un mensaje urgente o una noticia perturbadora, la sola noticia puede desequilibrar tu concentración y causar un accidente. Escucha tus mensajes y devuelve las llamadas cuando puedas estacionarte con seguridad, ya sea al destino de tu viaje o al bordillo.

No marques números mientras conduces o, en el peor de los casos, usa un marcador automático, un dispositivo de reconocimiento de voz y preferiblemente un dispositivo de “manos libres”.

Mantén el teléfono en una base para que no tengas la necesidad de buscarlo en el bolsillo, bolso, o que se caiga al piso y NO tomes notas mientras manejas. Ya es bastante distracción tratar de seguir una conversación a la vez que manejas para también tratar de escribir o tomar notas.

Tratar de hacer muchas cosas a la vez puede ser una señal de nuestros tiempos, pero manejar y hacer otras cosas simultáneas puede ser más de lo que nuestra habilidad nos permita. Mi abuelita, que ni manejaba ni nunca usó un celular, siempre recomendaba hacer una cosa a la vez si queríamos hacerla bien; porque, como explicaba, “quién hornea dos tortas a la vez, terminaba con una quemada y la otra también…”.

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