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¿Quieres adelgazar? Se sincera contigo, Tú sí puedes perder peso

Los mil y un reparos que nos ponemos a nosotros mismos para convencernos de que es imposible seguir el régimen, encubren una falta de entusiasmo, de conocimiento de nuestra fisiología o de motivación, pero son inconsistentes y se desbaratan con argumentos irrefutables y una buena dosis de información.

Adiós a las disculpas

Haz la prueba: a pesar de que no te entusiasme o te asalte la pereza, haz gimnasia, anda en bicicleta o da una caminata durante al menos cinco 5 minutos. Probablemente descubrirás que no sólo no te disgusta sino que además ¡te apetece continuar!.

Esta sencilla demostración desmonta uno de los pretextos más extendidos para desistir en el intento de adelgazar, que consiste en afirmar que “comer menos y hacer ejercicio ya es demasiado” o que “en seguida me canso de la gimnasia”. En realidad, la actividad física no cansa ni desinfla sino que es un estimulante orgánico y mental, que levanta el ánimo y la vitalidad.

Es sólo un ejemplo, de cómo muchas de las excusas para no adelgazar se basan en el desconocimiento de cómo funcionan nuestro organismo y mente, y pueden desbaratarse con uno de los antídotos más poderosos para la obesidad: la buena información.

El doctor Gregorio Mariscal Bueno, un destacado experto español en adelgazamiento, nutrición y estética, conoce el amplio catálogo de excusas, creencias erróneas y razones dudosas que esgrimen los pacientes para eludir el esfuerzo de perder peso, pero aporta una serie argumentos irrefutables para desbaratarlos y así “adelgazar sin excusas”:

Además de las medidas dietéticas, consistentes en reducir el aporte calórico, los regímenes incluyen la práctica de gimnasia, deporte o alguna actividad física, para quemar más calorías. A veces, el ejercicio puede parecer un esfuerzo excesivo, para alguien que ya se afana por cambiar su alimentación.

Gimnasia, un estimulante natural

Pero, según Mariscal Bueno, “la gimnasia no cansa ni desinfla, sino que estimula”.

Después de entrenar cinco minutos, comenzando lentamente y sin presión, no sólo puedes continuar, sino que además produce placer. Lo mejor es ir aumentando el ejercicio poco a poco, sin exigirse demasiado, centrándose más en el bienestar que produce que en las grasas que quema.

Otra opción es programar sesiones más lentas y ligeras: en vez de correr un trayecto con cuestas, corre sobre un camino suave. Además de ayudar a adelgazar, al quemar calorías y acelerar el metabolismo, la actividad física aumenta la motivación para mantener una dieta saludable, al reducir el estrés, dar más energía, ayudar a dormir y hacer sentir que uno controla su vida.

Otros pretextos habituales para no seguir el régimen, que “caen por su propio peso” ante las recomendaciones del doctor Mariscal Bueno, son los que siguen:

“Sufro por no comer lo que me gusta”. Estamos programados orgánica y psicológicamente para preferir y rechazar determinados alimentos, bebidas y rutinas alimenticias. Si tu plan para adelgazar contraría tus apetencias y aversiones alimenticias, obligándote a comer platos que no quieres y a rechazar aquellos que te apetecen, te será más difícil llevarlo adelante.

Si sigues una dieta que tenga en cuenta tus gustos culinarios y coincida lo más posible con tus costumbres alimenticias, tendrás muchas más posibilidades de perder peso. Si no te gustan las espinacas, cámbialas por otra ración equivalente en materia nutritiva, en composición de grasas, proteínas, calorías y carbohidratos, como el brécol, las judías verdes o las zanahorias.

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