Un Premio Prematuro, Inoportuno y Voluntarista

El galardón puede ser un regalo envenenado para el líder de la Casa Blanca

Ana Romero |

Cuando entró el sms en mi móvil con la noticia- “Barack Obama gana el premio Nobel de la Paz”- pensé que se trataba de una broma. Luego descubrí que a muchos en Estados Unidos les ha pasado igual. No se lo creían. El primero, el propio presidente, que salió al jardín de la Casa Blanca para declararse “sorprendido” por el premio. ¿Tenía que haber añadido “horrorizado”?

Muchos analistas estadounidenses piensan que sí. Porque este premio voluntarista, o inspiracional, o como quiere llamarse, puede resultar siendo un regalo envenenado para el presidente de EEUU.

El galardón del comité noruego es, a todas luces, prematuro. Obama es el cuarto presidente de EEUU que recibe el Nobel. Pero sólo el segundo que lo hace estando en el Despacho Oval. El primero, Theodore Roosevelt, lo recibió en 1906, después de haber dejado la Casa Blanca, por su papel a la hora de poner fin a la guerra ruso-japonesa. El segundo, Woodrow Wilson, lo consiguió como inquilino del Despacho Oval en 1919, por fundar la Liga de Naciones y contribuir al diseño del mundo tras la I Guerra Mundial. El tercero, Jimmy Carter, tardó casi un cuarto de siglo en conseguirlo por su papel en la firma del acuerdo de paz de Camp David, en 1978.

¿Obama? Casi nueve meses en el cargo. Y una larga lista de tareas que no sólo están pendientes, sino que seguirán estándolo en gran medida después cuando salga de la Casa Blanca, dentro de tres o siete años. He aquí a los trabajos de Obama que tienen que ver con la paz en el mundo:

Guantánamo: sigue abierto.

Irak: las tropas continúan allí hasta 2011.

Afganistán: se estudia el envío de 40.000 soldados más, lo que hace pensar que la guerra se alargará unos años.

Irán: acaba de celebrarse una reunión en Ginebra que podría- o podría no- desembocar en una solución del enfrentamiento nuclear.

Oriente Próximo: Obama no ha sido capaz de arrancarles a los israelíes el compromiso de poner fin a los asentamientos en territorio palestino.

Acabar con las armas nucleares en el mundo: ya lo soñó Ronald Reagan, y el propio Obama ha señalado que posiblemente acabe su mandato sin verlo.

Además de prematuro, el premio es inoportuno. Le llega apenas una semana después del malogrado viaje a Copenhague, que restó kilos de glamour a la pareja presidencial. Por último, el galardón contribuye a dividir a los estadounidenses, ya de por sí enfrentados en pro y anti Obama (casi como lo estuvieron con Bush). A partir de ahora, y por si le faltara poco, este regalo escandinavo se convierte en una nueva vara de medir para el de por si agobiado presidente.

El comité noruego buscaba un candidato fuerte que devolviera el prestigio al galardón. ¿Por qué ha tenido que hacerle esta faena al pobre Obama?

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