¿Qué Sigue de la Cumbre? Involucrar Diáspora y Think Tanks como Activos para la Integración Norteamericana

Los desplegados de prensa calificaron la Cumbre de insuficiente, mediocre,
chiquita, protocolaria; centraron los titulares en temas de energía y seguridad.

Obviaron contextualizar el Plan México, contenido en el Diálogo de Alto Nivel para la Agenda Bilateral tanto del programa del Consejo México- Estados Unidos para el Emprendimiento y la Innovación (MUSEIC) como del Foro Bilateral sobre Educación, Innovación e Investigación (FOBESII), ambos construidos gracias al involucramiento del tercer sector (público, social y privado como académico) que de tiempo atrás vienen trabajando en la consolidación de una relación bilateral societaria, que parta de los comunes denominadores de la agenda bilateral.
La comentocracia mexicana se pregunta ¿en qué momento, o bajo qué condiciones, un país le puede plantear a otro asuntos que requieren de un compromiso político y público mayor?
La respuesta es traducir en prosperidad los logros internos (reformas estructurales) para avanzar en la agenda de integración para América del Norte. Si cada país hace la parte que le corresponde, como lo mencionó, el presidente de México, Enrique Peña Nieto, la cooperación para el desarrollo se facilitará. Pero por si misma no reducirá las asimetrías regionales.
México, va contra reloj para lograr una democracia de resultados, las reformas no son la panacea, como lo menciona Ana Laura Magaloni “estima que para lograr que México sea un país más competitivo, equitativo y próspero va a tomar tiempo, sin minimizar la importancia de la aprobación de las leyes secundarias de las reformas constitucionales aprobadas el año pasado, el desafío más complicado va a ser lograr que esas leyes rijan la conducta de los actores económicos a los que están dirigidos, las resistencias van a ser constantes y en muchos frentes al mismo tiempo”.
A los mexicanos se les agota la paciencia, con un mal arranque del año, México reduce 15% el índice de confianza del consumidor incluso el Instituto Mexicano de Ejecutivos de Finanzas argumentan entre otras numerosas casas de inversión y analistas advierten que el nuevo esquema fiscal que se impuso a nuestro país ha estado comiéndose el gasto discrecional del consumidor, mermando el consumo, la demanda y en consecuencia impactando negativamente la actividad económica.
Se anuncia que las alianzas comerciales del TPP y de la Alianza del Pacífico potencializarían el desarrollo, como lo fue el Tratado de Libre Comercio para América del Norte, cuando la realidad siempre es más compleja que los supuestos en que se basa la política pública.
En efecto como lo afirmó Luis Rubio, el TLC no fue otra cosa que “una forma de pedir prestadas instituciones estadounidenses para beneficio de México. En eso yace su esencia y sus limitaciones. Ciertamente coadyuvo a la transformación de innumerables sectores industriales, abrió oportunidades para el crecimiento de empresas y actividades, elevo la productividad de grandes porciones de la economía y logro su objetivo principal respecto a la inversión.
Empero, sin menospreciar sus grandes éxitos, tuvo también sus reveses; dividió en dos partes al país, la parte norte relacionada con el sector externo y el sur se vio rezagado, creció un sector de servicios con muy baja productividad, aumento la informalidad y exacerbó las diferencias entre los mexicanos. No se calculó los efectos colaterales.
La cumbre fue energética, los países se comprometieron a la brevedad a reunir a sus respectivos secretarios de energía, la apuesta es promover un mercado energético interconectado que convertiría la región en potencia mundial. Del comercio apuntalar los programas existentes Global Entry, Nexus y Centry, permitiría avanzar hacia una nueva fase del TLCAN- plus.
Para que México llegue a la siguiente Cumbre con autoridad moral deberá adoptar una agenda para el desarrollo propia. Los principales recursos con los que cuenta la nación azteca es la Reforma Energética, y el capital humano de su fuerza laboral avecindada en los Estados Unidos. De reinsertar a los repatriados bajo un esquema de certificación de capacidades laborales, como lo prevé el Programa Especial de Migración 2014-2018 haría de la inclusión de las diásporas (redes de talento) circulación del conocimiento, que junto los grupos de influencia (Think- tanks) incidirían en la toma de decisiones, para el desarrollo de clusters, a efecto de detonar las ventajas competitivas y comparativas de todas las regiones, por lo que el Gobierno Federal reformula el Programa 3×1 para incluir proyectos familiares.
Acertadamente el Embajador de México en Estados Unidos; Eduardo Medina Mora, plantea que nuestra relación bilateral debe aprovechar la nueva identidad bicultural surgida entre nuestros países para romper estereotipos, el intercambio académico y el consejo del emprendimiento son los nuevos enfoques para añejos problemas. La Fuerza de los 100 mil más allá de los grandes anuncios es un gran arreglo incrementar de 14 mil a 100 mil mexicanos que estudien en universidades americanas y 50 mil americanos que vengan a estudiar a México, puede en corto y mediano plazo cambiaría los estereotipos que aún nos separan entre ambos países. India tiene 100 mil, Corea del Sur 72 mil, Arabia Saudita 34 mil, hasta el diminuto Taiwan, Japón y Vietnam tienen más estudiantes en EU.
El otro potencial que tenemos es que nuestros políticos deberían hacer política con los líderes comunitarios y partidistas de origen mexicano para ayudar a cambiar la percepción americana desde adentro. Nuestros gobiernos no han aprovechado la gran oportunidad que representa ser la primera minoría dentro de EU y las alianzas que pueden tenerse con nuestra propia gente ya dentro del sistema político americano. Son bajo estas vertientes civilizatorias de nuestra identidad binacional y bicultural como deberíamos hablar gringos y mexicanos, para un mañana asequible y deseable.

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