Pónganse de acuerdo

Jaime Ernesto Esquivel

La fiesta está en su apogeo, has estado bailando toda la noche; sin embargo, no has podido acercarte a la niña que te encantó desde que llegaste, pues ha estado muy solicitada. Pero ¡oh sorpresa!, de pronto aparece sola ante tus ojos. Decidido, dejas tu vaso en la mesa, acomodas tu cabello y te diriges con pasos lentos, pero seguros hacia ella, estás listo para invitarla a bailar. Todo desaparece a tu alrededor, sólo están ella y tú. Preparas mentalmente las palabras de tu presentación: “Hola, ¿cómo te llamas? Yo soy Lalo”, .de pronto, tu propio nombre retumba en tus tímpanos: “¡Lalooooo, Laloooo, ¿quién es Lalo?, que ya llegaron por él, lo busca su mamá en la puerta”. Uf, ¡quieres desaparecer! ¿Qué les pasa a tus papás?, ¿por qué te siguen tratando como a un niño? ¡Si ya tienes 15 años!

Pues efectivamente, ya no eres un niño, pero estás precisamente en la etapa intermedia, en la que tienes que demostrar que realmente has dejado la infancia y eres lo suficientemente responsable para cuidarte a ti mismo. Cómo seguramente ya lo has oído, esta edad es de las más significativas, pues estás poniendo los ladrillos que te servirán más adelante para ser un adulto que goce plenamente de su libertad.

Es por esta razón que tus padres, te han puesto reglas, como: “Estás de regreso antes de las 12”, “háblame cuando hayas llegado” y “déjame los teléfonos de los amigos con los que saldrás”, ya que aunque desean que te diviertas, primero deben de saber en qué medida eres responsable con el cumplimiento de estas normas.

Ellos, en ocasiones, pueden temer que no sepas utilizar tu libertad a tu favor, ¿de qué forma? Pues saben que en muchas de estas fiestas, existe la posibilidad de que te inviten a ingerir bebidas alcohólicas y drogas, a manejar a exceso de velocidad, o actividades que te pongan en riesgo. Esto es lo que motiva las “aduanas caseras”, pero debes tomar en cuenta que las han creado porque te aman y se preocupan por ti.

Sin embargo, si crees que algunas de estos límites que te proponen son muy severos, platícalo con ellos, acércate más al diálogo y propón alternativas. Te lo van a agradecer, ya que para ellos también es complicado poder mediar entre permitir que te diviertas y hagas tus compromisos personales, y cuidar tu seguridad. Por ejemplo, si estás en el caso de Lalo, puedes pedirles que te esperen afuera, pero te tienes que comprometer a salir a la hora exacta que acordaron. Así, no te dará pena que tus amigos sepan que pasan por ti y estarás seguro.

De esta forma es muy enriquecedor para ellos conocer tus puntos de vista. Eso sí… siempre trata de estar abierto al diálogo y acatar los acuerdos resultantes, los cuáles es de vital importancia que respetes al cien por ciento, pues de esta manera les demostrarás que eres responsable y estás listo para asimilar y aprender en esta nueva etapa. Recuerda que eres parte importante de tu familia y que con comprensión y responsabilidad, podrás demostrar que no defraudarás la confianza que tus padres depositan en ti.

“Somos buenos, seamos mejores”.

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