Parejas que no funcionan
Las Parejas nunca deben conformarse quedándose en una relación que no funciona. Deben tratar de ser felices y disfrutar de la vida en común, si no existen estos sentimientos, la relación de Pareja no debe prolongarse. Ninguno debe obligarse a querer a quien no le quiere, o a ser feliz si no es correspondido. Y mucho menos, a pensar que la resignación es la única opción que le queda.
La sociedad inculca la importancia de la familia y la gran necesidad de mantenerla unida. Pregona que a una determinada edad todo el mundo debe casarse o vivir en Pareja. Que con el tiempo se deben tener hijos. Que si se separa o divorcia no es una persona confiable. La información que recibimos del entorno nos ayuda o perjudica, todo depende de cómo la interpretemos.
El control de nuestra vida lo tenemos nosotros mismos, a través de las decisiones que tomamos. La sociedad, las personas que nos rodean solo condicionan lo que hacemos. Pero son nuestros pensamientos, sentimientos y dudas, los que realmente determinan nuestra forma de actuar. En las rupturas de Parejas no hay culpables ni fracasados, solo hubo cambios en la de forma de vida.
El miedo a quedarse sin Pareja y a sufrir de soledad, hace que los participantes duden de una separación. Ese miedo es el resultado de la falta de confianza en sí mismos. Debemos reconocer que muchas de nuestras fantasías sobre el matrimonio no se han cumplido, ni se cumplirán. Y estas decepcionantes expectativas nos llenan de sentimientos de frustración, coraje, desilusión y desesperanza.
Nunca se debe pensar que ha sido un fracaso, sino que las necesidades y expectativas de cada integrante han ido cambiando. Y que llegó el momento que ambos dejaron de ir a la par, a pesar de los esfuerzos que hicieron para evitarlo. Tampoco vale echarse en exclusiva la culpa de todo lo que pasa. La vida de Pareja es responsabilidad de dos, y el comportamiento de uno está condicionado por las actuaciones de su contraparte.
Quien tome la decisión no es el único responsable de lo que ocurre, la responsabilidad siempre será compartida. Es la consecuencia de lo que ambos han hecho o no hecho, dicho o no dicho. Por consiguiente, en la separación no hay culpables. Solo fueron muchas circunstancias que cambiaron y dificultaron la relación de la Pareja.
El tener que iniciar un nuevo estado de vida, jamás debe entenderse como un fracaso personal, ni como responsabilidad de una sola parte. Sentirse culpable solo sirve para dificultar la comprensión de la situación. Culpar al otro implica asumir el papel de víctima, y hacerse ceguera mental para evitar la responsabilidad que le corresponde. Esto impide adoptar la correcta actitud ante la nueva situación.
La separación y el posterior divorcio, será una etapa más a superar. Supondrá nuevos esfuerzos, y en determinados momentos se necesitará la ayuda Profesional. Deben procurar que en el tiempo que les queda, se produzca el menor número de desavenencias. Deben evitar las malas interpretaciones, y crear un clima de convivencia y respeto mutuo, para tomar las decisiones más acertadas sin coartar la libertad de cada cual.
Tampoco se debe pensar, que si se acaba la relación significa que nunca hubo Amor. A veces, se quiere tanto a una persona, que para no hacerle más daño manteniéndose en una relación que no coopera a la felicidad, el más valiente toma la decisión de finalizar el compromiso.
El Amor nunca dejamos de sentirlo, solo estuvimos confundidos. Fue cambiando nuestra forma de amar y de compartirlo con la Pareja. Ahora se ama de otra manera, y esa nueva forma de sentir evolucionó, no está correcta ni equivocada, solo que ya no es como fue al principio, y tampoco llena las expectativas de cada uno.