Obesidad Infantil
Alicia Valdez
En el pasado, era frecuente que las mamás se enorgullecieran de sus hijos cuando estaban robustos, pues el sobrepeso era considerado como sinónimo de buena alimentación. Sin embargo, ahora se ha descubierto que constituye un problema de salud, que a la larga puede generar consecuencias en el desarrollo.
La obesidad infantil ha tomado proporciones alarmantes y es llamada ya por muchos especialistas de la salud como una pandemia, ya que si bien en muchos casos es resultado de diversas enfermedades, en nuestro tiempo es mayormente generada por una serie de malos hábitos alimenticios y sedentarismo. Hasta hace algunos años, se preparaban comidas frescas y saludables en casa, ahora el ritmo ajetreado de vida, nos ha orillado a preferir alimentos procesados debido a la rapidez de su preparación y bajo costo, sin contemplar el grave daño que esto hace a la salud, mientras que antes se acostumbraba que los pequeños realizaran muchas actividades físicas al aire libre, ahora la televisión y los videojuegos han ganado terreno, lo que ha provocado que el ejercicio sea algo prácticamente en desuso.
Según cifras del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) cerca de 30% de los niños en edad escolar sufren algún grado de sobrepeso y obesidad, es decir uno de cada tres pequeños padece este problema, que además de dañar su salud, deteriora su autoestima.
Rocío Cárdenas Navarrete, pediatra del Centro Médico Nacional Siglo XXI y segunda vocal de la Confederación Nacional de Pediatría de México, afirma: “Lo más recomendable para tratar un problema de esta magnitud, es acudir al médico y darle seguimiento minucioso al crecimiento de los niños, para que en cuanto se detecte alguna tendencia a subir de peso, esta sea frenada mediante una alimentación saludable y una rutina diaria de actividad física; de no ser así, las consecuencias a nivel físico pueden ser desde dolores de rodillas, cadera y espalda, hasta problemas cardiacos, resistencia a la insulina, acumulamiento de grasa en el hígado que lo deteriore provocando, en casos extremos, cirrosis y por supuesto la diabetes, entre otras”.
A nivel emocional y psicológico, la obesidad también puede causar estragos, ya que en su mayoría los infantes que la padecen son blancos constantes de burlas, discriminación y segregación, lo que provoca que crezcan con un sentimiento de autoestima baja, esta situación hace que se aislen y tengan problemas para integrarse a grupos de su edad.
Rocío Cárdenas recomienda: “Si la obesidad ya está presente en el niño, se debe acudir al especialista y la familia completa debe someterse a una re educación sobre sus hábitos, puesto que en muchas ocasiones se pretende que él respete un régimen alimenticio, pero el resto de los integrantes no lo hacen, lo que provoca que el niño ceje en su tratamiento para llegar a un peso saludable”.
Algunas recomendaciones para evitar problemas con el peso incluyen:
Crear una rutina en la cual, los horarios para tomar los alimentos sean respetados y no se salte ninguno.
Con ayuda del especialista, ya sea pediatra o nutriólogo, aprender y a su vez enseñarle al infante a balancear los grupos alimenticios para una nutrición óptima.
Ofrecer al niño en cada comida frutas y vegetales en diversas presentaciones que resulten atractivas y apetitosas.
Disminuir el consumo de azúcares y harinas refinadas.
Animar al pequeño a que aumente gradualmente su actividad física, poniéndole el ejemplo, el ejercicio puede convertirse en algo divertido que una más a la familia.
Y por supuesto, demostrándole amor, comprensión y empatía en este proceso, a la larga sustituir malos hábitos por otros que sean saludables, beneficiará a la familia entera y hará que el niño se desarrolle de manera sana y feliz.
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