¿Mis abuelos tuvieron papás?
María Gabriela
Zamudio Demerutis.
¿Sabías que el color de tus ojos, de tu cabello o la forma de tu nariz pudo habértela heredado tu tatarabuelo? Cada uno de nosotros tenemos una gran familia formada por padres, hermanos, abuelos, tíos, bisabuelos, tatarabuelos y la lista sigue. La manera en qué se organiza es muy similar a un gran roble del que crecen ramas, hojas, flores y frutos, por eso le llamamos árbol genealógico al esquema donde colocamos a todos los integrantes de nuestra familia. ¿Tú conoces el tuyo?
Éste es un tesoro que nos ayuda a ubicar a todos nuestros familiares vivos y saber de los que ya murieron: cómo eran físicamente, sobre sus vidas, sus ocupaciones, y de los problemas que enfrentaron. Para así, entender de dónde vienen tus costumbres y hasta que comida es parte de tu tradición familiar. Además de qué enfermedades se han padecido para evitar que tú o tus familiares las tengan.
Esto es tan importante, que los genealogistas se dedican profesionalmente a estudiar los orígenes de los apellidos y hasta si hay algún escudo de ellos. Además, hacen profundas investigaciones para escribir la historia de las familias; para ello, utilizan documentos antiguos, fotografías y recogen testimonios.
La semilla de
tu árbol
Vamos a jugar a ser genealogistas y a profundizar en tu historia familiar. ¿Estás listo? Puedes pedir a alguien que te ayude. Utiliza una libreta para recopilar tus datos y luego, pasa tu investigación ordenada y en limpio.
Para crear tu árbol genealógico debes saber qué tipo de parentesco te une con tus familiares: Por consanguinidad o lazos de sangre; por afinidad, que es el que se adquiere cuando una pareja se casa: suegro, suegra, cuñado, cuñada; y civil, cuando entramos a la familia por medio de la adopción.
Ahora, investiga quiénes son los integrantes de tu familia, tu parentesco con ellos, sus nombres completos, fechas de nacimiento y muerte. Busca en Internet el significado de tu apellido, su origen y si existe algún escudo.
También puedes preguntar: ¿cómo eran físicamente?, ¿a qué se dedicaban?, ¿qué carácter tenían?, ¿qué platillos cocinaban? y ¿qué les gustaba?, entre otras que se te ocurran. Puedes visitar los lugares dónde vivieron, ver sus fotografías y cosas que les pertenecieron.
Cuando tengas lista esta información es hora de sembrar estos datos. Coloca en tu esquema nombres como: bisabuelos, abuelos, padres, hermanos. Debes de saber que se ordenan por generaciones: primero estás tú, arriba de ti está tu primera generación o primer grado que son tus padres; arriba, va tu segundo grado, tus abuelos paternos y maternos; luego, tu tercer grado o bisabuelos y así, hasta donde se acuerden.
Puedes integrar a tu árbol genealógico las fotografías que hayas recabado y agregar datos y anécdotas importantes. Además de escribir la historia de tu familia y compartirla con otros.
Después de hacerlo, descubrirás que aquellos parientes que te parecían lejanos y desconocidos empiezan a ser cercanos e importantes. Encontrarás cosas en común con ellos y te hará feliz saber que antes de que llegaras a este mundo, ya todo se estaba preparando para darte la bienvenida. Conocer a nuestra familia nos acerca a ella profundamente, así crecen nuestros lazos y nuestro cariño.
“A favor de la paz, por un México Unido”.
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