¿Mamá hay una sola?
Isabela Testa, de 31 años, mamá de un varón y una nena de Argentina cuenta que: “A mi hija tuve que educarla de forma más suave y a él le permití ser más brusco. Las diferencias que existen son más bien culturales. El hombre fuerte y varonil, la mujer más femenina, etcétera”. A estas verdaderas aristas sociales entre géneros se suman otras, biológicas. La ciencia dice una mujer que concibe un varón no actúa de la misma manera que la que tiene una nena. La historia.
Las hormonas
Valerie J. Grant, investigadora en Ciencias de la Salud, en la Universidad de Auckland publica un artículo en la revista científica Evolutionary Psychology que deja bien en claro las diferencias entre las mamás de nenes y de nenas. Una disparidad que se da incluso durante el embarazo.
Ella dice que durante muchos años se han investigado las interacciones de las mamás de ambos sexos a partir de los estereotipos que imponen las normas sociales. Sin embargo hoy hay evidencia de que la biología tiene algo que ver en esta forma de concebir a ambos sexos.
Más bien la testosterona sería la responsable. Se ha demostrado incluso que las mamás de niños y niñas son diferentes desde el embarazo. Quienes esperan un varón pueden sufrir más ansiedad pero tienen mejores habilidades espaciales. Ahora, las mamás de nenas tienen más posibilidades de mantener la calma.
Las diferencias van más allá. Investigaciones mostraron que las mamás de nenas interactúan con sus hijas a través de la palabra mientras que quienes tienen un varón establecen un contacto más físico.
A Belén Edelman, 29, licenciada en Comercio Exterior de Mendoza, argentina, le sucedió esto mismo. Ella tiene una bebé de apenas 8 meses y un varón de ya 3 años.
“Con él jugaba mucho a ayudarlo a sentarse, a que pudiera pararse. Incluso su papá ya lo estimulaba para que pateara una pelota. Mientras que con ella, es como más princesita, hablamos mucho. Camila (nombre de su hija) ya dice más palabras, inclusive, que su hermano a la misma edad”, detalló esta mamá.
Más arriesgadas
Valerie J. Grant, investigadora, explica que las madres con varones son más propensas a manifestar y hasta realizar tareas de riesgo mientras que las progenitoras de nenas rechazan estos peligros.
El último dato que aporta la misma especialista en la publicación científica: hace 20 años atrás, estudiosos del comportamiento animal detectaron que justamente las madres más dominantes de determinada especie eran más propensas a concebir machos. La especialista dice que la evidencia demostró que esta tendencia se da también en humanos.
“Más recientemente, sin embargo, existió la sugerencia de que las madres que tienen por encima de la media de testosterona son más propensas a concebir descendencia masculina”, asegura la investigadora en la publicación.
¿Porqué ocurren estas disparidades? “Niveles más altos de testosterona están probablemente relacionados con el grado de emotividad que experimentan las madres, con las diferencias cognitivas encontradas, con su voluntad a tolerar los comportamientos de riesgo en sus hijos, y, de hecho, a tomar más riesgos”, detalló Valerie J. Grant.