Lo quiero todo
Dr. Alejandro de Jesús Caballero Romo*
Dra. M. Magdalena Ocampo Regla*
Por naturaleza, el ser humano desarrolla conductas para satisfacer deseos, necesidades o satisfagan o también para evitar algún peligro percibido, estos comportamientos dependen tanto de factores externos como internos del individuo y se manifiestan como una respuesta hacia sus requerimientos. Lo que es de llamar la atención es que algunas de estas conductas pueden alcanzar un nivel desadaptativo para la persona.
Un ejemplo de ello es atesoramiento compulsivo, que se manifiesta en personas que no pueden evitar comprar, adquirir, guardar o juntar artículos que, en opinión de los demás, tienen poco valor o que carecen de él. Pero adicionalmente, quien lo padece enfrenta repercusiones negativas en diversos aspectos de su vida como el emocional, el físico, el social o el financiero.
Las cantidades de objetos atesorados exceden por mucho, cualquier expectativa que dicte el sentido común, y llegan al grado de ocupar u obstruir físicamente el espacio que la persona o su familia habitan, y que necesitan en casa para un adecuado desempeño.
Esto genera conflictos personales y familiares de diversas índoles tales como el aislamiento social, el endeudamiento, fricciones entre los miembros de la familia e incluso divorcios. Estos niveles de disfunción pueden estar velados en las personas que viven solas, situación en la que este grupo de conductas desadaptativas pueden pasar desapercibidas.
El acumulador no es capaz de deshacerse de los objetos que ha juntado, entra en elevados estados de ansiedad cuando lo intenta, le es casi imposible organizarlos o categorizarlos, se muestra muy indeciso cuando trata de decidir qué tira y qué conserva, se nota abrumado o apenado por sus posesiones, le molesta que otros toquen o muevan sus artículos y puede sufrir pensamientos obsesivos que giran en torno a que pasaría si perdiera algún objeto que pueda necesitar en el futuro, lo cual puede ocasionar que la persona verifique su basura para evitar que por accidente tire alguna de sus preciadas pertenencias.
En sí el tipo de objetos atesorados puede ser muy variada, e incluyen folletos, revistas, bolsas de plástico, contenedores, artículos del hogar, etcétera. Las personas que padecen esta condición atesoran varios tipos de objetos yles resulta prácticamente imposible resistirse a obtenerlos y juntarlos, comprándolos en ofertas (o sin ellas) o adquiriéndolos de manera gratuita.
Casi siempre, las personas atesoradoras le dan un valor sentimental muy elevado a lo que atesoran, por lo que les resulta imposible deshacerse de sus objetos una vez que forman parte de su entorno. En otras situaciones, tiene un miedo irracional a prescindir de sus objetos en el presente o en el futuro, lo que denota gran inseguridad y caos emocional.
La acción de acumular puede también formar parte de otras condiciones clínicas, como el trastorno obsesivo-compulsivo, por déficit de la atención o los trastornos depresivos. Su importancia es tal que actualmente en el ámbito de la salud mental existe la controversia de su inclusión como trastorno.
Es importante distinguir el atesoramiento compulsivo de la afición de algunas personas de coleccionar objetos. En general los coleccionistas guardan sus objetos de manera organizada, se sienten muy contentos y orgullosos al mostrar sus colecciones y no caen en problemas económicos, ni de espacio ni familiares a causa de su hábito.
** Dra. M. Magdalena Ocampo Regla es asistente de la Dirección General del Instituto Nacional de Psiquiatría (INP) y el Dr. Alejandro de J. Caballero Romo es Coordinador de la Clínica de Conducta Alimentaria del INP.
Colaboración de Fundación Teletón México.
“La prudencia empodera las palabras”.
Bojorge@teleton.org.mx