Fuerte caida de las remesas

Por Cesar Leo Marcus.

En su comunicado de prensa del lunes 16 de marzo del 2009, el Banco Interamericano de Desarrollo, conocido por sus siglas BID, explica que los flujos de dinero enviados por emigrados sufre su peor caída por la crisis económica y las fluctuaciones cambiarias.

El informe dice que tras casi una década de crecimiento, las remesas a América Latina y el Caribe declinaran en el 2009, por primera vez desde que el Banco Interamericano de Desarrollo comenzó a medir estos flujos en el 2000. El cambio de tendencia ocurrió en el cuarto trimestre del 2008.

Los envíos de dinero realizados por trabajadores emigrados son una fuente de ingresos clave para millones de familias en esta región. El año pasado los emigrados latinoamericanos y caribeños enviaron unos US$ 69.200 millones a sus países de origen, 0,9 por ciento más que en el 2007, según el Fondo Multilateral de Inversiones (FOMIN) del BID.

La tendencia cambió luego del primer semestre del 2008. Tras un tercer trimestre sin crecimiento, en el trimestre siguiente los flujos cayeron a US$ 17.000 millones, 2 por ciento menos que en el cuarto trimestre del 2007. Para los pocos países que han reportado datos para enero del 2009, las caídas han sido hasta de 13 por ciento.

“Si bien es demasiado temprano para proyectar en cuánto podrían reducirse las remesas en el 2009, esta es una mala noticia para millones de personas en nuestra región que dependen de estos flujos para cubrir sus necesidades básicas”, comentó Moreno.

“El cuadro se ha vuelto más complejo, dado que hay más factores en juego. El mundo enfrenta su peor crisis en décadas. El desempleo está aumentando en los países industrializados. El ambiente contra la migración se está tornando más inhóspito. Incluso las fluctuaciones cambiarias están incidiendo más que en el pasado”, agregó.

Luego de muchos años de crecimiento sin pausa, las remesas a América Latina y el caribe comenzaron a resentirse en el 2008 a medida que los principales países fuente de estos recursos, Estados Unidos, España y Japón, cayeron en recesiones. La crisis castigó especialmente a industrias que empleaban a muchos trabajadores extranjeros, como la construcción, las manufacturas, hoteles y restaurantes.

Las personas que envían remesas y sus familiares en sus países de origen también sufrieron las consecuencias de las alzas de precios de los alimentos y los combustibles. Sumado a ello, las fluctuaciones de las tasas cambiarias comenzaron a tener mayores efectos que en el pasado, particularmente en países que experimentaron devaluaciones o que tienen grandes colonias de emigrados en Europa y Estados Unidos.

El peso mexicano y el real brasileño han perdido terreno frente al dólar estadounidense en meses recientes. Como consecuencia, las remesas enviadas desde los Estados Unidos han visto incrementado su poder adquisitivo, compensando al menos en parte el menor volumen de envíos.

Los países andinos, que reciben grandes cantidades de remesas desde España, se vieron beneficiados por la fortaleza del euro durante la primera mitad del 2008, pero desde entonces han sido golpeados por la caída del valor de la divisa europea.

Los países centroamericanos, que están dolarizados o cuyas monedas están ligadas al dólar, están más protegidos de las fluctuaciones de las tasas de cambio.

Lo grave es que la crisis internacional aun no ha tocado fondo y se esperan mayores despidos que golpearan a los inmigrantes y directamente a sus familias en los países latinoamericanos, porque la mayor parte del dinero enviada por los emigrados es destinado por sus familia para alimentos, vestimenta, medicinas y vivienda.

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