El vino mexicano va camino del éxito…
Su sabor gana adeptos en todo el mundo
El vino producido en México gana cada día más adeptos en los mercados internacionales y en el propio país gracias a la apuesta de sus productores por el “vino boutique”.
Se produce en tierra fértil
Están dando buenos resultados los esfuerzos por promocionarlo entre los turistas y crear sabores que reflejen la personalidad de una tierra donde existe una leyenda que cuenta que en este país nacieron las primeras vides…
La historia cuenta que la zona donde hoy crecen gran parte de las vides mexicanas, el estado norteño de Baja California, fue gobernada en tiempos remotos por una reina que comandaba un ejército de amazonas con armaduras de oro y que halló su fin a manos de los españoles.
Calafia, decapitada por negarse a convertirse al cristianismo, según la leyenda, habría exclamado en el momento de su muerte que el valle que llevaba su nombre sería por siempre una tierra fértil.
Caldos del norte y del sur
Quizás ese sea el secreto detrás del vino de los valles de Calafia, Guadalupe y San Antonio de las Minas, en el extremo meridional del estado norteño de Baja California, de donde procede el 90 por ciento del vino que produce México.
Los tres parajes, junto al valle de las Palmas, al norte, y a los de Santo Tomás y San Vicente Ferrer, hacia al sur, forman una ruta de gran atractivo para los aficionados al néctar de Dionisos.
La zona goza de un clima mediterráneo y de estaciones más definidas que en otros puntos de México, lo que redunda en beneficio del cultivo de la vid, que también disfruta de la influencia benigna del cercano Océano Pacífico y sus vientos.
Cada valle tiene sus propias particularidades en cuanto a climatología y altitud, lo que genera una variedad de microclimas que dan lugar a una amplia diversidad de tipos de uva (cerca de la quincena).
Explosión vitivinícola
El estado de Baja California concentra la mayor parte de las aproximadamente 3,500 hectáreas que componen la superficie destinada en México al cultivo de la vid, de la que surgen 13.5 millones de litros anuales de líquido, según la Secretaría de Agricultura (SAGARPA).
La ruta del vino nace del municipio de Ensenada, segundo puerto mexicano en cuanto a atraque de cruceros, particularmente de turistas estadounidenses, factor que las autoridades locales esperan impulse el turismo vinícola en la zona.
La proximidad de Ensenada con la California estadounidense, estado de gran tradición vinícola, propicia que muchos de los visitantes de la ruta sean turistas del otro lado de la frontera: San Diego está apenas a 110 kilómetros y Los Angeles, a 307.
La zona goza de un clima mediterráneo y de estaciones más definidas que en otros puntos de México, lo que redunda en beneficio del cultivo de la vid.
El espejo de la tierra
El recorrido de cata por los veintidós viñedos de la zona permite catar los caldos de bodegas grandes como Domecq y L.A. Cetto, explotaciones de tamaño medio como Chateau Camou y, sobre todo, de pequeños viñedos pertenecientes a apasionados del vino.
El crecimiento de las pequeñas explotaciones en la región ha sido espectacular en los últimos cinco años, prácticamente consiguiendo que el número de vinícolas se doblara, según los expertos.
Las pequeñas vinícolas son conocidas como “vinícolas boutique,” por ser su producción escasa, orientada a la calidad del caldo y distribuida a un mercado muy específico y reducido.
La caída de aranceles en los años 80 provocó que los caldos nacionales tuvieran que enfrentarse a una muy abundante entrada de vinos extranjeros, lo que llevó a los productores mexicanos a apuntar al segmento de la calidad para poder competir.
“El tamaño de los viñedos mexicanos es muy pequeño comparado al de otros países y los rendimientos económicos son bajos”, dijo Eduardo Liceaga, dueño de Viña Liceaga, que aboga por “reflejar la personalidad” en el vino que se hace.
Cada vinícola tiene sus propios métodos a la hora de crear el vino, envejecerlo en barrica de roble americano o francés y dejarlo dormir hasta que llegue el momento de descorcharlo.
No existe una industria mexicana de barrica para vino, ya que las maderas apropiadas para mimar el vino y traspasarle sus propiedades “crecen en tierras más frías y de mayor altitud”, según Liceaga.
Las levaduras empleadas para la fermentación del líquido también se importan de otros países, ya que las locales son “muy irregulares, necesitan de más azúcar para producir un gramo de alcohol”, explicó Víctor Torres Alegre, enólogo de la casa Chateau Camou.
El tinto se sitúa como la estrella de la región, con cerca de un 60 por ciento de la producción, en la que destacan las variedades Cabernet Sauvignon, Merlot, Cabernet Franc, Grenache, Carignanee, Barbera, Nebbiolo y Zinfandel.
Entre los blancos que se producen a partir de la vid, destacan los Chenin Blanc, Colombard, Sauvignon Blanc y Chardonnay, mientras que el rosado apenas alcanza una décima parte del vino que produce la región.
El proceso de fabricación
Una práctica frecuente es la mezcla de diferentes variedades de uva, lo que hace a los caldos de la región “menos arquetípicos y espejo de su terruño”, en opinión de Rodolfo Rubio, editor de una guía sobre los viñedos del país.
“El vino mexicano se caracteriza además por su excelente maridaje con los sabores fuertes y picantes característicos de la gastronomía del país, porque los apacigua”, afirmó también Torres Alegre.
La mayoría de las bodegas vendimian en agosto, época en la que la región se inunda de entusiasmo por la cosecha de vino y lo celebra con numerosas fiestas y festivales, tanto en las propias vinícolas como en el enclave urbano de Ensenada.
Poco dado a envejecer
El principal problema para los vitivinicultores de la región es el agua, a pesar de su proximidad al mar, ya que la región registra muy escasas precipitaciones.
Alguno de los productores recuerda que, durante una visita del presidente mexicano Vicente Fox en la que se le pretendía pedir que mejorara la irrigación en la zona, llovió tanto que se bromeó sobre ” lluvia por decreto presidencial”.
Como aspectos negativos del vino mexicano, se apunta hacia su carestía (ocasionada por los elevados impuestos) y a que son caldos que es mejor no dejar envejecer demasiado y consumir pronto.
“Son pocas las vinícolas que están sacando vino con el aguante para mejorar con el tiempo”, lamentó Rodolfo Rubio al respecto de este punto.
El consumo de vino en México experimentó un repunte en los últimos años, sobre todo entre los jóvenes, según datos de la SAGARPA, aunque siguen teniendo más peso bebidas como la cerveza o el tequila.
“El vino mexicano se caracteriza además por su excelente maridaje con los sabores fuertes y picantes característicos de la gastronomía del país, porque los apacigua”, afirmó también Torres Alegre.