El niño sí escucha

Fernanda Jar

La diferencia de opiniones entre los miembros de una pareja es común y natural. Si existe una comunicación adecuada entre ellos, lo más probable es que se pongan de acuerdo de manera tranquila. Si no es así, pueden surgir discusiones frente a los hijos, por muy pequeños que sean. Los adultos tienen la idea de que los niños no entienden lo que está pasando, pero no es así.

La psicóloga Estela Juárez, integrante del Centro de Desarrollo Infantil (CENDI) Frobel, profundiza en el tema: “Los niños desde pequeñitos saben lo que los adultos hablan, no tanto por las palabras, sino por las actitudes. Si empiezas a discutir con tu pareja, o incluso hablar con un tono diferente, captas su atención y de inmediato puede catalogar la situación como buena-mala, fea-bonita, me gusta-no me gusta”.

La experta explica: “Ellos no interpretan las palabras como lo hacemos los adultos, pero los gestos o señas tienen un significado especial y más, cuando hablas de personas queridas. No te lo van a recriminar, pero a lo mejor su actitud contigo será diferente, porque ‘ella habla mal de mi papá’ o ‘él dijo algo feo de mi mamá’”.

La especialista indica que los adultos critican, discuten o pelean enfrente de los niños, porque: “Existe la creencia de que no entienden, no tienen memoria o no sienten, pero eso es mentira, porque desde los primeros meses de nacidos son sensibles. Si tú te expresa mal del papá de su hija y ella está presente, tal vez no se lo va a decir, pero lo va a sentir. Y si la situación se repite cotidianamente, obviamente va a tener su propia interpretación al respecto”.

De acuerdo con la especialista, uno de los daños más graves que estas conversaciones pueden causar en la niña es una gran confusión, porque su papá es una persona importante en su vida, pero también su mamá, y la está oyendo decirle cosas feas a su papá. Y no sólo ocurre en las discusiones entre la pareja; si algún otro miembro de la familia habla mal de una persona que ellos quieren, su interpretación cambiará.

“Es necesario detenernos a pensar que sería conveniente modificar un poco la forma en que los adultos nos comunicamos cuando hay niños presentes. Es muy simple: tú puedes decir en este momento una grosería, y mañana él la repite. Y tú justificas: ‘pero si sólo la dije una vez’. Sí, pero los niños son como ‘esponjas’, absorben todo el conocimiento, lo entiendan o no; están aprendiendo, y con el paso del tiempo lo aplican en las situaciones de diferentes maneras. Si tú hablas mal de una persona, estás creando ante él una imagen negativa de ese individuo o de ti mismo”, asegura Estela Juárez.

Un adulto no imagina los alcances que pueden tener las palabras cuando un niño está presente. Si se hace referencia de manera negativa hacia una persona querida por el pequeño, el daño puede ser muy significativo. Lo más conveniente, en este sentido, es buscar la forma adecuada para solucionar cada problema sin discusiones o agresiones, es decir, con base en el respeto. Es importante considerar en todo momento que el niño siente, piensa y te está escuchando.

“A favor de la paz, por un México Unido”.

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