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Desgarradora carta a su familia

Asia Bibi: “No sé cuándo me cuelgan, pero iré con la cabeza bien alta y sin miedo”
Desde la oscuridad de su celda mientras espera ser ahorcada, la cristiana Asia Bibi hace un llamamiento desesperado al mundo en un libro.

JAVIER LOZANO

La persecución a los cristianos en el mundo islámico se recrudece. Mientras Occidente calla, o hace tímidos reproches, continúan los encarcelamientos, detenciones, palizas y asesinatos de personas cuyo principal delito fue, en último término, seguir a Jesucristo. Sin embargo, poco a poco distintos medios de comunicación se van haciendo eco de los casos que van trascendiendo, que desgraciadamente aún son pocos.
La cristiana paquistaní Asia Bibi tiene un papel importante en este despertar puesto que su historia ha dado la vuelta el mundo y ha conmocionado a miles de personas. Aún así su muerte puede estar muy cerca si no se elevan las presiones ante Pakistán.
Todo ocurrió el 14 de julio de 2009 cuando esta campesina católica cosechaba y fue al pozo a beber agua. Varias mujeres le gritaron y le dijeron que el agua era de las musulmanas y que sí bebía la contaminaría. Por “una vez”, Asia contestó y dijo: “me da la impresión de que Jesús tendría un punto de vista diferente al de Mahoma sobre esta cuestión”. “¿Cómo te atreves a hablar por boca del profeta, bestia inmunda?”, le dijeron estas musulmanas que la acusaron formalmente de blasfemia. Tras una brutal paliza fue encarcelada. Poco después era condenada a la horca. Y todavía ahora sigue esperando en una celda sin ventana a que prospere su recurso o a que llegue el momento de su ejecución.
Pero fuera de prisión su situación no sería mucho mejor. Los islamistas han puesto precio a su cabeza y su familia ha tenido que huir del pueblo. Además, las dos únicas personas que la han defendido públicamente en Pakistán, el ministro de Minorías Religiosas y el gobernador de Punjab, han sidoasesinados. Este es el panorama desolador de su vida.
Sólo le queda hacer un llamamiento a la comunidad internacional. Y de ahí que haya relatado desde la oscuridad de su celda cómo era su vida antes y cómo lo es ahora. Para ello, Asia Bibi ha podido escribir junto con la periodista Anne-Isabelle Tollet un libro en el que habla de su firme fe, su amor a su familia y también su desesperanza, para hacer finalmente un llamamiento desesperado a la comunidad internacional para conseguir ser liberada. Esta obra se titula ¡Sacadme de aquí! y ha sido editado en España por la editorial Libros Libres.
Entre el conmovedor contenido del libro destaca una carta de Asia Bibi a su familia. Unas líneas que definen a la perfección lo que es el contenido del mismo y el sentir de esta cristiana condenada a la hora.
“Somos cristianos y pobres, pero nuestra familia es un sol (…). No sé todavía cuándo me cuelgan, pero estad tranquilos, amores míos, iré con la cabeza bien alta, sin miedo, porque estaré en compañía de Nuestro Señor y con la Virgen María, que me acogerán en sus brazos”, dice esta campesina en su desgarradora carta.
Además, Bibi sabe de lo oscuro de su futuro en un país como Pakistán que aplica la sharia y donde el delito de blasfemia se utiliza como arma arrojadiza contra la minoria cristiana. Aún así, su fortaleza la mantiene viva. “Desde que he vuelto a mi celda y sé que voy a morir, todos mis pensamientos se dirigen a ti, mi amado Ashiq, y a vosotros, mis adorados hijos. Nada siento más que dejaros solos en plena tormenta”.
Gran parte de la carta va dedicada personalmente a su marido y a sus hijos. Así por ejemplo les dice:
“Mi pequeña Isham, sólo tienes nueve años, y vas a perder ya a tu mamá. ¡Dios mío, qué injusta puede ser la vida! Pero como continuarás yendo a la escuela, quedarás bien armada para defenderte de la injusticia de los hombres.
Mis niños, no perdáis ni el valor ni la fe en Jesucristo. Os sonreirán días mejores y allá arriba, cuando esté en los brazos del Señor, continuaré velando por vosotros. Pero por favor, os pido a los cinco que seáis prudentes, os pido no hacer nada que pueda ofender a los musulmanes o las reglas de este país. Hijas mías, me gustaría que tuvierais la suerte de encontrar un marido como vuestro padre”.
El final de la carta muestra el desgarrador sentir de una madre que llega a poner los pelos de punta. “Ashiq, hijos míos amadísimos, os voy a dejar para siempre, pero os amaré por toda una eternidad. Mamá”. Así concluye la carta que aparece publicada en el libro. Su esperanza está puesta en que el Occidente secularizado salga en defensa de la libertad religiosa y presione a Pakistán para que sea liberada.

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