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De la alternancia a la Gobernabilidad Democrática

Afortunadamente la viabilidad del sistema político mexicano vive su último periodo más aciago, en el que se vuelve imperativo ofrecer opciones de salida a la parálisis política que padece el país, mismas que han emanado desde diferentes tribunas; la de la academia en la que participó la Máxima Casa de Estudios UNAM, titulada “Elementos para la Construcción de una Política de Estado” y la que presentó el Presidente de la Junta de Coordinación Política Senador Manlio Fabio Beltrones que propone un “Gobierno de Coalición” ante el desgaste del presidencialismo como una figura anacrónica, de imagen fuerte, unipersonal, mismo que ya no corresponde a un sistema de contrapesos, que ha mostrado en la práctica del ejercicio del poder su desgaste en la tarea de gobernar.

Más que señalar culpables del maltrecho Estado Mexicano, es sano enfocarse a soluciones de responsabilidad compartida, entre poderes, Ejecutivo, Legislativo, con la inclusión de actores sociales de poder; académicos y grupos empresariales.

Sin duda el poder corrompe, y el poder absoluto corrompe absolutamente. México desde 1997 ha experimentado gobiernos divididos, época que se caracteriza por la ausencia de una mayoría de partido del Presidente en el Congreso.

El desgaste de la oferta política hacia el electorado, ha motivado a las fuerzas políticas a establecer alianzas electorales. Reconociendo esta realidad política, es preciso transitar a un nuevo modelo de gestión gubernamental, que permita la cooperación entre los poderes Ejecutivo y Legislativo, sin necesidad de vulnerar la división de poderes. En un sistema de gobierno dividido, permite generar incentivos institucionales para facilitar el dialogo y cohabitar en la pluralidad democrática,

Un país que desconoce su pasado, esta condenado a repetirlo. Una lección no aprendida es la obsesión de sustituir modelos por esquemas que no mejoran el sistema anterior. Por ejemplo, Madero derrocó a Porfirio Díaz, pero no logro mantener el apogeo económico del dictador. Igualmente la Revolución suprimió el latifundio y definió que la tierra es de quién la trabaja y al carecer de un diseño de Desarrollo Rural ha motivó el éxodo de Braceros. En definitiva, la respuesta no es la fórmula mesiánica del “quítate tú para ponerme yo”. La propuesta de Beltrones, advierte que ante el inminente riesgo de la ingobernabilidad del país, el Gobierno de Coalición permita la cooperación entre los poderes sin necesidad de vulnerar la división de poderes.

Mejor aún cuando interviene la academia y los Grupos Empresariales, se pueden delinear políticas públicas transexenales, interinstitucionales y transversales, en la que convivan y cohabiten las decisiones de Estado “como la cosa pública”, con visión de largo plazo y de gran calado.

El diagnóstico de la UNAM es acertado al identificar los 15 principales defectos de las política públicas unilaterales: Insuficiencias en la argumentación política por ser partidista, prácticas institucionales anquilosadas, desvinculación entre políticas e instituciones, normas y prácticas lejanas a los intereses de grupos poblacionales; fragmentación y dispersión de acciones en materia de seguridad y justicia y desatención hacia la prevención; falta de una visión coordinada; subordinación de algunas políticas públicas a intereses políticos, corrupción e impunidad, de ver al país como un botín; y finalmente la ausencia de una metodología consistente para elaborar, dar seguimiento, evaluar y modificar programas y políticas ineficientes.

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