Alinear el crecimiento económico como meta para México.
En entrevista con el Dr. Fernando Solana nos refiere que El estancamiento de México lleva ya casi tres décadas”. Precisa que los problemas de México, no se iniciaron con la crisis financiera de los Estados Unidos y su repercusión mundial, el estancamiento de México lleva ya casi tres décadas. Somos un país dramáticamente estancado, de un enorme potencial que hemos desperdiciado fastidiosamente en las últimas décadas, no años. En América Latina el que más decreció fue México. Ese es el tamaño de nuestro problema.
China en una década creció 16 veces; Brasil, nueve veces; México, cuatro veces. El país produce alrededor del 2 por ciento del Producto Mundial; un poco más hace unos años, un poco menos ahora. En la participación de México en el Producto Mundial ha disminuido de manera consistente desde el año de 80 hasta la fecha. Llevamos rato perdiendo el tiempo y, si comparamos con los que han aprovechado las condiciones, perdiendo enormes oportunidades.
No podremos recuperar lo que ya perdimos, pero sí tenemos que ver a fondo los problemas para poder hacer lo que tenemos que hacer en los años siguientes.
Haciendo un recuento histórico de la década del 70 al 82, se creció más del 6 por ciento, aún más que en la década de los 60, pero ya con una franca inflación del 21.2 por ciento.
Luego viene el periodo del 82 a 2000, no hay ni crecimiento ni estabilidad. En el primero había crecimiento con estabilidad, en el segundo crecimiento sin estabilidad, aquí ni crecimiento ni estabilidad. Un promedio de crecimiento de 2.5, con una población que crecía todavía al 1.8, 1.7 no significaba nada. La pobreza que no hemos logrado resolver ahí se está construyendo, ahí se está sosteniendo históricamente, y con una inflación nada menos que del 43.7 por ciento de promedio.
Y luego viene la época más reciente 2001 a 2009, donde ha habido estabilidad sin crecimiento. El crecimiento ha sido el más bajo de los cuatro lazos que elegir, no hubiera elegido decenios o sexenios o lo que fuese, elegir estos.
Es indispensable la estabilidad macroeconómica para lo que más les importa, que es otra cosa. La estabilidad para mí es un medio. Tenemos más de 43 países con acuerdos comerciales, apertura a veces a cambio de nada, como estos últimos aranceles que bajaron en diciembre pasado de que a cambio de nada comencemos a negociar a Brasil y a bajar los aranceles y quitar menos cargas para poder negociar.
Simplemente, la facilidad para hacer negocios, en 2009, estaba en el lugar 55, recuperó un poco en el 2010. El desarrollo humano ya no nada más es un índice que produce Naciones Unidas y que mide los años de esperanza de vida al nacer, la escolaridad, el acceso a la salud pública.
Y México estaba en el lugar 51, éramos entonces la décima economía del mundo, teníamos un potencial mucho más significativo, estábamos ahí.
Hacen falta nuevos capítulos de la reforma energética; hace falta la reforma laboral, es indispensable; hace falta la reforma social, que ojalá lo sea realmente; la reforma educativa, que yo casi diría es la recreación del sistema educativo mexicano, porque está en un nivel de pauperización monumental, pero en fin. Sí hace falta todo eso, ¿pero para lograr eso qué necesitamos? Hace falta tener un solo objetivo nacional, un objetivo central obsesivo diría yo, compartido, en el cual estemos todos de acuerdo y que a eso le vayamos dando luego el lenguaje adecuado a cada una de las áreas. Y ese objetivo debiera ser, sin la menor duda, volver a crecer.
Durante 50 años, crecimos más del 6 por ciento anual. Dicen los que no les gustan esas cifras “bueno, es que era una economía cerrada”. Con más razón, si es una economía global y una economía abierta, deberíamos crecer a más del 6 por ciento, pero no se ha logrado.