“Usó a su familia como fachada”

“Usó a su familia como fachada”

“Usted no lo ha sabido, pero por más de diez años ha tenido un ‘sapo’, un informante. Alguien que negociaba drogas con usted. Lo ha delatado al menos una vez por año.” “Y ¿de qué me delata, si no hago nada malo?”, respondió el acusado a su abogado. “Usted y su esposa han estado usando a su familia, a sus cinco niños como fachada para traficar drogas entre los dos países. Usted y su esposa han sabido eludir a las autoridades, hasta ahora. El informante dice que usted trae metanfetamina del país fronterizo. Al cruzar siempre ha traído el coche lleno con sus hijitos chiquitos, pero la maletera llena de cocaína escondida entre los juguetes y la ropita de los niños. Hasta los pañales traían cocaína en vez de absorbente. Toda una caja de pañales tan bien sellada que parecía nueva. 40 pañales, 15 libras de cocaína. Los detectives le han seguido. Usted ha ido hasta Oregon, Montana, Nevada, Texas. Ha vendido grandes cantidades de drogas. Luego lleno de dólares en efectivo, se regresa a su país con toda la familia. Aparentando que viajan de vacaciones, allá viven a lo grande. Usted y su esposa han sido cómplices”. “No señora abogada. Es todo una gran calumnia. Jamás, jamás, hasta ahora que cometí este error. Y no tomen en cuenta a mi esposa, ella no sabía nada en absoluto. Ella no tiene culpa de nada”. “¿Qué no sabía que el polvo de leche para bebés era polvo de cocaína?”
Esos padres se pusieron de acuerdo que tendrían hijos sólo para hacer una fachada de su empresa del narcotráfico. Cuando esos niños crezcan, ¿qué van a pensar cuando se den cuenta que sólo fueron “hijos fachada”? En otras palabras, “yo serví para dar la apariencia de hijo, pero en verdad, sólo fui una fachada para los intereses egoístas de mis padres…” ¡Qué dolor! Ese daño sólo se puede remediar acudiendo a otro Padre, que nos da toda la confianza de ser verdaderos hijos. Ese es nuestro “Padre que está en los cielos”. Nos ha comprobado que somos sus verdaderos hijos al entregar a su propio Hijo para dar su vida por nosotros. La sangre de Cristo derramada en la cruz por la humanidad nos atrae y nos reúne junto a Él como una gran familia. La humanidad está destruyéndose porque ha perdido su sentido de familia. Países enteros y grandes potencias sólo quieren usar a sus ciudadanos como “fachadas” para realizar sus propios intereses egoístas. No así con nuestro Padre celestial. Nos dice la Escritura, “Así que ya no eres esclavo [“fachada”], sino hijo; y si hijo, también heredero de Dios por medio de Cristo” (Gálatas 4:7). Es una promesa cumplida a la humanidad. “En Cristo serán benditas todas las familias de la tierra” (Hechos 3:25). No importa qué pasado o presente tengamos, no somos fachada de nadie. ¡Somos hijos liberados y bendecidos para siempre!

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