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Si te pegan, ¿pega?

Pilar Valle

Jimena tiene 7 años, cursa el segundo año de primaria y recientemente su maestra mandó llamar a sus papás, pues ha tenido un problema en la escuela.

A ciencia cierta no se sabe quién inició la pelea, pero un compañerito le ha pegado y ella sólo se defendió.

Como éste hay incontables casos de agresión que se suscitan entre los niños, un tema que preocupa tanto a los padres, como a los maestros; ámbitos donde precisamente deben de aplicarse las soluciones.

“El niño es la reproducción de la familia, si en su interior no se saben resolver adecuadamente los conflictos, y observa situaciones de violencia, enojo, gritos y golpes; para el pequeño ese es su ejemplo a seguir”, explica Elizabeth Rossell Jasso, licenciada en educación y directora del Centro Pedagógico ASIMOV.

El hogar es el lugar donde debemos formar y educar a nuestros hijos, a través de valores, hábitos y principios. “Si la familia no cubre las necesidades de orientación y guía, entonces se presentará una ruptura que puede provocar agresividad hacia los compañeros de clase”, agrega el licenciado José Francisco Solorio Hidalgo, psicoterapeuta del mismo Centro.

Además, también se necesita la participación de los docentes. “Es importante que los profesores se involucren con los niños e identifiquen sus acciones. Si hay alguno que tiene tendencias agresivas, el educador debe poner límites y enseñar alternativas de cómo comportarse, pero sobre todo, detener esa conducta para evitar que vaya en aumento”, sugiere Elizabeth Rosell.

¿Le pegan o pega?

Las herramientas que dan solución a estos problemas no son las mismas para los padres de un niño golpeado, como para los del que agredió.

En el primer extremo, es importante establecer acuerdos con sus profesores y darle al infante elementos para evitar el abuso, así como generar en él una buena autoestima y formarle valores como la dignidad o la comunicación. En el segundo caso, es necesario detener el comportamiento y ser muy claro con el pequeño sobre el porqué no es correcta esta conducta, así como enseñarle a respetar a los demás. Para ambos casos, se les deben inculcar habilidades interpersonales y sociales a través de:

Actos de bondad

Trabajo en equipo.

Palabras de aliento.

Servir a otros.

Ser sensible y amigable con los demás.

Ponerse en los zapatos

del otro.

Establecer reglas sociales.

Entablar acuerdos.

“Esto puede lograrse por medio de la proyección de algunas películas que ejemplifiquen tales temas, por ejemplo, ‘Cadena de Favores’; o con juegos en los que los padres puedan notar cómo sus hijos manejan el enojo y la frustración, momentos ideales para presentarles comportamientos adecuados”, sugieren los especialistas.

Al mostrar a los niños que para todo problema hay una solución, éstos se sentirán tranquilos, permitiéndoles tener una vida más asertiva, en donde utilicen la comunicación como medio para poner y respetar los límites.

Más información:

Centro Pedagógico Asimov

www.cgyb.com.mx

“Tenemos mucho, hagamos más”.

www.sermexico.org.mx

bojorge@mexicounido.org.mx

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