
Secretos de los que no se Enferman
¿Cuántas veces te has preguntado cómo es posible que tu vecino, que tiene 70 años, puede correr cada día por más de una hora en pleno sol, mientras que tú con apenas 5 minutos en la trotadora del gimnasio ya te sientes a punto del desmayo?. ¿De dónde saca la energía?, ¿cómo hace para mantenerse en buena forma?, en pocas palabras: ¿cuál es su secreto para tener tan buena salud?
La búsqueda por estar saludable es algo que ha preocupado al hombre desde que tiene conciencia de su existencia. No importa cuántas cosas materiales se tengan, sin salud, es imposible llevar una vida normal y esto lo sabe cualquier persona que se haya enfermado aunque sea de un simple resfriado.
Si bien la eterna juventud no existe, si es posible conseguir la casi eterna salud. Los ejemplos los puedes ver en la calle, como el caso del vecino corredor.
Y es que este atlético señor realmente existe. Bernardo Ledezma, español que lleva 25 años viviendo en Estados Unidos, cuenta -con una sonrisa en sus labios- que desde que tenía como 15 años comenzó a correr y desde ese entonces no ha parado. Pero entre risas y cuentos, Ledezma dice con seriedad que para él, la razón por la que siempre ha sido un hombre vital y saludable es que jamás ha dejado de hacer ejercicio.
“No es que nunca me haya enfermado”, aclara Ledezma, “pero de algo grave jamás. A los 70 años tampoco la fuerza es la misma que a los 20, pero el hacer ejercicio con regularidad no sólo me ha mantenido el cuerpo sano, también la mente. Muchas situaciones difíciles las he podido ver desde una mejor perspectiva luego de una buena tanda de ejercicio”.
Sin embargo, para Soledad Romero las cosas sucedieron diferentes. Luego de haber logrado un puesto de ejecutiva en una importante compañía norteamericana, esta venezolana que había luchado toda su vida por este trabajo, debió enfrentarse a un cáncer.
Romero cuenta que en ese entonces prácticamente vivía para trabajar. “Cuando me descubrieron el cáncer, renuncié a mi empleo y me regresé a Venezuela para estar con mi familia. Allí conocí a un maestro de yoga que me invitó a la India, acepté y es lo mejor que he hecho. Para resumirlo, gracias a la meditación, el yoga y un gran cambio de alimentación logré curarme”.
Hoy en día Romero está absolutamente sana. Veinte años atrás quedó su cáncer, el cual recuerda de la mejor manera porque le cambió la vida para mejor. Ya no volvió a su trabajo anterior y se dedicó a enseñar yoga.