Quiere Diego una medalla para completar el sueño

Quiere Diego una medalla para completar el sueño

El mexicalense Diego Cervantes está a poco más de un mes de hacer su debut en sus primeros Juegos Olímpicos de Tokio 2020

A la edad de ocho años, Diego Cervantes López, daba sus primeros pasos en el deporte de esgrima, el tiempo lo llevó a especializarse en el florete, arma en la que tirará en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020.
Aquel pequeño, que seguía los pasos de sus hermanos Luis e Isaac Cervantes, esgrimistas en el equipo de Baja California, hoy llevará los colores de México a sus primeros Juegos Olímpicos, a sus 20 años de edad.
El pasado 2 de mayo, Diego Cervantes dio la gran sorpresa al ganar el Campeonato Panamericano en Costa Rica, donde estaba en juego el pase a Tokio 2020 y sólo el campeón continental daría el salto a los Juegos Olímpicos.
El alumno de Maiquel Rodríguez se impuso a un “viejo” conocido, el argentino Augusto Servello, con marcador de 15-13, siendo la locura en el equipo mexicano y es que al final del Panamericano, el mexicalense era el único en conseguir plaza para México.
Para el futuro Licenciado en Economía, carrera que cursa en Ohio State, en Estados Unidos, habían sido trece años de sueños, primero para representar a Baja California, luego competir en una Olimpiada Nacional, ganar una medalla de oro y, más tarde, vestir los colores nacionales de juvenil y ahora en Mayor.
En sus entrenamientos en la Ciudad Deportiva pronto enseñó que sería un sólido prospecto de la esgrima de Baja California, aunque en su primera Olimpiada Nacional no hubo medalla, en aquel el 2013; luego de ser séptimo lugar en florete, Diego regresó con más fuerza y Puebla 2014 lo vio triunfar por primera vez.
Se había convertido en el campeón nacional infantil, en individual y por equipos, era el inicio de una serie de resultados nacionales que lo encumbraron en su etapa juvenil; tuvo la dicha de tirar en la Copa del Mundo Satélite Tijuana 2017, subiéndose al podium en el CAR de Baja California.
En el 2018 hizo historia para el florete de México en un Campeonato Mundial, Diego Cervantes subió al podium en Verona 2018 para recibir la medalla de bronce, el primer metal en esta arma para un mexicano y el cachanilla hacía vibrar a la “raza bravía”.
Juegos Olímpicos de la Juventud en Buenos Aires 2018 lo vieron tirar en las pistas; luego de esa fiesta y siendo un juvenil empezó a mirar hacia Tokio 2020, un camino distante y difícil, pero era el sueño, como de cualquier deportista.
Luego de que el 2020 quedó en el olvido, gracias al covid-19, en el presente año renació el objetivo de Tokio 2020, Diego tenía la oportunidad de hacer realidad ese sueño en Costa Rica 2021, pero el camino no fue fácil, dos tropiezos previos lo hicieron más fuerte, cuando sentía que, una vez más, podía ser medallista mundial juvenil.
Previo al Campeonato Panamericano en Costa Rica, el cachanilla compitió en el Grand Prix de Doha, luego en el Campeonato Mundial Juvenil en El Cairo, en los dos falló, no había hecho el esgrima que sabía hacer y para el que había entrenado bastante en Estados Unidos.
“Tenía muy buenas expectativas y terminé en el puesto 84 en Doha, me decepcionó, juré aprender; en El Cairo tiré buena pool, hasta el combate con un ruso, mi esgrima no fue lo que estuve trabajando, me sentía decepcionado, era mi último Mundial Juvenil y quería darle esa medalla a México.
“Pero mi mente siempre estuvo pensando en Pre Olímpico, que era mi prioridad desde hace cuatro años, y lo bueno que me pasó en estas competencias y no en el Pre Olímpico, de cómo controlar la mente y hacer un buen combate para trabajar mi esgrima y no rendirme en el combate.
“Aprendí de mi errores y los pude corregir para esta competencia en el Pre Olímpico, que era la más importante de mi vida, pero si me sentía devastado, completamente triste, lo fui superando poco a poco y aprendí del combate, aprendí a mantenerme frío”, dijo el mexicalense.

Luego de esos momentos amargos, Diego pudo cambiar a un rostro lleno de felicidad, con el boleto en la mano a Juegos Olímpicos, el sueño se había hecho realidad, al que aún le falta redondear con un metal, del color que sea.

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