¿Quién es el capitán de tu barco?

Ana Díaz Sesma

Cuando tomas tus propias decisiones crece la confianza en ti mismo porque aprendes a conocerte mejor y logras actuar de acuerdo a lo que piensas y sientes, y no a lo que los demás quieren. Hay veces que es muy cómodo dejar que elijan por ti, porque así no eres responsable del resultado o porque te da miedo decir lo que prefieres. ¿Tú decides o lo hacen por ti? Contesta las siguientes preguntas y sal de dudas ¡ya!

1. En la escuela pueden seleccionar uno de varios talleres. Tú tienes mucha facilidad con las manos, por lo que te inclinas por el de artes manuales, pero tu mejor amigo tiene alma de chef e insiste en que entren al de cocina.

¿Qué haces?

a. Bostezas sólo de imaginarte cortando cebolla o batiendo huevos, pero no sabes negarte y te inscribes con él.

b. Dudas tanto qué hacer, que cuando por fin decides, sólo queda cupo para el taller de danza.

c. Aunque no vas a estar con tu amigo, te quedas en artes manuales porque es lo que a ti te gusta.

2. Tu hermana mayor siempre quiere jugar al salón de belleza y experimentar peinados exóticos contigo. Esta vez prefieres ir a andar en bici, pero ella no quiere.

¿Cómo actúas?

a. Te aguantas y dejas que ella haga de tu cabeza un nido de pájaros.

b. Accedes, pero en cuanto se levanta a contestar el teléfono, sales a a andar en bici.

c. Aunque sea la grande, piensas que tú también tienes derecho a elegir, por lo que le explicas que esta vez jugarás a otra cosa.

3. Vas con tu abuelo a una librería. Sólo puedes llevarte un libro. Él te sugiere emocionado uno de piratas que leyó en su infancia. A ti se te antoja otro de terror.

¿Qué eliges?

a. Los piratas no te interesan, pero aún así, le haces caso.

b. Te llevas el de piratas, pero en cuanto puedes regresas a sacar el de terror.

c. Le agradeces la sugerencia y te llevas el que a ti te gusta.

4. Este mes tus calificaciones fueron bajas. Los amigos tratan de persuadirte que no se las enseñes a tus papás hasta el lunes temprano, para que no te castiguen el fin de semana.

¿Qué decides?

a. Les haces caso, pues no quieres perderte el partido de fútbol del sábado.

b. Enseñas las notas después del partido, así sólo te castigarán el domingo.

c. Aunque sabes que te quedarás sin salir de casa, les enseñas tus calificaciones porque es lo correcto.

5. Sacas tus ahorros de un año para comprarte unos tenis. Tienes dos opciones: unos rojos super cómodos, que te quedan muy bien o los beige que están a la última moda, pero son el doble de caros y la verdad no te fascinan.

¿Cuáles te llevas?

a. Los beige, pues aunque te tengas que gastar todo tu dinero en ellos, son los que tus amigos tienen.

b. No puedes decidirte. Prefieres pensarlo mejor y regresar a la tienda después.

c. Compras los rojos, pues aunque no están de moda, son los que a ti te gustaron y eso es lo importante.

Muy bien. Es hora de conocer la verdad. ¿Estás listo?

Si marcaste sólo las respuestas a, ¡upssss! Es tiempo de hacer un alto y reflexionar por qué permites que otros decidan por ti. Si dejas que esto continúe así, te convertirás en una veleta que va de aquí para allá sin rumbo fijo. Cuando tengas que optar por algo, elige lo que va a ser mejor para ti y no para los demás.

Si la mayoría de tus respuestas cayeron en b, no sabes muy bien qué quieres y te quedas a la mitad sin complacer al cien por ciento ni a los otros, ni a ti. Es mejor decir desde un principio lo que prefieres, sin dejar de tomar en cuenta las razones de los demás. No temas equivocarte, pues hacernos responsables de nuestras elecciones, es parte del aprendizaje que todos tenemos.

Y si tus contestaciones fueron mayoritariamente las de c, ¡ya puedes empezar a saltar de gusto! Decides por ti y esto te hace una persona más segura y responsable porque, aunque a veces el resultado de nuestras elecciones no sea el que esperábamos, también vamos aprendiendo de nuestros errores.

“Creemos en México, ahora creamos en su gente”.

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bojorge@mexicounido.org.mx

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